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Era 1974 cuando, con 16 años, Diana fue enviada lejos de su casa en Londres después de que quedó embarazada de su hija.
«Fue un momento muy difícil, ya que el padre me había abandonado. Hice como que todo estaba bien y no le dije nada a nadie», dice a la BBC.
Su madre la envió a un centro de maternidad fuera de la capital británica para que tuviera a su bebé.
«No había tenido ninguna atención prenatal, así que realmente no sabía qué esperar. Era terrible y desgarrador», relata Diana.
Recuerda que en los 12 días que estuvo ahí fue «desalentada activamente» para que la dejara de cuidarla, de cargarla, de cambiarla o de darle de comer.
«Cuando podía, le daba de comer con una botella pues en el hospital me dieron una inyección para detener la lactancia», dijo.
Aunque pocos, esos días marcaron la diferencia para Diana, pues gracias a ese tiempo pudo saber «un poco» de su hija en lugar de «no saber nada en absoluto».
Regresó a Londres con su bebé para separarse de ella.
Como su hija, medio millón de bebés fueron separados de sus madres enReino Unido entre 1950 y 1980, cuando las adopciones no estaban manejadas por el gobierno.
Instituciones que actuaban en nombre de la Iglesia católica, y en menor medida dela Iglesia de Inglaterra y el Ejército de Salvación, presionaban a madres solteras a dar en adopción a sus hijos.
Las desalentaban a mantener consigo a sus bebés, por ser madres solteras a jóvenes, por no tener un apoyo económico y por no contar con ayuda médica adecuada.
«Rompiendo el silencio»
Un documental que estrenará este mes la cadena británica ITV, titulado «Escándalo de Adopciones de Gran Bretaña: rompiendo el silencio», ha dado el valor a muchas de esas madres a hablar por primera vez de estos casos.
Pero también ha logrado que el arzobispo de Westminster, el cardenal Vincent Nichols, ofrezca una disculpa por el «daño causado» por agencias de adopción que actuaron en nombre de la Iglesia católica.
«La Iglesia entiende y reconoce el dolor y pena causadas por el abandono de un niño a través de la adopción», dijo en una declaración para el documental.
«Las prácticas de todas las agencias de adopción, ya sean religiosas, caritativas o estatales, reflejaban estas actitudes (de la época) y a veces carecían de cuidado y sensibilidad».
Las adopciones de muchos bebés nacidos de madres solteras jóvenes a menudoeran supervisadas por organizaciones de voluntarios con conexiones religiosas antes de que el gobierno las regulara en 1976.
El Ministerio del Interior era el departamento gubernamental responsable del registro de las agencias de adopción en las tres décadas después de la Segunda Guerra Mundial, pero el Departamento de Educación tiene ahora la responsabilidad del sector.
«Nunca recuperas el tiempo»
Diana relata cómo fue que dejó a su hija.
El viaje en tren que hizo de regreso del hospital lo recuerda como el momento en que más pudo abrazar a su bebé hasta llegar a Londres.
«Cuando alguien vino para tomarla, yo todavía tenía en la mente que ellos no iban a hacer esto. Pero mi madre me la quitó, le entregó a un desconocido de bata blanca y nos fuimos a casa».
Otras mujeres han dado testimonios similares, asegurando que fueron presionadas para renunciar a sus bebés.
Abogados piden una investigación pública sobre las adopciones, pues dicen que es importante que los padres y niños involucrados «tengan claras las cosas».
Diana no volvió a ver a su hija hasta que esta cumplió los 18 años.
«Nunca recuperas el tiempo que se ha perdido. Tenemos una buena relación, pero todavía hay cientos de miles de personas que no tienen la alegría de una relación con su hijo»