Los niños tiranos

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Javier UrraDoctor en Psicología

¿Cuándo se puede decir que un niño es tirano? La tiranía infantil existe y es necesario combatirla y controlarla. ¿Cómo? Javier Urradoctor en Psicología, primer Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid y autor del libro El pequeño dictador. Cuando los padres son las víctimas, nos habla de los niños tiranos, un problema de conducta al que nos enfrentamos los padres en la sociedad actual. Saber identificar las causas y poner límites a los hijos en su educación es esencial para frenar esta actitud, que tanto daño puede hacer a los padres.

¿Cuál es el perfil del niño tirano?

Los niños tiranos

El perfil de un niño tirano se inicia a corta edad. Un niño tirano no es solamente un caprichoso, no es el que tiene Déficit de Atención e Hiperactividad (THDA) o se caracteriza por ser hiperactivo. No es solamente un oposicionista, es un niño que, desde muy corta edad, siente placer y disfruta retorciendo la muñeca de su padre o de su madre, para conseguir lo que él se propone. Es un niño que se caracteriza por un principio fundamental filosófico, que es primero yo y luego yo. Piensa que todo el mundo gira a su alrededor, y que no se tiene que poner en el lugar del abuelo o de la abuela. No muestra empatía y no le importa ponerse histérico o gritar en la puerta de un gran almacén para conseguir sus objetivos.

¿Qué rasgos caracterizan la conducta de un niño tirano?

Su conducta se va haciendo cada vez más patológica a medida que crece. Es posible que a los 7 años tire el bocadillo de chorizo porque lo quería de queso, que a los 12 años empiece a insultar a su madre y a los 13 años, entre a hacer sus necesidades fisiológicas en el cuarto de baño, mientras su madre se está duchando.

¿Qué pronóstico tiene un niño que se comporta así?

Este es un proceso que se va degenerando, con muy mal pronóstico en poco tiempo. No tiene nada que ver con el adolescente que pega un portazo a los padres, lo cual es natural y sano, sino con alguien que veja, que es muy despótico, injurioso y, normalmente, contra la madre. Un tercio de los pequeños dictadores son ya chicas, lo que supone un mal pronóstico para esta sociedad, pero lo grave es que se trata de una forma de violencia de género, porque quien la vive siempre es la madre. El chico se caracteriza por agredir a la madre o, incluso, abofetearla porque no le lavó la camisa, por ejemplo, y el riesgo para la futura pareja de ese muchacho es muy alto.

¿Cómo podemos educar a los hijos para evitar la tiranía hacia los padres?

Tenemos que educar a los hijos en la empatía para ponerse en el lugar del otro, en las neuronas espejo, en la sensibilidad, en la compasión, en saber perdonar y saber perdonarse. No se nace dictador.

¿Qué situaciones propician que un niño evolucione hacia la tiranía?

Hay mujeres que están solas en la vida y es difícil educar desde la soledad, hay otras que están con el marido, pero es como si estuvieran solas, hay padres que se separan y malmeten contra el otro o ridiculizan a la madre, hay casos en que la madre aporta dos hijos y el padre otros dos, pero no tienen fuerza moral para instruir al hijo biológico o vemos padres en una hamburguesería sentados frente al hijo de 14 años y sin saber qué decirle porque no lo conoce. En estos casos, los niños crecen en contradicción sin un referente real en su educación.

¿En qué se está equivocando la sociedad con el problema de los niños tiranos?

Hay un aspecto tóxico de la sociedad en general que dice que los niños son lo primero. Vamos a ver, los niños son importantes, pero no son lo primero, lo digo yo, que he sido el primer Defensor del Menor. Me parece esencial que vayan a un hospital a que conozcan a niños enfermos, que vayan con la abuela que tiene Alzheimer, que posiblemente no sepa lo que dice, pero sí sienta, que vayan a un campamento y que sepan lo que es el esfuerzo. Y si no ponemos ese antídoto, esa vacuna, seguiremos con el problema. En el último año, hemos tenido 8.000 denuncias del grupo de 14 a 18 años, que son 1.000 más que el año anterior, y el pronóstico no es bueno, hay que educar desde el primer momento, hay que socializar, y poner límites, aceptar frustraciones y saber diferenciar.

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