Un equipo de científicos canadienses ha descubierto que una arcilla, utilizada durante siglos por nativos americanos procedentes del norte de Vancouver, posee tal propiedad bactericida que es capaz de aniquilar, incluso, a las cepas de bacterias fármaco-resistentes, causantes de la mayoría de infecciones hospitalarias.
La Cultura Heiltsuk, también llamada Bella Bella, está formada por un grupo indígena de las regiones de la costa central de la actual Columbia Británica canadiense. La actual Nación Heiltsuk se ubica sobre todo en las comunidades de Bella Bella y Klemtu y son los descendientes de una serie de grupos tribales afincados en dichas ciudades a lo largo del siglo XIX. Sin embargo, sus antepasados habitaron la Costa Central de la Columbia Británica desde, al menos, el año 7190 a. C.
El pueblo Heiltsuk tenía fama entre las demás tribus de la zona por ser grandes artistas y expertos guerreros, además de poseer una gran profundidad espiritual que manifestaban en complejos rituales y ceremonias. Su primer contacto con los europeos se produjo, probablemente, en el año 1793 y el nombre de “Bella Bella” se remonta a 1834.
Igual que sucedió con otros muchos pueblos indígenas de la Costa Pacífica del noroeste, los Heiltsuk también sufrieron una drástica disminución demográfica como consecuencia de las enfermedades llevadas hasta ellos por los europeos, así como por el aumento de los conflictos militares con otras tribus durante la época del comercio de pieles a gran escala. Sin embargo, ahora, tras décadas de olvido, los Heiltsuk han vuelto a salir a la palestra por una arcilla que sus gentes llevan utilizando desde hace siglos.
Desembocadura del río Koeye, una de las áreas ocupadas por el pueblo Heiltsuk en la actual Columbia Británica canadiense. (Sam Beebe/CC BY 2.0)
Tal y como publica Noticias de la Ciencia, se trata de una prometedora arcilla que está recibiendo mucha atención por parte de la comunidad científica debido a que su actividad bactericida podría ser capaz, incluso, de aniquilar a bacterias resistentes a los modernos antibióticos. De hecho, el equipo del microbiólogo Julian Davies, perteneciente a laUniversidad de la Columbia Británica de Canadá, ha comprobado que esta arcilla posee unas potentes propiedades antibacterianas contra patógenos resistentes a múltiples fármacos.
Por tanto recomiendan que sea estudiada como tratamiento clínico para infecciones graves causadas por cepas de bacterias fármaco-resistentes, que son las causantes de la mayoría de infecciones contraídas en hospitales. Un tipo de infecciones que son muy difíciles de tratar y contribuyen a una cada vez mayor mortalidad en los hospitales y entre las que cabe destacar a las especies Enterococcus faecium,Klebsiella pneumoniae, Acinetobacter baumannii, yPseudomonas aeruginosa.
“Después de 50 años de abusar y emplear incorrectamente antibióticos, las medicinas antiguas y otros agentes naturales basados en minerales podrían proporcionar nuevas armas en la batalla contra los patógenos resistentes a múltiples fármacos”, explica Julian Davies en el artículo publicado en UBC News.
El microbiólogo Julian Davies y Shekooh Behroozian, miembro de su equipo, analizando la arcilla bactericida. (Fotografía: UBC News).
En las pruebas llevadas a cabo por Davies y la investigadora Shekooh Behroozian, la arcilla suspendida en agua mató 16 cepas de bacterias fármaco-resistentes, obtenidas de muestras procedentes del Hospital General de Vancouver y del St. Paul’s Hospital.
La principal fuente de la arcilla se ubica, precisamente, en el territorio tradicional de los Heiltsuk, a 400 kilómetros al norte de Vancouver, Canadá, en una cuenca granítica poco profunda de unas 2 hectáreas y 400 millones de kilogramos que se formó a finales de la última Edad del Hielo, hace alrededor de 10.000 años. La Nación Heiltsuk ha utilizado esta arcilla durante siglos por sus propiedades terapéuticas.
Diversos informes citan su eficacia para la colitis ulcerosa, la úlcera duodenal, la artritis, la neuritis, la flebitis, la irritación de la piel y las quemaduras. Además, no se le conocen efectos tóxicos para el ser humano, lo que también le augura buenos resultados en futuros ensayos clínicos
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