Hay dos aspectos fundamentales del programa de rescate griego que normalmente son pasados por alto, pues mucha gente lo considera que es sólo un programa económico neoliberal.
Pero el programa de rescate griego es mucho más que eso. Primero y ante todo, es un programa de cambio de régimen, un experimento en un país de la UE para la abolición del régimen demócrata burgués como lo conocemos en Europa desde 1945, o incluso desde las revoluciones, francesa e inglesa. Si tiene éxito en Grecia, será repetido en otros sitios del continente.
Mediante la negación esencialmente del principio de soberanía popular, también se está negando el principio de la soberanía nacional y el carácter (relativamente) independiente del Estado griego. Grecia ocupa un lugar estratégico en el mediterráneo oriental, en el camino que conecta a Rusia con el mediterráneo y a Europa occidental con oriente medio. Su independencia nunca fue completamente tolerada por el imperio británico y después por el imperio americano. Los griegos también eran sospechosos de inclinarse hacia los rusos, o al menos este fue el argumento que justificaba las innumerables intervenciones occidentales en este país.
La abolición del Estado griego es una transformación estratégica de enormes consecuencias geopolíticas. Esto es incluso más cierto para la república de Chipre, que está localizada en una ubicación incluso más estratégica en el mediterráneo oriental y también está habitada por griegos (82% de la población).
Tanto la administración de los EEUU como el liderazgo de la UE parecen estar ahora en una prisa extraordinaria para resolver inmediatamente el problema chipriota, un problema que data desde 1974, lo antes posible en 2016 o incluso a principios de 2017.
Ellos están aplicando la máxima presión posible sobre el presidente Anastasiades para aceptar cualquier cosa que Ankara esté pidiendo y presente al pueblo chipriota, tan pronto como sea posible, en un nuevo referéndum, una variante del proyecto Annan para resolver el conflicto. Este proyecto fue rechazado por una abrumadora mayoría de votantes chipriotas en el referéndum de 2004.
Quizá no sea coincidencia que el mismo bufete de abogados londinense que esbozó el “acuerdo de préstamo” griego, también esbozara el Plan Annan para Chipre, si damos credibilidad a lo que se afirma en un artículo publicado en la revista griega Epikaira.
Todo el mundo conoce los éxitos asombrosos que la Unión Europea ha tenido en la confrontación con su propia crisis, en “salvar” Grecia o en abordar los problemas de oriente medio. Por supuesto, siempre hay gente de
mala fe que dice que Grecia fue destruida mientras estaban “salvándola”, o que no fue una gran idea bombardear Libia para salvarla de Gadafi o enviar armas a los islamistas en Siria. Otros remarcarán que la UE ha fracasado en persuadir a sus propios ciudadanos sobre cuán correctas son sus políticas, como se demostró en las sucesivas elecciones y referendos. Obviamente, son aquellos ciudadanos los que son muy primitivos y no comprenden la racionalidad de las políticas de la Europa de hoy. Siempre hay gente de mala fe que sólo puede ofrecer comentarios negativos. Pero la realidad es que la Unión Europea se está moviendo de un éxito a otro.
Esto es probablemente el motivo por el que Juncker recientemente pensó que él tiene que extender ese “conocimiento exitoso” a otros problemas también, por ejemplo, al conflicto chipriota, al que él dedico una parte de su reciente discurso sobre “el estado de la unión”. El súbito interés de Bruselas en Chipre ha coincidido con el creciente interés de Washington en resolver este conflicto para fin de año si es posible.
Tanto EEUU como Israel parecen ahora más empujados que nunca a construir un conducto energético conectando a Turquía con Israel. Creen que semejante conducto energético desestabilizaría a Turquía dentro del sistema occidental y excluiría a los rusos de las rutas energéticas del sur. Pero semejante conducto requiere la solución del problema chipriota.
La UE es así de entusiasta para ayudar a que los chipriotas se “reunifiquen” que la Comisión dijo estar preparada para hacer serias excepciones a las leyes de la UE en aceptación de una “solución” del conflicto que contravendría gravemente las provisiones fundamentales de la Unión.
Sin duda, todo esto representa una enorme oportunidad para Chipre. Uno puede imaginar fácilmente cuán bonito será el futuro de la isla si las dos potencias más fuertes del mundo, los Estados Unidos y la Unión Europea, fueran a cooperar en la resolución de su problema. Los chipriotas pueden estar seguros de esto. Todos sus vecinos en oriente medio, como Siria y Libia, se han beneficiado enormemente por el interés en ellos desde EEUU y la UE.
Durante su discurso, Juncker explicó que la UE haría todo lo posible para “reunificar” la isla. Algunos pueden creer que los griegos fueron responsables del conflicto, mientras que para otros, esos turcos son los culpables. También hay aquí algunas personas de extremadamente mala fe que creen que toda la cuestión de Chipre fue una consecuencia de las políticas imperiales británicas y estadounidenses. Incluso ¡ellos culparán a la amigable persona de Henry Kissinger por toda la tragedia chipriota de 1974!
En cualquier caso, todo el mundo ahora puede tener una opinión en cuanto a quién es responsable por los acontecimientos en Chipre. Pero, hablando desde el punto de vista de la legalidad internacional y las resoluciones unánimes del Consejo de Seguridad de la ONU, Chipre no es “un país dividido para ser unificado”, como Juncker expuso. Es un país invadido por otro, que todavía está ocupando gran parte de su territorio, un territorio que también pasa que es un territorio de la UE.
¿División o invasión y ocupación?
Juncker parece ignorar todo esto. Podría haber preguntado a la misma Merkel, cuando ella estaba en la oposición, que escribió una carta a sus homólogos en el Partido Popular Europeo explicando que no es buena idea invitar a la Unión a un país que todavía está ocupando parte de otro (Turquía ocupando una parte de Chipre). Entonces, ella se convirtió en canciller y, suponemos que bajo presión de EEUU, olvidó lo que una vez escribió.
Otro político europeo, el gaullista francés y primer ministro, Dominique de Villepin, fue grabado el 2 de agosto de 2005, diciendo que es simplemente inconcebible que Turquía y la UE pudieran empezar las negociaciones de acceso mientras que Ankara ni reconozca incluso a la República de Chipre, un miembro de la UE. También él ha olvidado su propia posición.
Los hechos han demostrado sin lugar a dudas que Francia, Alemania, y la opinión pública europea eran menos poderosas que la voluntad de Washington, Londres e Israel, todos aquellos que presionaron duro para el acceso de Turquía a la UE.
¿Qué ocurrió en Chipre?
El mismo término de Chipre “dividida” es más bien inapropiado, especialmente en la boca de los funcionarios de la UE que se refieren a un país y a un Estado miembro de la UE, que fue invadido por otro país. Chipre solía ser un país y un Estado, la República de Chipre, hasta que las tropas turcas invadieron la isla en 1974 y ocuparon una gran parte de su territorio, desde el que ellos han expulsado a la mayoría de la población griega (que era mayoritaria en todas las regiones chipriotas, incluyendo los territorios ocupados por el ejército turco).
Durante esta campaña militar, el 3% de la población chipriota pereció, lo que son más víctimas que desde la invasión de Irak (en términos de porcentaje de la población). Bajo amenaza, los greco-chipriotas restantes en las áreas ocupadas han tenido que emigrar al sur, mientras que a los turco-chipriotas del sur se les ordenó migrar al norte de la isla.
Los orígenes del conflicto
Cuando Turquía invadió Chipre allá por 1974, actuó así fingiendo que estaba obligada a proteger el orden constitucional en la República de Chipre y a la minoría turco chipriota que vivía allí debido al golpe fomentado por la junta de Atenas contra el gobierno electo de Chipre en julio de 1974. Desde ese momento, Turquía incluso dejó de reconocer a Chipre. Ankara ahora está manteniendo negociaciones de acceso a la UE a pesar del hecho ¡de que no reconoce a uno de sus miembros! (*).
En cualquier caso, si el objetivo de Turquía era proteger a los turco-chipriotas y preservar el orden constitucional, entonces, este objetivo ya fue logrado a finales de julio de 1974. Tanto la junta de Atenas como el régimen impuesto en Chipre se colapsaron, y los griegos no estaban en posición de dañar a los turco-chipriotas. Las negociaciones fueron mantenidas en Génova para resolver el conflicto.
Fue únicamente en agosto de 1974, tras haber alcanzado sus objetivos pretendidos en Chipre, que Ankara, alentada por Henry Kissinger, hizo una segunda campaña militar ocupando casi la mitad de la isla y sentando las bases para la completa limpieza étnica de la población griega del norte de la isla donde los griegos constituían la mayoría.
Esta segunda campaña militar fue necesaria desde el punto de vista de Kissinger. El arquitecto real de la tragedia chipriota quería -básicamente- deshacerse de la república de Chipre. Quería que la OTAN controlase la isla y el mejor modo para hacer tal cosa era dividirla entre griegos y turcos, dos miembros de la alianza atlántica estrechamente controlados por los EEUU.
Pero el plan no fue exitoso hasta el fin. En chile, Kissiger había asesinado a Salvador Allende. Pero en Chipre, el presidente Makarios escapó de un intento de asesinato. Mientras todas las radios anunciaban su muerte, los chipriotas escucharon su voz, y la recordarán durante toda su vida, emitiendo desde la emisora local Paphos y diciéndoles: “Estoy vivo”, antes de instarles a la resistencia.
Makarios escapó de la isla con ayuda de los británicos. En la misma isla, los socialistas de Vassos Lyssarides estuvieron luchando por la libertad. Pronto, la junta griega se colapsó y una situación revolucionaria prevaleció tanto en Grecia como en Chipre, donde los sentimientos anti-americanos estaban en su cénit. El plan se colapsaría totalmente y tendría los resultados opuestos a los resultados de las intenciones de aquellos que lo organizaban, si no era seguido por una segunda invasión turca.
Como resultado de aquellos acontecimientos, la República de Chipre ha sobrevivido, aunque mutilada, hasta este día. El consejo de seguridad de la ONU ha reconocido unánimemente a su gobierno como el único gobierno legítimo de la isla y ha solicitado a Turquía que retire las tropas mantenidas por Ankara en Chipre (el norte de la isla, ocupada por Turquía, es la región más militarizada del planeta).
Mismos objetivos, diferentes métodos
Ahora ¿Para qué están presionando los EEUU y la UE? Quieren esencialmente que los griegos acepten los resultados de la invasión y la ocupación de la isla, incluyendo que las tropas turcas permanezcan ahí. En cuanto a la estructura interna del Estado, el gobierno de la mayoría ha de ser abolido, porque los turco-chipriotas, que son minoría, no pueden aceptar la vida bajo una potencia griega.
Sólo es normal para una minoría de la población el hecho de pedir y obtener derechos especiales de protección. No es normal que, invocando la necesidad de proteger a la minoría, ¡todos los derechos de la mayoría sean abolidos!
De hecho, este es un medio por el que se transforma Chipre en un protectorado. Si tienen dos partes dentro de un proceso de decisión, entonces, todo el tiempo en que estén en desacuerdo, no se puede tomar una decisión. Jueces y funcionarios extranjeros nombrados por Annan tomarían todas las decisiones en el contexto del plan Annan, y las mismas disposiciones son válidas para las nuevas regulaciones bajo discusión. En Grecia, ahora está una ‘troika’ extranjera dirigiendo el país como el tribunal de Kafka. Ha sido propuesto que Chipre sea provista con una ‘troika’ de jueces para gobernarla (y tras ella, la troika geopolítica real de la región: EEUU, Reino Unido, e Israel).
Aquí es donde termina el tema. Lo que están persiguiendo ahora es el mismo objetivo de 1974, esto es, la destrucción de la República de Chipre como Estado democrático, soberano, e independiente. En el pasado, lo hicieron con invasiones, golpes militares, e intentos de asesinato, pero ahora, están esforzándose en hacer tales cosas con métodos post-modernos de medidas políticas, diplomáticas, y económicas, acompañadas por un montón de retórica anti-nacionalista. La esencia de la solución propuesta es la transformación de Chipre en un protectorado occidental post-moderno, con todo el potencial de ser transformado en una entidad estilo Bosnia dentro de la UE.
El control completo sobre Chipre, excluiría cualquier presencia rusa en el mediterráneo y transformaría a los Estados europeos en protectorados, de una forma u otra. Aquellos eran los objetivos allá por 1974, y son los mismos en 2016. Esto es lo que la administración de EEUU, y siguiendo de manera obediente, la burocracia de la UE y los gobiernos europeos quieren cumplir tan pronto como sea posible.
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(*) Por supuesto, uno debería recordar en este punto que no fue un gobierno electo griego quien organizó este golpe en Nicosia allá por 1974. Fue un régimen dictatorial impuesto por los EEUU y la OTAN que gobernaba en Atenas y organizó el golpe. Por cierto, muchos analistas creen que la única razón por la que los americanos impusieron una dictadura en Grecia en 1967 fue para posibilitar la organización de un golpe y proporcionar a Turquía el pretexto necesario para invadir la isla.
Antes de convertirse en un conflicto étnico y religioso, el problema de Chipre era uno de tipo colonial, y de hecho, así lo sigue siendo. Londres intentó exonerar a Chipre del proceso de descolonización por una razón: Era el enlace más esencial entre occidente y oriente medio y la ubicación estratégica más valiosa en todo el mediterráneo oriental. “Hemos adquirido el eslabón perdido”, dijo el primer ministro británico, Disraeli, que odiaba a los griegos, cuando su país tomó Chipre a los otomanos en 1878. Para mantener Chipre, el impreio británico fomentó todo tipo de antagonismos entre turco-chipriotas y greco-chipriotas, Turquía y Grecia, comunistas y nacionalistas, etc. EEUU bajo Kissinger, siguieron el ejemplo.