Un médico español desaparecido desde hacía casi dos décadas y dado por muerto hace 14 años, después que nadie tuvo más noticias de él, fue encontrado viviendo en el medio de un bosque en la región de la Toscana, en Italia, por una pareja de recolectores de hongos residentes del lugar.
Actualmente con 47 años cumplidos, Carlos Sánchez Ortiz de Salazar desapareció de su hogar en Sevilla en el año de 1996 tras una profunda depresión. Su familia pasó años buscándolo, pero tras no encontrar ninguna pista sobre su paradero, terminaron rindiéndose.
Eventualmente, en 2010, las autoridades de España declararon a Carlos como muerto y cerraron el caso. Sin embargo, a finales de 2015 este hombre que afirmó ser Carlos fue encontrado viviendo en un bosque en las inmediaciones de Scalino, un pequeño poblado de la Toscana, por los previamente referidos recolectores de hongos.
La pareja de recolectores se dirigió a ese lugar con la esperanza de encontrar algunos hongos tras un fin de semana de fuertes lluvias, pero después de no encontrar casi nada, decidieron cambiar el rumbo tradicional para ver si tenían un golpe de suerte. Y lo tuvieron, pero en lugar de hongos encontraron rastros de botellas de plástico y latas oxidadas en el medio de la nada, señales que terminaron llevándolos al campamento de un hombre que, según sus declaraciones, “tenía todo el rostro sucio y una barba enorme”.
Aterrorizados por su encuentro con ese ermitaño que cargaba una bolsa en la espalda, no tuvieron mejor idea que salir huyendo del lugar para salvar su pellejo, pero después de algunas horas regresaron con el jefe de la guardia forestal de la región. Y aquel temor inicial resultó infundado, pues el hombre simplemente se acercó para saludarlos; y con un italiano bastante fluido, muy ansioso y educado se presentó:
“Soy español, mi nombre es Carlos y vivo aquí desde 1997”, les dijo. “Ya no quiero vivir entre las personas; ahora que me han encontrado tengo que salir de aquí”.
Poco antes de que empezara a empacar sus trapos, el guardia preguntó si podía ofrecer una prueba de su identidad, y el hombre le mostró un viejo pasaporte, desgastado y ya expirado a nombre de Carlos Sánchez Ortiz de Salazar. El guardia logró tomarle una fotografía con su teléfono celular, misma que entregó a las autoridades locales y a la asociación de personas desaparecidas. Entraron en contacto con sus homólogos en España, que rápidamente llamaron a la familia de Carlos.
“Es él, es nuestro Carlos”, dijeron sus padres cuando vieron el pasaporte. “Está vivo y eso es más importante que todo”.
Al día siguiente los padres se dirigieron a Italia, reunieron un grupo de búsqueda y se aventuraron al bosque en dirección al campamento que los recolectores de hongos habían expuesto. Sin embargo, solo encontraron latas llenas de agua, mucha basura y una lona vieja que el hombre probablemente había utilizado como abrigo. Los padres quedaron muy conmovidos al ver el sitio donde su hijo había pasado los últimos 18 años. Como le había dicho al guardia, Carlos se mudó a otro sitio.
“No había ninguna señal de él”, dijo el prefecto de Scarlino, Marcello Stella. “Solo Dios sabe si volveremos a encontrarlo”.
Pero sus padres, después de creer que su hijo había muerto desde hace muchos años, recuperaron las esperanzas.
“Respetamos su voluntad y libertad, pero no nos rendiremos hasta que lo tengamos nuevamente en los brazos, aunque sea una última vez”, dijo su madre Amelia en medio del llanto. Su desconsolado padre se limitó a golpear un árbol hasta que su mano sangró.
En relación a los medios que le permitieron sobrevivir en el bosque durante tanto tiempo, algunos creen que cultivaba y recolectaba alimentos, pero otros creen que sobrevivió hurgando entre la basura en la periferia de las ciudades cercanas, como Scarlino, sobre todo porque (hasta ahora) algunos locales afirmaron haber visto a un vagabundo hurgando entre la basura del lugar. Fuente