Ucrania : Métodos del SBU: amenazas a un vuelo civil

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Los pasajeros del vuelo Belavia BS-840 no pasaron sus momentos más agradables en el vuelo entre Kiev y Minsk. La aeronave se vio obligada a regresar al aeropuerto de origen tras las amenazas de la parte ucraniana de enviar la aviación militar. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Bielorrusia ha exigido a las autoridades de Kiev una disculpa oficial y compensación por los gastos producidos. Lenta.ru analiza los detalles del incidente.
A 50 kilómetros de la frontera
El viernes, 21 de octubre, a las 15:25 hora de Moscú, el Boeing 737-800 despegó desde el aeropuerto internacional Zhuliany.
A bordo viajaban 136 pasajeros y seis miembros de la tripulación. A las 15:36, cuando se encontraban a alrededor de 50 km de entrar en el espacio aéreo de Bielorrusia, el comandante de la aeronave recibió un mensaje desde el centro de control del tráfico aéreo de Kiev (que forma parte de UkSATSE, la empresa estatal que se encarga de controlar el tráfico aéreo) con la orden de regresar inmediatamente al aeropuerto de partida, sin que se diera explicación alguna para la orden. Belavia afirma que la tripulación recibió la amenaza de que, en caso de incumplir la orden, Ucrania haría despegar su aviación militar.
El comandante optó por no arriesgar y a las 15:37 comenzó el descenso. A las 15:55, el avión aterrizó en Zhuliany y miembros de las fuerzas de seguridad de Ucrania accedieron al avión para detener a un pasajero: el ciudadano armenio Armen Martirosyan.
Tras unos cuarenta minutos de repostaje del Boeing, el vuelo volvió a despegar hacia la capital bielorrusa, donde aterrizó a las 17:33 hora local.
El periodista, bloguero y activista anti-Maidan Martirosyan explicó a Lenta.ru que viajaba a Moscú vía Minsk. Según explicó, todo fue una sorpresa para él. Cuando el avión aterrizó, se dirigieron a él por la megafonía, advirtiendo que recogiera sus pertenencias.
“Me presenté al SBU, mostré mis documentos de identificación y me llevaron al aeropuerto.
 Se comportaron de forma profesional.
 La aduana lo registró todo de forma meticulosa. Examinaron cada botón, cada alarma. Creían que en alguna parte escondía información”, afirmó Martirosyan. Sin embargo, antes de despegar, había pasado la frontera y la aduana sin problemas.
Y en el nuevo registro, no se encontró nada. El periodista prometió que prepara una queja que elevará “a todos los tribunales ucranianos y europeos”.
 El periodista asume que los actos de los cuerpos de seguridad de Ucrania están relacionados con su posición política.
“Desde el primer momento me opuse al golpe en Kiev; pedí al presidente Viktor Yanukovich que actuara con firmeza ante quienes incitaban la guerra civil y que ayudara a las fuerzas especiales Berkut; hice mesas redondas, conferencias de prensa y publiqué información sobre las instituciones occidentales que habían patrocinado Maidan”, explicó Martirosyan.
 
Una amenaza para la seguridad
El servicio de control aéreo afirmó que el avión bielorruso había sido obligado a regresar a petición del Servicio de Seguridad de Ucrania. El SBU, por su parte, afirmó no haber amenazado con enviar bombarderos y explicó que sus acciones pretendían defender la seguridad nacional ucraniana. “Nuestra oficina recibió información sobre un ciudadano extranjero y la posible amenaza a la seguridad nacional de nuestro país.
En ese momento, el avión se encontraba en el aire.
A petición de la torre de control, el avión realizó las maniobras necesarias y aterrizó en el aeropuerto, donde se realizaron las actividades de verificación pertinentes para comprobar que cualquier amenaza contra los intereses nacionales y la seguridad nacional de Ucrania estuviera bajo control”, declaró el jefe de la administración del SBU, Oleksandr Tkachuk.
La secretaria de prensa del SBU, Elena Gitlyanskaya, negó rotundamente la información de que se hubiera amenazado a la aeronave.
 “¿Es posible tomarse en serio la información de que se pudiera hacer despegar los cazas contra una aeronave civil”?, escribió en Facebook. Sin embargo, más adelante optó por una postura más cauta.
 En una entrevista concedida a Apostrophe, Gitlyanskaya afirmó no haber estado presente durante las negociaciones entre la torre de control y el comandante. Según explicó, la práctica de hacer regresar a un avión es normal, una forma civilizada de solucionar un problema.
“Si hubiera información de que hay una bomba a bordo –abstrayéndonos un momento de este caso– y, Dios no lo quiera, pasara algo, entonces dirían: ¿por qué nadie ha hecho nada?
Pedimos a la compañía que regresara porque teníamos información muy importante que debíamos comprobar”, explicó la portavoz del SBU.
Nota de protesta de Bielorrusia
Sin embargo, la conversación de la tripulación quedó grabada.
 Los expertos de Bielorrusia afirman estar dispuestos a aportar la grabación de las conversaciones entre la torre de control y el piloto en cualquier momento.
 Según el subdirector general de Belavia, Igor Cherginets, las amenazas contra la aeronave civil quedaron registradas.
Así lo confirmó el comandante del Boeing, Viktor Shishlo.
“Normalmente nos comunicamos con los controladores en inglés, pero en este caso contactaron en ruso.
Estábamos en el sector de Kiev. Se pusieron en contacto con nosotros y dieron la orden de regresar al aeropuerto de Zhulyani”, explicó el piloto en declaraciones a la televisión bielorrusa.
“También dijo que conoceríamos el motivo una vez en tierra y que si no lo hacíamos enviarían bombarderos”.
Shishlo explicó que, en esa situación, la tripulación optó por garantizar la seguridad de los pasajeros. “Según el procedimiento, contactamos con el jefe de equipo.
En primer lugar está la seguridad y se respetó al 100%”.
Minsk reaccionó rápidamente e inmediatamente exigió una explicación oficial.
El Ministerio de Asuntos Exteriores llamó a consultas al embajador ucraniano Vlaery Dzhigun, a quien se le entregó una nota de protesta.
 “Bielorrusia espera una disculpa oficial y exige el pago de todos los costes adicionales causados por los actos ucranianos”, afirmaba la nota del ministerio.
Últimamente, las actividades del Servicio de Seguridad de Ucrania han sido una constante fuente de problemas, nos solo en el país, sino también con organizaciones internacionales.
En Járkov, por ejemplo, fue condenado a tres años de prisión acusado de separatismo el residente de la ciudad Oleg Novikov.
 Su crimen: grabar un mensaje en vídeo en el que llamaba a no obedecer a la “junta de Kiev”. Novikov es discapacitado del grupo I, a causa de un accidente de tráfico perdió una pierna.
Ivan Šimonović, Secretario General Adjunto para los Derechos Humanos, afirmó en junio que la inteligencia ucraniana utiliza la tortura contra partidarios de la milicia de Donbass detenidos.
Según Šimonović, la ONU ha documentado cientos de detenciones ilegales y prisiones secretas en Ucrania. En la oficialmente anunciada caza de “separatistas”, el SBU no se limita ni en métodos ni en medios, incluyendo amenazas militares contra una aeronave civil.

 

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