Petroleras y ambientalistas protegen juntos a la ballena gris

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Ejemplar de ballena gris (Eschrichtius robustus). Crédito: Merrill Gosho/NOAA.

Ejemplar de ballena gris (Eschrichtius robustus). Crédito: Merrill Gosho/NOAA.

HONOLULÚ, Estados Unidos , 6 sep 2016 (IPS) – Un raro caso de colaboración entre la industria petrolera, científicos y ambientalistas, que lleva ya una década, recibió elogios por los logros obtenidos en la protección de una especie de ballena en peligro de extinción.

A principios de 2000, se estimaba que había solo 115 ejemplares de ballena gris (Eschrichtius robustus) en torno a la isla rusa de Sajalín, en el mar de Ojotsk, donde se alimentan durante los meses de verano, cuando no hay hielo y antes de emprender su migración invernal.

«Comenzamos haciendo campaña en contra del proyecto, pero ahora formamos parte de él”: Wendy Elliott, WWF.

La compañía Sakhalin Energy, entonces casi totalmente propiedad de Shell, anunció sus planes de ampliar sus operaciones de petróleo y gas en esas aguas, lo que propició una fuerte campaña de organizaciones no gubernamentales (ONG) como el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), Greenpeace, Amigos de la Tierra, entre otras.

Las protestas no lograron frenar a Sakhalin Energy, pero sí convencieron a los bancos internacionales de imponer duras condiciones a los préstamos que le otorgarían, como trabajar con un grupo independiente de científicos durante las operaciones a fin de mitigar el impacto sobre las ballenas.

La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), la mayor asociación ambiental de ONG, convocó y administró lo que se conoció como el Grupo Asesor sobre la Ballena Gris en 2004, integrado por 13 científicos independientes. Diez años después, se estima que hay 175 ejemplares.

La iniciativa fue muy aplaudida en el Congreso Mundial para la Naturaleza, que se realiza del 1 al 10 de este mes en Hawái, por ser un “ejemplo fantástico” de conservación y de cómo empresarios y ambientalistas pueden trabajar juntos.

“Como ONG, implicó todo un recorrido. Comenzamos haciendo campaña en contra del proyecto, pero ahora formamos parte de él”, resumió la bióloga Wendy Elliott, de WWF, en conferencia de prensa.

Lo que pudo ser una catástrofe, resultó un éxito, observó, y llamó a otras instituciones financieras a seguir el modelo de imponer condiciones a los préstamos para proyectos que puedan impactar en la diversidad biológica.

Stewart Maginnis, director global del Grupo de Soluciones basadas en la Naturaleza de UICN y quien supervisó el grupo de científicos, señaló que Sakhalin Energy implementó, reemplazó o dejaron de ser aplicables 90 por ciento de las 539 recomendaciones.

Entre las propuestas cruciales aceptadas por la compañía se destacan el cambio de ruta propuesto para la tubería y la adopción de recomendaciones sobre estudios sísmicos. Sin embargo, se necesitó de otra fuerte campaña en 2011 para convencerla de no comenzar a construir la tercera plataforma.

Mientras trabajaban, los científicos detectaron una hembra, a la que bautizaron Varvara, que había migrado en noviembre de ese año de la isla de Sajalín por el océano Pacífico hacia Alaska y luego hacia el sur hasta la península de Baja California, en México, un recorrido de unos 10.880 kilómetros y el más largo que haya hecho un mamífero.

Maginnis subrayó que el elemento fundamental en el éxito del grupo de científicos fue su libertad e independencia para realizar conclusiones transparentes, un proceso que implicó la participación de observadores de otras ONG en las reuniones plenarias con la compañía.

Deric Quaile, responsable de Áreas Ambientales Sensibles de Shell, ahora socia minoritaria de Sakhalin Energy, calificó el proceso de “fantástico” y evaluó que fue una parte importante del “recorrido” de la compañía holandesa en la mejora de su actividad ambiental.

“El grupo de científicos aportó un buen equilibro de conocimiento, credibilidad y autoridad para asesorar en un área sensible y complicada”, explicó. “Muestra que las empresas y la conservación pueden trabajar juntas”, remarcó.

La experiencia de los científicos ayuda desde 2004 a concretar un “cambio” en el enfoque de Shell hacia las cuestiones ambientales, apuntó.

“Había mucha desconfianza y recelo y les llevó mucho tiempo a los ingenieros de Shell darse cuenta de que era muy útil y de que tenía sentido desde el punto de vista empresarial. La buena gestión ambiental es una buena propuesta empresarial”, recordó Quaile.

Sin embargo, Shell fue muy criticada por varias organizaciones ambientalistas antes de anunciar en 2015 que abandonaba sus operaciones en el Ártico, cuando ya había destinado unos 7.000 millones de dólares a las perforaciones exploratorias.

La declaración pública de la compañía atribuyó su decisión a las duras normas ambientales de Estados Unidos, pero numerosos analistas coincidieron en que hubo otros factores como la generalizada oposición de la opinión pública y la caída de los precios del petróleo.

Además, en noviembre de 2015, Amnistía Internacional y el Centro para el Ambiente, los Derechos Humanos y el Desarrollo acusaron a Shell de realizar declaraciones “descaradamente falsas” en relación con la limpieza de cuatro áreas muy contaminadas en el delta del Níger en los cuatro sitios donde derramó petróleo.

“Al limpiar de manera inadecuada la contaminación derramada por sus tuberías y pozos, Shell deja a miles de mujeres, hombres y niños expuestos al aire, agua y tierras contaminadas y, en algunos casos, por años e incluso, décadas”, reza una declaración de Amnistía.

Un grupo de científicos similar al que trabajó para proteger a las ballenas, y también a cargo de la UICN, estudia la situación en el delta del Níger y asesora en las operaciones de limpieza.

Maginnis destacó que el modelo de asesores científicos “es efectivo y puede replicarse para resolver conflictos y reconciliar el desarrollo económico con la conservación”.

Pero Elliott, de WWF, alertó de que en lo que respecta a la ballena gris, todavía hay pocos ejemplares y que el “éxito es muy frágil”.

“Hay un hecho que pone en riesgo los logros”, apuntó, acusando a la gigante estadounidense Exxon de poner en riesgo a la ballena gris con sus planes de construir un espigón en una de las lagunas de Sajalín, donde aquella se alimenta.

“El grupo de científicos se mostró muy preocupado por ese hecho, pero cayó en oídos sordos”, se lamentó. Además, numerosos especialistas coinciden en que el espigón no es necesario y en que existe una alternativa.

Las ONG observadoras concluyeron que Exxon desoía sus propias pautas, como operar embarcaciones a gran velocidad de noche por el peligro de chocar contra las ballenas, detalló. Además, Elliott llamó a la compañía a dejar de presentar objeciones y a unirse al panel de especialistas.

Exxon no respondió a la solicitud de entrevista de IPS.

WWF señaló en un informe que, según Exxon, sus planes habían cumplido con las normas ambientales rusas, habían sido aprobados por las autoridades locales y tenían todos los permisos necesarios, por lo que las operaciones estaban listas para comenzar, declaró la compañía.

Al ser consultado por IPS si podría considerarse que los grupos de científicos de UICN daban luz verde a las compañías petroleras para trabajar en áreas ambientalmente sensibles y donde los activistas opinaban que no debería realizarse ninguna perforación, Maginnis respondió que la organización no avalaría esos paneles para operaciones de extracción en sitios que estén en la lista de Patrimonio Mundial de la Humanidad.

Pero en otras áreas, si los gobiernos otorgan las licencias y los bancos, los préstamos, la UICN aboga por medidas pragmáticas.

Traducido por Verónica Firme

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