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Un golpe devastador para la “Teoría de Género” se produjo cuando en 2015 el Consejo Nórdico de Ministros (Consejo Intergubernamental de Cooperación Nórdico en su denominación original, organismo que engloba a Noruega, Suecia, Finlandia, Dinamarca e Islandia) decidió cerrar el Instituto NIKK(Instituto de asesoría de género), al ponerse al descubierto, gracias a un programa televisivo de investigación, el carácter absolutamente anticientífico de su trabajo.
El NIKK (Nordik Information on Gender), equivalente al “Observatorio sobre la violencia de género” del Ministerio de Igualdad en España, había sido el buque insignia de la “Teoría de Género”, proporcionando la base “científica” de las políticas sociales y educativas que, a partir del decenio de 1970, había contribuido en los países nórdicos a ser más “sensibles al género”.
La decisión de clausurar dicha institución fue tomada después de que la televisión estatal noruega emitiera un documental de televisión que ponía al descubierto el carácter absolutamente anticientífico de la NIKK y su investigación.
El productor del documental fue Harald Eia, un presentador noruego cuyo trabajo «de guerrilla» es similar al de Jordi Évole, y que había adquirido cierta popularidad en Noruega con sus programas en este formato. Eia, que también tiene una licenciatura en ciencias sociales. estaba intrigado por el hecho de que, a pesar de todos los esfuerzos de los políticos e ingenieros sociales para eliminar los “estereotipos de género”, las chicas seguían optando por profesiones tradicionalmente “femeninas” (por ejemplo, enfermeras, peluqueras, etcétera), mientras que los varones seguían siendo atraídos por “carreras masculinas” (por ejemplo, la de técnicos, trabajadores de la construcción, etcétera). Las políticas de “igualdad de género” no solo no habían servido para hacer remitir esa tendencia, sino que la habían acentuado. Recordemos que estas políticas siempre han defendido que los sexos son roles que se adquieren por la educación, cultura, entorno, etc. … es decir, que no se nace hombre o mujer, sino que se “hace”.
En su documental, Eia fue en compañía de un equipo de cámara realizando algunas preguntas inocentes a los principales «investigadores» y «científicos» de la NIKK. Luego tomó las respuestas y las transmitió a los científicos líderes en otras partes del mundo, sobre todo en el Reino Unido y los Estados Unidos, pidiéndoles su parecer sobre los resultados de sus pares noruegos. Como era de esperar, los resultados de la “falsa ciencia” provocaron regocijo e incredulidad entre la comunidad científica internacional, sobre todo porque se basan en la pura teoría, no apoyada por ninguna investigación empírica. Eia, después de filmar esas reacciones, regresó a Oslo, y se les mostró a los investigadores Nikk. Resultó que, enfrentados con la auténtica ciencia empírica, los “investigadores de género” se quedaron sin habla, y totalmente incapaces de defender sus teorías en contra de la revisión de la realidad.
Lo que es más, la falsedad quedó en ridículo delante de toda la audiencia de televisión, y la gente empezó a preguntar por qué era necesario financiar con 56 millones de euros de dinero de los contribuyentes una ideología basada en una “investigación” carente de todo rigor científico.
Al final resultó que unas inocentes preguntas fueron suficientes para derribar la farsa de la “Teoría de Género”.
¿Aprenderán la lección otros países, la UE o la ONU, donde esta ideología de odio domina los pasillos del poder?