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Más o menos todos somos conscientes de que existen grupos de personas muy poderosas, conformadas por grandes financieros, líderes políticos bajo sus órdenes e incluso algunos académicos, que controlan (al menos parcialmente) el devenir de los acontecimientos en todo el mundo.
Sin embargo, aún hay mucha gente que tiende (tendemos) a pensar que las decisiones que toman provienen de sus propias deliberaciones y cálculos y que en todas ellas el factor humano es el predominante.
Y eso se debe a que tenemos una visión “anticuada” o “analógica” de la toma de decisiones. En el fondo, nos reconforta pensar que hay personas, (aunque sean extremadamente malvadas), tomando las decisiones.
Pero el desarrollo de la Inteligencia Artificial y de la computación cuántica, están creando un mundo muy diferente y tenemos que empezar a cambiar nuestra forma de pensar, aunque ello implique enfrentarse con conceptos aterradores.
Un artículo publicado por Joe Joseph en The Daily Sheeple y del que se hace eco la web SHTFplan, nos demuestra que estos grupos de poder disponen de tecnologías que les capacitan para conocer cómo se desarrollaran los acontecimientos o decisiones que tomen antes de que estas ocurran.
Puede sonar descabellado o como algo salido de una película de ciencia ficción, pero con el advenimiento de la computación cuántica y los avances en la inteligencia artificial, estos grupos disponen de tecnologías para simular eventos a gran escala, en un entorno que refleja todas las complejidades de nuestro propio mundo; de hecho, son capaces de simular prácticamente todo el mundo y la reacción de todo el planeta ante cualquier acontecimiento que ellos provoquen.
Hace ya varios años, más de una década atrás (en 2004), se creó un software en concreto, llamado Synthetic Environment for Analysis and Simulations o SEAS, desarrollado por la Universidad de Purdue, que está siendo utilizado por el Departamento de Seguridad Nacional de EEUU y el Departamento de Defensa de Estados Unidos para simular estados de crisis en los Estados Unidos.
El SEAS “permite a los investigadores y a diversas organizaciones probar sus modelos o técnicas en un entorno de conocimiento público, y de detallado realismo detallado”
En sus inicios, el SEAS era capaz de ejecutar simulaciones en tiempo real para un máximo de 62 naciones, incluyendo Irak, Afganistán y China. Las simulaciones incorporan las últimas noticias, los datos del censo, los indicadores económicos y los eventos climáticos en el mundo real, junto con información privada, y información secreta procedente de la inteligencia militar.
El SEAS fue desarrollado para ayudar a las compañías principales de la lista Fortune 500 para realizar planificación estratégica.
No hace falta decir, que el SEAS es una anticualla, si tenemos en cuenta que fue creado en 2004 y que el poder de estas tecnologías crece exponencialmente de forma continuada, de forma que no es exagerado afirmar que una tecnología con 6 meses de antigüedad está total y absolutamente obsoleta.
En estos momentos, el SEAS ha evolucionado hasta un nuevo software de simulación a escala planetaria, llamado Sentient World Simulation, concebido como un modelo de funcionamiento continuo que actúa como un espejo del mundo real, que es
continuamente actualizado con datos procedentes de todas las fuentes imaginables del mundo real y que se puede utilizar para predecir y evaluar cualquier desarrollo de eventos del futuro.
Literalmente, un supercomputador dotado de una de estas herramientas de Inteligencia Artificial, es capaz de simular por completo el funcionamiento de todo el planeta, con sus 7 mil millones de personas simuladas.
Esta tecnología se puede utilizar para ejecutar simulaciones de guerra nuclear, ataques de falsa bandera, colapsos económicos, envenenamiento de los acuíferos, accidentes o incidentes “fortuitos” de cualquier tipo, etc… y eso permite que determinadas élites puedan conocer con anterioridad, cuáles serán los efectos de cualquiera de sus maniobras.
Sabemos que esto puede parecer ciencia ficción y que mucha gente aún se negará a reconocer que esto está en funcionamiento, o que al menos, podría estarlo en un futuro no demasiado lejano.
Pero las cosas son aún peores: podemos encontrar información del Sentient World Simulation en Wikipedia, lo que significa que estamos muy lejos de saber qué tipo de tecnologías de última generación pueden estar utilizando en estos momentos estas élites, para simular todos y cada uno de los pasos que les lleven a alcanzar sus objetivos.
Cuando se es consciente de que existen estas tecnologías, uno se pregunta si cada noticia que se “hace viral” y que aparece en múltiples medios de todo el mundo de forma simultánea (desde los occidentales hasta los opositores de RT o similares), no estará desempeñando una función concreta en toda esta simulación.
Si estos sistemas de simulación son tan potentes como parecen, entonces hay una gran posibilidad de que todo lo que vemos a nuestro alrededor, especialmente todo aquello que procede de los medios de comunicación, obedezca a un plan específicamente diseñado…diseñado por una Inteligencia Artificial y no por un ser humano.
Y si alguien cree que es imposible controlar a todos los medios de comunicación, peca de una profunda inocencia. La mayoría de medios de comunicación acaban bebiendo de fuentes comunes y se hacen eco de noticias aparecidas en los otros medios.
Un ejemplo de ello lo encontramos en RT, la cadena que presuntamente tiene la función de contrarrestar a los medios de propaganda occidentales. Aparte de ejercer de vehículo propagandístico del Kremlin, simultáneamente, RT se hace eco constantemente de lo que publican las agencias occidentales, desde France Presse, hasta Reuters o Associated Press, así como de la BBC o periódicos sensacionalistas británicos de todo tipo.
Así, si alguien quiere convertir una noticia en viral y impactar con ella sobre todo el mundo, solo hace falta generarla en un punto concreto al que todos tengan acceso y esperar a que se extienda por toda la red.
Quizás haya gente que crea que es imposible prever el conjunto de acciones de todos los seres humanos y que la sociedad humana en su conjunto es demasiado compleja como para poder ser simulada y que cualquier individuo puede acabar echando al traste todas las simulaciones; son personas que creerán a pies juntillas el efecto mariposa, aquello de que “un aleteo de mariposa en Brasil puede provocar un huracán en Japón”.
Pero quizás a nivel de masas sociales, las cosas no sean exactamente así. El poder que tenemos las personas de la calle para cambiar nuestro entorno, es muy limitado, y cualquier acción que emprendamos, tiende a diluirse en nuestro entorno inmediato, como si la viscosidad de la masa tendiera a disipar la energía inicial del acto.
Un problema que se multiplica aún más en una sociedad sobreinformada como la nuestra, donde cada individuo recibe en su mente el impacto incesante de miles de informaciones fragmentadas a lo largo del día, lo que le impide generar una emoción duradera asociada a cualquier impulso informativo, lo que a su su vez, repercute en que no disponga de la energía emocional necesaria para emprender una acción duradera que incida en el entorno y lo transforme.
Dicho de otra manera: no hay nada que nos provoque la suficiente indignación como para emprender acciones transformadoras reales.
Fíjense: una persona mata a decenas de inocentes en un mercado de Bagdad, o de donde sea y la mayoría de nosotros vemos la noticia sentados en la mesa mientras comemos…y una vez pasada la noticia, seguimos comiendo y seguimos con nuestro horario habitual, sin que se produzca ningún cambio real en nuestro entorno. Esas muertes son mucho más que el aleteo de una mariposa, pero sin embargo, no provocan una tormenta en nosotros.
A nuestra escala, a la escala de las personas de la calle, cualquier acción se convierte en casi irrelevante para el conjunto.
Por lo tanto, somos fácilmente “simulables” como masas. Prácticamente nos pueden tratar como un fluido viscoso, que puede ser desplazado de un sitio a otro, a base de pequeños impulsos constantes. Y cualquier partícula extraña que trate de ir contracorriente en ese fluido, se ve atrapado y arrastrado por la viscosidad del conjunto y necesita de una gran energía para influir en su entorno. (sí, es cierto, una persona sola puede hacerles “daño” si sabe transmitir una idea de la forma adecuada…pero necesita de muchos factores a su favor y aún llegando a provocar reacciones es posible que solo sean pequeñas ondas que se disipen con el tiempo y acaben siendo olvidadas ).
A todo esto, podemos añadir la inmensa cantidad de información a escala individual que estas inteligencias artificiales pueden recopilar y utilizar.
Pueden saber todo lo que decimos a través de nuestros móviles, lo que escribimos en nuestros ordenadores o obtener cualquier información a través de la inmensa cantidad de dispositivos conectados a la red a través del conocido como Internet de las Cosas.
Puede parecer una cantidad de información imposible de procesar…y lo es para un ser humano, pero no para los modernos supercomputadores cuánticos.
Sabemos que resulta terrorífico, pero es probable que dentro de poco, sean capaces de simular el planeta por completo, en tiempo real y con una escala de precisión cada vez más próxima a la del individuo…y con ello obtendrán un control total y absoluto de nuestras vidas, posiblemente, sin que seamos conscientes de ello.