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El problema es viejo pero ahora es urgente. El uso indiscriminado de antibióticos fortaleció a las bacterias y las hizo resistentes a esos mismos antibióticos. De seguir así volveremos al siglo 19, cuando una infección mataba.
Todos los grandes laboratorios farmacéuticos han firmado un documento en el que se comprometen a aunar esfuerzos para luchar juntas contra la amenaza de los «superbugs», hoy recargados y resistentes a los antibióticos.
El problema de la resistencia antimicrobiana (AMR) ha cobrado tanta dimensión que es hoy el tema central en la reunión de la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York.
La resistencia antimicrobiana es el fenómeno mediante el cual los antibióticos y otras drogas destinadas a combatir infecciones dejan de surtir efecto porque las bacterias han desarrollado la capacidad para contraatacar.
La teoría de los científicos es que si se permite la difusión descontrolada de los superbugs, regresarán enfermedades que ya se tenían por superadas y el mundo experimentará un retroceso de por lo menos cien años.
Los grandes grupos farmacéuticos, entre los cuales figuran Johnson & Johnson, Pfizer y AstraZeneca, se han comprometido a combatir la polución que generan las fábricas de antibióticos, que suelen descargar sus desechos tóxicos en las corrientes de agua creando un caldo de cultivo para la interacción bacterial que puede provocar resistencia a las drogas.
También se comprometieron a educar al público y a los médicos en el uso prudente de los antibióticos y a eliminar los incentivos para su venta masiva. Temen que se ha hecho un uso excesivo y que la consecuencia es haber fortalecido a las bacterias.
La Asamblea General de Naciones Unidas deliberará hoy sobre las consecuencias médicas, económicas y de seguridad de los superbugs. Cada año la Asamblea General se reúne para discutir los problemas más urgentes que afectan a la población del mundo. En sus 70 años de historia la salud pública solo se discutió tres veces:: la crisis del HIV en 2011, las enfermedades crónicas en 2011 y el Ébola en 2014.
Hoy, 21 de septiembre de 2016, el tema será el peligro de la resistencia antibacteriana, una preocupación que apenas se conocía hace algunos años. Pero más recientemente los científicos han descubierto nuevas cadenas de bacterias y parásitos que son totalmente resistentes a todas las drogas conocidas. Son los llamados «superbugs». Si se permite que proliferen antes de encontrar nuevas drogas capaces de combatirlos, la salud pública podría experimentar una catástrofe de una magnitud que no se conocía desde el siglo 19, cuando una simple infección tenía el poder de matar a millones de personas por año.
Si bien la comunidad científica está en conocimiento de los riesgos a infecciones desde hace unos cuantos años, la urgencia creció en los últimos debido al indiscriminado uso de antibióticos. Muchos estudios realizados en Estados Unidos sugieren que más de la mitad de los antibióticos recetados en ese país probablemente sean innecesarios. El uso excesivo de antibióticos en animales es todavía más marcado. Los agricultores usan antibióticos no solo para prevenir infecciones sino además para engordar el ganado.