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La asociación FACUA Consumidores en Acción ha notificado a la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) que el prospecto del “popular” ibuprofeno infantil Dalsy omite los efectos secundarios asociados al uso de su colorante (E-110). ¿Cuales son esas posibles reacciones adversas?: “Efectos negativos sobre la actividad y atención de los niños” y más.
Ayer por la tarde iba yo hacia Madrid en un autobús y en Radio Nacional de España dos tipos estaban de cachondeo entrevistando a oyentes con la excusa de preguntar por su medicamento favorito. No se preocuparon mucho de contar que los fármacos no son chuches y que su uso ha de estar bien justificado y controlado.
El nivel de las respuestas estuvo a la altura de la frivolidad para tratar el asunto marcada por los locutores; lo que más destacaban de su medicamentos favoritos quienes entraron en ese absurdo juego era ¡su sabor!:
-Oiii qué rico sabe a fresa, -argumentaba alguien-.
-Pues cuando yo era niña -decía una mujer que ahora cuenta 45 años de edad- me tomé un bote entero de Aspirina y me llevaron al hospital a hacerme un lavado de estómago jajajaja…
-El mío es que tenía un toque de naranja dulzón -se deleitaba otro-.
Por supuesto, el ibuprofeno Dalsy fue una de las estrellas del particular concurso de drogas legales. No pude evitar pensar en porqué en España somos la segunda potencia mundial en consumo de medicamentos.
Ahora resulta que nos enteramos de que el Dalsy 20 mg/ml suspensión oral, indicado para niños de tres meses hasta los 12 años para la fiebre, omite en su prospecto efectos secundarios relacionados con la capacidad psicomotriz de los menores.
FACUA ha advertido a la Agencia de Medicamentos de que el fármaco contiene un colorante amarillo anaranjado,catalogado como E-110, que puede provocar en algunos casos “efectos negativos sobre la actividad y la atención de los niños”, según contempla el Reglamento (CE) 1333/2008 del Parlamento Europeosobre aditivos alimentarios.
En las indicaciones del ibuprofeno únicamente se hace referencia a que la inclusión del colorante
puede producir reacciones alérgicas” y ello a su vez desembocar en “asma, especialmente en pacientes alérgicos al ácido acetil salicílico”.
Así pues en el prospecto del medicamento se omite la advertencia que sobre dicho colorante contempla la normativa europea.
El Reglamento del Parlamento Europeo es de directa aplicación en España y, por tanto, los fabricantes del compuesto están obligados a avisar de esos posibles daños.
Dicen que la dosis hace el veneno aunque en realidad depende de cada persona. El caso es que hoy el E-110 está prohibido en Noruega. Y no es el único aditivo alimentario bajo sospecha. En un mundo donde cosas como la plata, la celulosa y el ácido clorhídrico son considerados aditivos alimentarios, nos hemos preguntado hasta qué punto estos productos pueden ser perjudiciales para la salud y qué se está haciendo para controlarlos.
En 2007, la revista The Lancet publicó un estudio que relacionaba algunos aditivos (entre los que se encontraba el E-110, el E122, el E102, el E124 y el E211) con la hiperactividad en niños de 3 y 8 años.
No era el primero que encontraba esta relación, pero sí era el más contundente.
El reglamento de 2008 recogió la idea y la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) redujo la “ingesta diaria admisible” de 2,5 mg/kg/día a 1 mg/kg/día.
El E-110 se usa en multitud de objetos comestibles: snacks, conservas, salchichas, bollería, zumos, galletas y en la paella pues es el amarillo que va con latartrazina (E-102) para dar el característico color paelleril. A largo plazo puede ser cancerígeno.
Lo mejor es evitarlo.