from Símbolos, Mitos y Arquetipos.
Cuando en el año 2006 la comunidad científica decidió que Plutón dejaba de ser un planeta de nuestro sistema, nos quedamos con tan solo 8 planetas dando vueltas al Sol. Por aquel entonces el pequeño tamaño de Plutón empezó a ser un gran handicap, ya que se habían descubierto varios objetos orbitando al Sol con un tamaño superior al de Plutón. Antes de empezar a aumentar la lista de planetas con los objetos descubiertos, se decidió «cortar por lo sano» y Plutón fue excomulgado, expulsado y degradado del sistema planetario solar. De la noche a la mañana, pasó de ser el noveno planeta, a ser llamado «planeta enano», llegados a este punto de menosprecio planetario, mejor hubiera sido llamarlo simplemente una «piedrecita galáctica».
Plutón no fue descubierto mediante una visualización directa. Fue Percival Lowell el que supuso su existencia a partir de cálculos matemáticos. Fue observado por primera vez en 1930 por Clyde Tombaugth. El nombre del nuevo planeta fue seleccionado en 1930 por votación entre tres nombres propuestos: Minerva, Cronos y Plutón. Es curioso observar que el nombre de Plutón, finalmente seleccionado, empieza con las dos iniciales del nombre y apellido de Percival Lowell, su descubridor.
El significado simbólico que tiene Plutón no es «moco de pavo». Muchos esoteristas son los que relacionan a Plutón con la Alma del ser humano. Su importancia simbólica y arquetípica nos conviene tenerla muy presente. Los atributos de Plutón no los tiene cualquiera:
- domina el submundo, todo lo que está oculto y el inconsciente
- receptáculo de fuerzas misteriosas y de los poderes del mundo subterráneo
- representa un impulso integrador que nos contacta con nuestra universalidad
- nos ayuda a enfrentarnos a nuestros miedos, demonios y complejos reprimidos
- nos descubre las emociones e impulsos escondidos que habitan en lo más profundo de nuestro ser
- representa al cambio cuando se produce de forma repentina
- se le relaciona de forma directa con muchas de las mayores energías de nuestro mundo como la energía germinadora, la atómica o la sexual
- poder de transformación, destrucción y regeneración
- asociado al signo de Escorpio y rige la reproducción y los genitales
- representa las facetas críticas de nuestra vida y el proceso cíclico de cambio, simbolizando las diferentes clases de muertes y transformaciones sufridas en el proceso evolutivo y personal
- es un destructor de vínculos
- regula las reacciones instintivas más profundas y ocultas
- renovación, renacimiento en un nivel superior
- muerte del ego que facilita que cada uno conozca su verdadera esencia
- guardián y vigilante de la ley natural cuyos límites nadie puede traspasar
- manipula y se relaciona con las masas y la colectividad
- muchos lo relacionan con el despertar de la Kundalini y su poder de transformación y transmutación
Que todas las anteriores características representen a un planeta que ha dejado de serlo por «decisión facultativa», tiene que hacernos pensar. Si en un próximo futuro se descubre un nuevo planeta, este nuevo planeta ocuparía el mismo noveno lugar que Plutón ocupó en el siglo pasado por más de 7 décadas. Sin lugar a dudas, las anteriores características de Plutón están intimamente ligadas a la simbología del número nueve.
Los amantes del misterio que actualmente creen en la existencia de un nuevo planeta, suelen llamarlo «Planeta X». Muchos de ellos afirman que se trata de un planeta con una órbita completamente distinta a las órbitas de todos los demás planetas de nuestro sistema. El astrónomo chileno Carlos Muñoz Ferrada fue el primer científico que pronostico la existencia de un cuerpo celeste con una órbita que tardaba 3.600 años en completarse. Lo llamó Hercóbulus y puntualizó que se trataba de un «planeta-cometa», por que tenía una gran masa pero también tenia una enorme cola. Según este astrónomo, la humanidad no está preparada para poder soportar los enormes desastres que la cola de Hercóbulus y su enorme masa provocarán en la Tierra. Otros astrónomos han apuntado que la órbita de este misterioso planeta podría llegar a los 20.000 años, antes de completarse.
Pero la mayoría toman la «X» como si fuera un caracter de números romanos, de forma que también lo llaman el «Décimo Planeta». Podemos interpretar que la «X» hace referencia a que, hasta el día de hoy, su existencia es una incógnita. Pero si realmente este planeta fuera detectado, más allá de Neptuno, podemos estar seguros que la comunidad científica cambiaría la «X» por el «9», el Noveno Planeta, el número que le correspondería respecto al resto de los ocho planetas que están más cercanos al Sol, tras haber desterrado de por vida a Plutón.
Pero una vez que conocemos el profundo simbolismo encerrado en el número nueve, las alarmas se disparan y suenan en todas direcciones. El 9 es el último de los números de la primera decena. Tras el 9 todo no sigue como antes y los cambios que conlleva para la vida de nuestro planeta son de vital importancia, valga la redundancia.
¿No será que han estado preparando el camino para anunciar al público la existencia de un nuevo planeta con unas peculiares «aptitudes» muy diferentes a las de los 8 planetas reconocidos, a día de hoy?
Nunca tenemos que olvidar que todos los desalmados que se creen iluminados y gobiernan el Mundo son expertos en utilizar las letras y los números. En los artículos dedicados al numero 9 y al número 10 ya detallamos todas las caracteristicas de cada uno de estos dos números. La diferencia tan evidente entre uno y el otro, nos tiene que hacer pensar:
- Planeta 10: perfecto, sobresaliente, orden divino, éxito y fortuna
- Planeta 9: fin y comienzo, condensación del espíritu, la materia y el cambio
El nueve representa al ermitaño, al anacoreta, a todo aquello que permanece oculto a los ojos de los demás. Vive apartado y nadie le conoce, pero cuando aparece, todo queda transformado. Lo que antes fue, jamás lo volverá a ser. Desde hace algún tiempo, algunos hablan del «planeta del cambio». A ver si al final, van a tener razón y, dentro de poco, todo salta por los aires.
Pero mientras tanto aconsejo no olvidarse de Plutón y tenerlo muy presente en todas nuestras «oraciones».
Que unos «iluminados», no tengan alma, no quiere decir el resto del Mundo tampoco la tenga. Puedo garantizaros que «de haberlas haylas»
Johnny McClue 2016