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Las cenizas se transformaron en la Vía Láctea. La Vía Láctea se mueve, y a su lado discurren las estrellas. La Vía Láctea y las estrellas surcan juntas el cielo.
Cuando está sobre la tierra, la Vía Láctea da media vuelta. Quiere hacer una pausa, pues se da cuenta de que las estrellas se marchan, y las estrellas se dan cuanta de que es el Sol quién está de regreso. El Sol sigue su senda, las estrellas se marchan; las estrellas van a traer la aurora, para poder esparcirse a su antojo, al igual que la Vía Láctea. También las estrellas se desparraman a su antojo. Surcarán el cielo, caminando sobre sus huellas, las huellas que ellas, que nunca dejan de moverse, están siguiendo. Las estrellas descienden.
La Vía Láctea llega a su hogar, allí donde la niña arrojó las cenizas, y desciende con todo cuidado. Ha estado surcando el cielo, desparramada en él. Ha dado media vuelta, cuando las estrellas hacían lo mismo. Juntas han dado la vuelta al cielo.
El cielo está inmovil; son las estrellas quienes se mueven, surcándolo. Primero desaparecen, luego salen de nuevo. Surcan el cielo, siguiendo sus huellas. Cuando sale el Sol, las estrellas se vuelven blancas. El Sol se pone, las estrellas aguardan encima de él, pues han estado siguiéndolo.
Surge la oscuridad. Las estrellas, que al principio eran blancas, se vuelven rojas. dispersas por el cielo, brillan con fuerza, porque es de noche. Entonces, los hombres pueden salir de noche, porque ellas brillan un poco e iluminan la tierra. La oscuridad cubre la tierra…»
(* Este relato corresponde a los ritos y tabúes que los xam imponían a las muchachas con motivo de su primera menstruación.)
—Nosotros somos estrellas, tenemos que caminar por el cielo porque pertenecemos al cielo. Madre pertenece a la tierra. Camina por la tierra y duerme en el suelo. Nosotros no dormimos; caminamos sin dormir… Yo soy la Estrella del Día, por eso me llamo Corazón del Alba. Por eso camino de día para detacar en el cielo rojo. Yo soy como fuego. Caminamos delante de Sol, porque Sol nos sigue. A nuestras espaldas, rompe el día. Por eso, caminamos por el cielo rojo.»
(* El corazón del Alba es la personificación del planeta Júpiter, que en aquellas latitudes es considerado como el Lucero del Alba. Entre nosotros, esa función la cumple Venus.)
«Cuando la Luna ha vuelto otra vez a la vida y alguien nos la señala para que la veamos, nosotros miramos en esa dirección y la vemos. Cuando la hemos visto, nos tapamos los ojos con las manos y exclamamos:
¡Jinete de las alturas!
¡Lleva mi rostro a las alturas
En las alturas me darás tu rostro
Lleva mi rostro a las alturas.
Dame tu rostro
el rostro con el que, después de morir,
has vuelto a la vida, con e que, cuando te veíamos,
has vuelto a mostrarte. Dámelo, para que también yo me parezca a ti,
porque tuyo es siempre el gozo de las alturas:
volver a la vida, cuando ya hemos dejado de verte.
Liebre fue quien te dijo
que era eso lo que tenías que hacer.
Hace mucho dijiste
que también nosotros, después de morir,
volveríamos a la vida.»
(* La luna manda a Liebre como mensajera para decirle a la humanidad que los hombres no morirán. Que, igual que Luna, desaparecerán para luego retornar a la vida. Por malicia o estupidez, Liebre da el mensaje contrario, e introduce así la muerte en el mundo)
Las mujeres se dedican a recoger raíces bayas, insectos, animales pequeños (tortugas, sapos), agua y madera para el fuego. Mientras que los hombres salen a cazar todos los días y regresan por la tarde. Por este motivo las historias que narran los bosquimanos se centran en la temática de su universo: la caza, la lluvia, los ritos chamánicos, la creación del universo y la primera humanidad…. Y la vida en comunidad y la continua y profunda relación con el entorno, que es la única manera de subsistir:
«Un presentimiento es lo que sentimos cuando algo sucede en otro lugar. Un presentimiento es tambiémn como un sueño que soñamos. A veces, cuando estamos solos, una parte de nuestro cuerpo se sobresalta. Parece como si en aquel lugar hubiese algo que nuestro cuerpo nos hiciera temer. Evitamos el lugar, pues nuestro cuerpo nos dice que allí hay peligro.» narra Diä!kwain.
Los cuentos que se recogen en esta obra fueron recopilados entre 1870 y 1884. Las narraciones vienen precedidas por una rigurosa introducción que informa sobre la cultura y el modo de vida de este grupo, antes de 1870, ya que para esa fecha, los narradores habían podido comprobar cómo su tradicional forma de vida se extinguía a causa de la invasión de europeos, khoikhoi y bantúes, su esclavitud y su exterminio.
Porque nuestros nombres pasan por entre otras personas, aun cuando ellas no se den cuenta de que nuestros cuerpos avanzan. Porque nuestros nombres llegan flotando hasta otro lugar. Las montañas se alzan entre dos caminos distintos. El nombre de una persona pasa por detrás de las montañas, los nombres que lo acompañan en el camino de regreso. Y la persona sabe que está sobre el camino que circunda su hogar.»
Fuente: «La niña que creó las estrellas. Relatos orales de los bosquimanos |xam (fragmentos)