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¿Crees que te conoces? Todos tenemos una idea bastante clara de cómo somos, pero en circunstancias especiales a veces reaccionamos de maneras que ni creíamos que seríamos capaces, o que desconocíamos por completo. Lo normal es que no nos conozcamos tanto como creemos, pero es esencial poseer un alto grado de autoconcimiento para buscar la auto-comprensión. Con el fin de aceptarnos a nosotros mismos y establecer un sentido de pertenencia, tenemos que entender lo que somos. Un fuerte sentido de nosotros mismos nos ayuda a navegar por la vida y da sentido a nuestras experiencias. De lo contrario, nos sentimos perdidos.
¿Cuándo experimentamos una pérdida de identidad?
Cuando anteponemos las necesidades de los demás antes que las nuestras. Cuando nos centramos en los otros y nos descuidamos, no somos capaces de reconocer y valorarnos a nosotros y nuestras necesidades. Minimizamos lo que somos y lo que necesitamos.
También cuando nos desconectamos de nuestros pensamientos y sentimientos. ¿Te has fijado cuántas veces nos abstraemos o incluso nos insensibilizamos tomando alcohol, viendo películas o series, conectándonos a mecanismos electrónicos…?. En nuestra vida acelerada y ultraconsumista nos impedimos a nosotros mismos conocernos, porque no nos permitimos ser curiosos y preguntarnos cómo nos estamos sintiendo realmente.
Otra forma de “perdernos” puede ser enfrentarnos a experiencias dolorosas como un divorcio, la pérdida del empleo, la muerte de un ser querido u otros eventos traumáticos que pueden resultar en la confusión de nuestro sentido del Yo, especialmente las partes asociadas con nuestro papel en la sociedad.
Cuando somos conscientes de esta pérdida de identidad nos sentimos avergonzados y sin valor, y en consecuencia enterramos partes de nosotros mismos. Si en algún momento nos dijeron que estamos mal, que somos estúpidos, o indignos… Fuimos criticados y no tomados en serio. O tal vez fuimos avergonzados por nuestra orientación sexual y tratamos de negarlo. Se nos educa para poder encajar dentro de un molde determinado. Por lo tanto, tenemos que tratar de ser algo que, en ocasiones, no somos. Y después de años de hacer esto, perdemos la noción de lo que realmente somos, perdemos nuestra verdadera identidad.
La psicóloga Sharon Martin ha creado las siguientes 26 para ayudar a reencontrarte contigo mismo, ¿te atreves?.
¿Cuáles son mis fortalezas?
¿Cuáles son mis metas a corto plazo? ¿y a largo plazo?
¿Quién es más importante para mí? ¿Cuáles son mis personas de apoyo?
¿De qué me avergüenzo?
¿Qué me gusta hacer para divertirme?
¿Qué nuevas actividades me interesan o estoy dispuesto/a a probar?
¿Qué me preocupa?
¿Cuáles son mis valores? ¿En qué creo? (Ten en cuenta la política, la religión, asuntos sociales, etc.)
Si pudiera pedir un deseo, sería ___________
¿Dónde me siento más seguro/a?
¿Qué o quién me da la comodidad?
Si yo no tuviera miedo, haría ___________
¿Cuál es mi mayor logro?
¿Cuál es mi mayor fracaso?
¿Soy principalmente nocturno o diurno? ¿Cómo puedo arreglar mi vida para adaptarse mejor a esta parte de mi naturaleza?
¿Qué me gusta de mi trabajo? ¿Qué no me gusta?
¿Qué me dice mi crítico interior?
¿Qué hago para mostrarme auto-compasión y cuidado personal?
¿Soy introvertido/a o extrovertido/a? ¿Estoy lleno/a de energía en contacto con otros o estando solo/a?
¿Qué me apasiona?
¿Cuál es mi recuerdo más feliz?
¿Qué me dicen mis sueños?
¿Cuál es mi libro favorito? ¿Película? ¿Música o grupo? ¿Comida? ¿Color? ¿Animal?
¿Por qué estoy agradecido?
Cuando me siento triste me gusta ___________________
Sé que estoy estresado cuando ______________________
Son bastantes preguntas y algunas más difíciles de responder de lo que parece, al menos con el corazón en la mano. El consejo es responder sólo una o dos por día para que puedas explorarlas en profundidad. Trabajar a tu propio ritmo. No se juzga a nadie y no es una carrera. El redescubrimiento de uno mismo es un proceso. Te llevará a pensar, hablar, escribir y al final a actuar.