El autoconocimiento es una de las herramientas más poderosas de Inteligencia Emocional para definir objetivos y elegir un proyecto vital coherente con quiénes somos.
Responder a la pregunta ¿Quién Soy? es una de las cosas más complicadas a las que podemos enfrentarnos. Numerosas filosofías señalan que, cuanto más nos definimos, más límites nos ponemos. Sin embargo, conocernos manteniendo una actitud abierta de cambio es una fabulosa herramienta para alcanzar objetivos y crecer en todos los sentidos.
En este reportaje te hablamos del autonocimiento como una fabulosa herramienta que podemos usar en el terreno de la Inteligencia Emocional.
Saber quién soy para saber qué quiero
Muchas veces nos pasamos la vida persiguiendo objetivos que, en realidad, no nos hacen felices. Muchas veces adquirimos anhelos y deseos que no vienen de nuestra esencia más interna y personal sino de fuera, objetivos que hemos heredado de nuestra familia, nuestro entorno, de la sociedad, etc.
El autonocimiento (saber quiénes somos, cuáles son nuestros valores más esenciales y nuestras áreas a mejorar) nos permite definir con mayor objetividad y coherencia hacia dónde nos dirigimos y si el camino que estamos recorriendo tiene sentido o, por el contrario, estoy desperdiciando mi energía vital en perseguir metas que ni deseo ni me convienen.
Para averiguarlo es necesario detenerse un momento y reflexionar sobre quién soy, qué quiero y hacia dónde quiero dirigirme… mucho mejor si lo pongo por escrito.
Cómo saber quién soy
Si nos preguntan si sabemos quiénes somos responderemos seguramente que sí, pero cuando llega el momento de escribir sobre el papel palabras concisas y valores concretos… la cosa no resulta nada fácil.¿Sabes quién eres? Pues bien, a ver si te resulta fácil contestar a esta pregunta: ¿Quien eres?
No es fácil.
Nuestra propuesta es la siguiente. Tómate un día para ti; un día libre en el que nada ni nadie te interrumpa; un día en el que puedas disfrutar de silencio y soledad para concentrarte. Ponte delante del ordenador o, mejor aún, vete a la montaña o a un lugar lleno de Vitamina N (Naturaleza) con un cuaderno y un bolígrafo y trata de responder con sinceridad a estas cuestiones:
- Cuáles son los valores que te definen.
- En qué cosas destacas (fortalezas)
- Qué áreas a mejorar hay en tu personalidad (debilidades)
- Qué te hace feliz y qué te hace sufrir
- Qué límites te estás poniendo
- ¿A qué le tienes miedo?
- ¿Cuáles son tus virtudes en las relaciones con los demás? ¿Y tus áreas a mejorar?
- Sueña en voz alta… si pudieras tener lo que más deseas sin límites, qué sería?
- ¿Cuáles son tus objetivos?
Estas cuestiones son solo una referencia. En realidad, lo mejor es que tú te hagas las preguntas que consideres importantes y esenciales y que, de una manera intuitiva, te ayuden a poner nombre y apellidos a tu personalidad, tus fortalezas y debilidades, tus valores y tus deseos.
Es más, te proponemos que te hagas todas estas preguntas en los distintos ámbitos de tu vida, especialmente en lo que se refiere a aquellos que necesitan mayor atención. Por ejemplo, podrías reflexionar sobre tus fortalezas y debilidades o sobre tus objetivos en el ámbito profesional, en el personal, en la salud, o en cualquier área de tu vida que requiera mayor atención.
Qué quiero: buscar objetivos coherentes
Una vez que este análisis queda plasmado sobre papel, lo cierto es que empezamos a descubrir muchas cosas. Según vayas escribiendo, empezarás a entender por qué algunas áreas de tu vida funcionan y otras no; o por qué te sientes tanta frustración en el ámbito laboral o en el personal; o por qué tu relación con tal persona estaba destinada al fracaso total.
Te sugerimos que ahora, una vez que tengas más claro quién eres y qué quieres en la vida, busques objetivos que sean coherentes con tus valores:
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Ámbito laboral
Una vez que tengas claro qué te apasiona, a qué le das más importancia en la vida, cuáles son tus valores más esenciales, etc, serás capaz de entender por qué un trabajo te conviene mucho más que otro, o qué clase de profesión te hará más o menos feliz. Por ejemplo, puede que provengas de una familia adinerada y eficaz en el ámbito de los negocios pero que, por lo que sea, entre tus valores más arraigados destaque la solidaridad, el compromiso con el mundo, la espiritualidad, etc. En este caso, trabajar en la bolsa de Wall Street no parece la mejor de las opciones… Elige un trabajo que sea coherente con aquello que más te motiva en la vida.
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Relaciones personales
Cuando hagas el análisis de autonocimiento, comprenderás mejor por qué te llevas tan bien con ciertas personas y por qué tu relación con otras es tan complicada y difícil. Nuestro consejo, por supuesto, es que trates de rodearte de personas (amigas, pareja, incluso familiares) cuya relación sea fácil y fluida, que no requiera una cantidad ingente de energía. Cuanto mejor te conozcas, mejor comprenderás qué clase de personas quieres tener a tu lado (personas con quienes te identifiques; personas con unas metas, objetivos, aspiraciones, valores e inquietudes similares a las tuyas). Busca relaciones en las que la balanza entre dar y recibir sea equitativa, algo que resulta mucho más fácil cuando se comparten puntos de vista similares. Elegir amistades que no te comprenden no tiene sentido; elegir una pareja con un pasado, unas inquietudes y una personalidad contraria no tiene mucha garantía de éxito. No es que no sea posible, pero en general te supondrá un gasto elevado y poco rentable de energía.
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Salud y autocuidado
Conocer mejor tus fortalezas y debilidades te ayudará a ejecutar un plan más objetivo y eficaz para cuidarte. Conocerte te ayudará a saber por qué no hay manera de hacer meditación o por qué nadar te gusta tanto; por qué seguir cierta dieta te resulta imposible y seguir tal otra te encanta. Cuidarse, quererse y procurarse bienestar es un pilar básico para ser feliz. Si conoces bien lo que se te da mejor y peor, podrás tomar acciones más coherentes que te ayudarán a conseguir objetivos con mayor facilidad.
Te hemos propuesto estas tres áreas pero, por supuesto, puedes llevar el autonocimiento a cualquier terreno de tu vida que te interese. Cuanto más definas tus valores y tus objetivos, más cerca estarás de conseguirlo. De hecho, elaborar un plan de ejecución es una forma de visualizar tus objetivos cumplidos, paso a paso.
Definir objetivos
Ahora que ya puedes poner nombre y apellidos a tus valores esenciales, ha llegado la hora de poner también nombre y apellidos a tus deseos e inquietudes.
Nuestra propuesta es que ahora, de la misma forma que has ido definiendo tu personalidad en el ejercicio anterior, hagas lo mismo en cuanto a qué es lo que deseas y cuáles son tus objetivos y las acciones que vas a llevar a cabo.
Este es solo un ejemplo:
- Qué le falta a mi vida para estar completa
- Qué cosas cambiaría de mi vida
- Qué objetivos concretos tengo en cada área de mi vida
- Cómo puedo lograr esos objetivos
- Cuánto tiempo va a llevarme
- Elaborar un plan de ejecución paso a paso con fechas y acciones concretas
- Etc
Cuanto más definas, más cerca estarás de conseguir lo que deseas. Si defines paso a paso, de forma coherente y realista (teniendo en cuenta tus fortalezas y debilidades) cualquier objetivo, tendrás delante de ti el “mapa del tesoro” para saber exactamente qué pasos dar y en qué dirección.
No hace falta que nadie venga a decirte qué ni como. Lo mejor del autonocimiento es descubrir que todas las respuestas están en ti; que nadie mejor que tú sabe quién eres, qué quieres y cómo conseguirlo.