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Debido a las sanciones que la comunidad internacional ha impuesto en su contra por su programa nuclear, la lista de productos que Corea del Norte puede exportar es limitada.
Se le permite vender al extranjero legalmente recursos naturales como el carbón, textiles, productos agrícolas y maquinaria.
Pero hay otro recurso abundante en Corea del Norte que también es exportado: su gente.
En la mano de obra de sus trabajadores, el gobierno de Kim Jong-un ha encontrado una forma de generar divisas en el exterior, en momentos en que se está viendo cada vez más aislado económicamente.
Pero esta exportación de trabajadores -cuyos salarios son en gran parte enviados de vuelta al régimen norcoreano- ha sido calificadacomo «un sistema de trabajos forzados» en el que estas personas «viven en condiciones deplorables», según un informe publicado por Naciones Unidas en 2015.
En los cinco años desde que Kim Jong-un asumió el poder, el número de trabajadores norcoreanos que son enviados al extranjero ha aumentado drásticamente.
En todo el mundo
La ONU calcula que hay entre 50.000 y 60.000 norcoreanos trabajando en el extranjero. Pero otras organizaciones aseguran que podrían ser hasta 100.000.
«Es muy difícil tener números definitivos sobre esto», le dice a BBC Mundo Michael Glendinning, director de la Alianza Europea para Derechos Humanos en Corea del Norte (EAHRNK, por sus siglas en inglés), basada en Londres.
«Porque Corea del Norte envía a los trabajadores a muchos países. En varios de ellos están de forma oficial, pero en muchos otros no se reporta la situación».
La ONU asegura que la mayoría -el 80%- van a Rusia y China.
Pero muchos otros países alrededor del mundo también reciben a estos trabajadores.
En Medio Oriente: Qatar, Kuwait, Omán, Emiratos Árabes Unidos; en la Unión Europea: Polonia, Malta, Austria, Suiza, Alemania; en África: Argelia, Angola, Etiopía, Libia, Nigeria, Tanzania; y en Asia: Malasia, Mongolia y Myanmar.
Los norcoreanos trabajan principalmente en cuatro sectores: agricultura, construcción, industria naviera y manufactura.
Corea del Norte no es miembro de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), pero la mayoría de las otras naciones que reciben norcoreanos sí lo son.
Esclavos del sistema
La EAHRNK junto con la Universidad de Leiden, en Holanda, está realizando un proyecto llamado «Esclavos del Sistema», en el que documentan la situación de estos trabajadores y los abusos a sus derechos.
El objetivo, le dice Michael Glendinning a BBC Mundo, es tomar medidas legales contra las empresas que los contratan y que están cometiendo estas violaciones.
Los trabajadores que han podido ser entrevistados por grupos de derechos humanos afirman que reciben un salario de entre US$150 y US$230 al mes en promedio, pero deben enviar «una cantidad significativamente alta» al gobierno de su país, que muchas veces es de hasta el 90%.
«Es difícil probar que las firmas que contratan a los trabajadores sean cómplices del gobierno norcoreano. Creemos que las firmas solicitan visas para los norcoreanos por medio de los mismos procesos que se aplican para cualquier trabajador extranjero», explica Glendinning.
En algunos casos las compañías que los contratan pagan los salarios directamente al gobierno en Pyongyang.
Tal como explica Yuwen Wu, editora de planeación del servicio chino de la BBC, «el año pasado hubo informes de que cerca de 12.000 norcoreanos habían llegado a China a trabajar, pero el número no pudo confirmarse con ningún organismo oficial».
«También hay informes de que los trabajadores tienen que entregar 75% de su salario a las autoridades», agrega Wu.
El diario Washington Post visitó en 2015 una fábrica en Dandgon, en el noreste de China, donde, se dice, viven miles de norcoreanos.
«En una de las fábricas de ropa las mujeres trabajan 13 horas al día, durante 28 o 29 días al mes, y se les paga US$300 al mes, de los cuales pueden quedarse con una tercera parte. El resto va de regreso al gobierno en Pyongyang», relataba el diario.
«Las mujeres trabajan en el tercer piso, llevan puestos sus abrigos adentro para protegerse del frío, y viven en el segundo piso en dormitorios compartidos decorados con carteles que declaran: ‘Hagamos realidad las ideas revolucionarias de Kim Il-sung y Kim Jong-il’, el abuelo y padre, respectivamente, de Kim Jong-un».
Y agrega: «En las puertas hay señales que dicen: ‘Llámense unas a otras camaradas'».
Constante control
Otros trabajadores han relatado que se les asignan trabajos dependiendo de su clase social: los que pertenecen a las clases más bajas deben desempeñar los empleos más peligrosos o tediosos, asegura Greg Scarlatoiu, director ejecutivo del Comité para Derechos Humanos en Corea del Norte, una organización basada en Washington.
Y cuentan que viven bajo constante supervisión y control de personas norcoreanas encargadas de asegurar que cumplen con las reglas y regulaciones del gobierno.
«Hay diferencias en el trato que se les da dependiendo del país donde trabajan», le dice Michael Glendinning a BBC Mundo.
«Pero en general, la situación es similar para todos: deben entregar al régimen entre 70% y 90% de sus salarios, las horas de trabajo son muy largas, a veces trabajan los siete días de la semana, y en condiciones de mala seguridad», afirma.
Se calcula que los trabajadores norcoreanos en el extranjero generan hasta US$230 millones al año, una cifra importante para el país considerando que recibe US$192 millones de sus exportaciones de mineral de hierro y US$161 millones con la exportación de abrigos para hombre.
Aunque las cifras sólo pueden calcularse, se considera que la exportación de mano de obra norcoreana equivale al 8% del total de sus exportaciones.
Desafío
Yuwen Wu, del servicio chino de la BBC, afirma que «a corto plazo, no creo que China cambie ningún acuerdo existente con Corea del Norte, porque hacerlo sería empeorar una situación que ya es muy mala en ese país».
Y el director de la EAHRNK , Michael Glendinning, asegura que, sin la cooperación de China y Rusia, abordar el problemade la exportación de trabajadores norcoreanos «será un gran desafío».
«En la UE hemos visto algunos cambios. Polonia (que en 2015 otorgó 156 visas de trabajo a norcoreanos) dejó de emitir estas visas en enero. Malta se rehusó a extender los permisos de trabajo de 20 obreros norcoreanos en julio», le dice a BBC Mundo.
«Pero aún no hemos visto resultados concretos», agrega.
El experto afirma que es necesario cambiar el enfoque de la comunidad internacional, que hasta ahora se ha centrado en los gobiernos, tanto en el norcoreano como en los de países que reciben a los trabajadores.
«Creemos que más bien debemos enfocarnos en las compañías que están violando derechos laborales nacionales e internacionales, y procesarlas legalmente», afirma Michael Glendinning .
«Pero sabemos que sin la cooperación de Rusia y China será imposible llevar a cabo esta tarea».
Por eso en los «Yunaites» se recibe a los inmigrantes con los brazos abiertos,
se les paga sueldos completos y se les proporciona seguridad social.
No existe el racismo y a ningún candidato presidencial le da por insultarlos.
El Sistema es el sistema en cualquier parte del mundo no solo aquí, no solo allá.