– “Avijit no era un activista de la calle, él usaba su pluma para protestar contra las injusticias sociales y el fanatismo religioso y para difundir ideas seculares, su tema central”, precisó su padre, Ajoy Roy, ataviado con el tradicional lungui en su casa de Bangladesh.
“Una pérdida terrible que no puede compensarse”, se lamentó el profesor de física, quien a sus 80 años mantiene una gran agudeza mental.
Como en la sala de estar de cualquier familia, en la de Ajoy hay muchas fotografías de su hijo mayor Avijit.
En especial se destaca una imponente con un gran marco que cuelga de una pared verde claro en un lugar central, donde Ajoy pasa mucho tiempo sentado sorbiendo una taza de té.
Avijit fue un conocido escritor y bioingeniero bangladesí, asesinado por sus creencias, junto a muchos otros escritores ateos, blogueros, editores, activistas gays y religiosos asesinados en los últimos años por presuntos militantes islamistas en este país de mayoría musulmana.
Más de 50 escritores, activistas y otras personas fueron asesinadas en Bangladesh desde 2013, según la organización Human Rights Watch (HRW).
Avijit, asesinado en febrero de 2015 a los 42 años, también era ciudadano estadounidense y vivía con su esposa Rafida Ahmed en Estados Unidos, cuando viajó a la capital de Bangladesh para una feria de libro.
En julio de este año, 23 personas murieron, entre ellas 17 extranjeras, en una panadería de la zona diplomática de Daca en uno de los peores atentados terroristas de este país.
Cinco de los presuntos responsables del ataque murieron en el enfrentamiento con la policía, uno de los sobrevivientes quedó recluido de forma preventiva y otro más fue encarcelado, según informó el diario Dhaka Tribune.
El presunto cabecilla y sus dos cómplices murieron luego en un allanamiento policial en agosto de este año. Pero siguen prófugos el coordinador, el proveedor de las armas y los que financiaron el ataque.
Y tras el asesinato de dos defensores de los derechos de lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros (LGBT), Xulhaz Mannan y Mahbub Rabbi Tonoy en abril, la presión internacional por la ola de asesinatos llevó al gobierno a detener a unas 14.000 personas.
La directora para Asia de HRW, Meenakshi Ganguly, explicó que aunque no hubo más atentados tras los cruentos asesinatos en la panadería, sí “preocupa” que las medidas energéticas lleven “a la persecución arbitraria de sospechosos habituales”.
Todavía hay un “clima de miedo” en Bangladesh entre escritores e integrantes de minorías, precisó Ganguly.
“Algunos pudieron abandonar el país, pero muchos de los que todavía están en Bangladesh, temen que el gobierno no haga lo suficiente para protegerlos”, apuntó.
Por su parte, Maruf Rosul, de 29 años, escritor, fotógrafo, cineasta y activista que escribe para varios medios, como el sitio Mukto-Mona, creado por Avijit y mantenido por sus sucesores, dijo que los extremistas islámicos fueron silenciados.
“Pero el gobierno no ha tomado las medidas adecuadas para eliminar a esas fuerzas malignas”, observó Rosul, quien dijo figurar en una lista de objetivos de un grupo extremista, pero que como “activista de frontera” no puede esconderse. “Me preocupa mi futuro”, confió a IPS.
Su nerviosismo aumenta a medida que se acerca Durga Puja, el mayor festival religioso de la comunidad hindú de Asia meridional, que comenzará el 7 de octubre.
Rosul recordó que “todos los años” durante ese festival, los extremistas islámicos realizan ataques en Bangladesh y que las autoridades no hacen más que emitir “declaraciones compasivas”.
“Como no hay un orden público sólido, nos preocupan nuestros amigos hindúes”, dijo a IPS, al recordar al sastre hindú un asesinado a machetazos en abril.
Además, a mediados de noviembre se celebrará al 6 edición del Festival Literario de Daca, que está en plena preparación, según dijo a IPS su director Ahsan Akbar.
La ola de asesinatos hace que los “escritores, por desgracia, se autocensuren y piensen dos veces qué van a escribir y a publicar”, se lamentó.
“Los escritores bangladesíes que están afuera del país son profundamente solidarios y hacen muchas cosas para generar consciencia a escala internacional, como es el caso de PEN International”, apuntó.
“Es sorprendente cómo, a veces, nos olvidamos de la interconectividad de todo esto: un ataque contra un escritor en Bangladesh es, en cierta forma, un ataque contra un escritor en Occidente y, de hecho, en cualquier otro lugar”, observó.
Por su parte, Olof Blomqvist, de Amnistía Internacional, dijo a IPS que “las investigaciones sobre los asesinatos avanzan y se realizaron detenciones relacionadas con algunos de los casos. La verdadera justicia llevará tiempo, pero preocupa que solo se haya procesado a los responsables de un caso, el asesinato de Rajib Haider en 2013”.
“Las autoridades deben garantizar que todos los responsables sean procesados, pero también hacer más para proteger a las personas en riesgo”, remarcó. “Todavía recibimos súplicas semanales de personas que recibieron amenazas y que temen por sus vidas si se quedan en Bangladesh”, añadió.
“La policía debe crear un clima en el que los activistas amenazados se sientan seguros de acercarse a la policía y no teman sufrir más acosos”, observó Blomqvist.
Ganguly, por su parte, dijo que para evitar más ataques, las autoridades deben difundir el mensaje de que creen en la “libre expresión en paz”.
“No deben recomendar a las personas en riesgo que se autocensuren para evitar herir sentimientos religiosos y ser blanco de represalias”, subrayó.
En 2015, tras el asesinato del escritor Niladri Chatterjee Niloy, el jefe de policía alertó a los blogueros que “herir sentimientos religioso era un delito”.
La policía mató a uno de los sospechosos clave del asesinato de Avijit en junio, pero según dijeron, otros dos se escaparon y siguen prófugos.
Tras la muerte de su hijo, Ajoy tuvo que esconderse pues según relató, Avijit había recibido varias amenazas de extremistas en las semanas previas a su asesinato y le habían advertido de no regresar a Bangladesh.
Sin embargo, él continuaba con su activismo contra los fundamentalistas y ha recibido varias invitaciones de distintas instituciones.
“No tengo miedo”, aseguró Ajoy. “Perdí a mi hijo, después de eso no me importa nada”, confesó.
También dijo que quería que Avijit fuera recordado como un “hombre valiente que haría frente a cualquier situación difícil por la democracia, por la laicidad y por el libre pensamiento”, añadió.
Su deseo era que “las generaciones más jóvenes siguieran sus pasos”, recordó.
“No desalentaría a esos jóvenes valientes a dejar de escribir blogs, de expresar sus ideas porque Bangladesh es un país constitucional, laico y democrático y debemos defender la Constitución”, subrayó Ajoy.
“Debemos hacer que la gente comprenda que este no es un país en contra de los musulmanes, sino que liberal”, opinó. “Aunque hay muchos musulmanes aquí, también son liberales”, apuntó.
IPS no pudo ponerse en contacto con la policía ni con voceros del gobierno.
Traducido por Verónica Firme