http://caso7.com/2016/11/13/en-canarias-se-dieron-varios-avistamientos-ovni-interesantes-algunos-de-ellos-multitudinarios/
A.Ferrer / S.C. de Tenerife
Vicente-Juan Ballester Olmos fue el investigador civil que impulsó la desclasificación de informes ovni en poder del Ejército del Aire, a principios de los años 90. Caso 7 ha podido hablar con uno de los mayores expertos del país en avistamientos de ovnis; alguien que ha conocido todo el proceso de publicación de estos informes desde el principio hasta el final, y desde dentro, trabajando codo con codo con los militares.
Vicente-Juan, cuéntanos cuál fue tu papel en esta labor de desclasificación de informes militares sobre ovnis
Desde 1990 mantuve una profusa correspondencia con el Estado Mayor del Aire (EMAIRE) y con muchas unidades, regiones aéreas y distintosmilitares, solicitando información y proponiendo que se desclasificara la documentación sobre ovnis guardada en la Sección de Seguridad de Vuelo (SEGVU) del cuartel general del Ejército del Aire en Madrid. En 1991 hice entrega al gabinete del Jefe del Estado Mayor (JEMA) de un amplio dossier con un completo argumentario tendente a que se desclasificaran los informes ovni llegados al Ejército del Aire. A resultas de ello, el 11 de mayo de 1991 la División de Operaciones del EMAIRE transmite al JEMA una Nota Informativa en la que se hace referencia a mi solicitud de desclasificación, resume la historia del contenido y características del archivo ovni (55 expedientes) y de las investigaciones desarrolladas y plantea una propuesta formal de desclasificación del tema.
Entonces, ¿el proceso se inicia a instancias de la propuesta de un investigador civil?
La ocasión fue, como he comentado, consecuencia directa de mis gestiones ante el EMAIRE en 1991. La nota interna de mayo inició la secuencia de acontecimientos, ya que el 15 de enero de 1992 el JEMA comunicó al comandante en jefe del Mando Operativo Aéreo (MOA, base aérea de Torrejón) la asignaciónde las gestiones, tramitación de información, archivo y proceso de clasificación/desclasificación de los expedientes ovni, que a la sazón le habían sido transferidos. Previamente, hicieron dos cosas, informar al Ministerio de Defensa y (ello debido a mi insistente sugerencia) centralizar en el Estado Mayor toda la información que tuvieran las regiones aéreas sobre el tema. A resultas de eso se alcanzaron los 62 expedientes (el número creció a 84 gracias a los hallazgos del MOA en los años siguientes).
¿De qué manera surgió esa colaboración entre la autoridad militar e investigadores civiles?
El MOA delegó en la sección de Inteligencia el asunto de los ovnis. Su jefe era el teniente coronel Ángel Bastida Freijedo, persona familiarizada con el tema porque era sobrino de Salvador Freixedo, ufólogo conocido por sus extremistas creencias. A raíz de que le asignaran esta nueva tarea, Bastida comenzó a documentarse. Como me dijo más adelante, usó alguna de mis obras publicadas como “libro de texto”.
¿En qué punto comenzó esa cooperación?
La mañana del 5 de junio de 1992 me encontraba en las dependencias de Relaciones Públicas del Cuartel General del Aire, cuando me dijeron “que el teniente coronel Bastida había llamado para preguntar cómo localizarme” y, al saber que casualmente estaba allí, quiso hablar conmigo enseguida. Cuando cogí el teléfono de microondas, no tenía la menor idea de quien era ese oficial. Pero él si me conocía a mí, indudablemente. Y estaba bien al tanto de mi trabajo en ufología. Esa misma tarde tuvimos la primera de un largo rosario de reuniones.
Pronto ambos coincidimos que cada uno necesitaba algo del otro. Por su parte, alguien que pusiera los casos del archivo en perspectiva y que le aportara análisis del material. Por la mía, quería asegurarme que hasta el último papel saliera a la luz pública.
¿Qué tipo de relación se estableció entre ambas partes? ¿Fue contractual?
¿Cómo establecer una relación, informal, sin compensación, pero sistemática? Formales como son, elaboraron un borrador de colaboración entre el CEI (yo era entonces el director de investigaciones del centro catalán) y el MOA. Ese borrador se elevó (yo no supe nada de esto hasta más adelante) al departamento jurídico del Ejército del Aire, el cual, burocráticos y ultra-formales ellos, redactó un principio de Acuerdo de los que no se lo salta un torero, poco menos como si el Ministerio de Defensa acordara algo con la Universidad Complutense. ¡Algo desproporcionado! Ni el MOA ni yo pretendíamos algo semejante, cada uno por sus razones propias. Ambas partes desestimamos ese acuerdo y convinimos en lo que el comandante en jefe del MOA, general Chamorro Chapinal, definió como un “pacto entre caballeros”. Por cierto, ese nonato borrador de acuerdo ha sido esgrimido por los cabecillas del movimiento sensacionalista ufológico español como un “contrato laboral”. Verdadero ejemplo de intoxicación, aunque infructuoso.
¿Por qué Canarias resulta ser la comunidad autónoma con más casos investigados?
Porque allí se dieron varios avistamientos particularmente interesantes, algunos de ellos multitudinarios y bien explicados por la observación de pruebas de misiles balísticos lanzados por submarinos norteamericanos en el Atlántico. Esto se conjugó con la diligencia de la jefatura de la Zona Aérea canaria en la investigación de esos sucesos y con el hecho casual de que los oficiales nombrados juez informador (comandantes Antonio Munáiz Ferro-Sastre y Pedro Ortega) se involucraron notablemente en el estudio de los casos e hicieron un trabajo más que minucioso, a pesar de carecer de información precisa sobre la naturaleza de lo observado por los testigos oculares.
¿Hay algún caso canario que consideras especialmente interesante?
Especialmente interesantes fueron los avistamientos y las encuestas militares de los casos del 22 de junio de 1976, 19 de noviembre de 1976 (Ferro-Sastre) y 5 de marzo de 1979 (Ortega), por la repercusión mediática internacional que alcanzaron, porque una parte de la ufología patria los malinterpretó y por el hecho de comprobar cómo misiles de la clase Poseidón, lanzados por la US Navy, pudieron ser vistos perfectamente desde el archipiélago, a ~1.000 km de la zona de lanzamiento.
De otro lado, lo cierto es que de los 122 casos distintos que contamos en los expedientes desclasificados, sólo nueve no están resueltos satisfactoriamente de forma terminante y, de estos, tres ocurrieron en las Islas Canarias.
¿Consideras que esa desclasificación se llevó a cabo de manera ejemplar?
Fueron ocho años (1992-1999), intensísimos, con numerosos encuentros con los responsables de Inteligencia del MOA, Bastida, primero, y luego el teniente coronel Enrique Rocamora, en Madrid, en la base de Torrejón, y en otros lugares. Fui el único investigador que lo vivió desde dentro, el único ufólogo que ha entrado en “Pegaso”, que ha tocado los documentos originales con sus propias manos, que puede asegurar que TODO lo que tenía el EA es ya del dominio público y que puede garantizar la seriedad, nobleza y profesionalidad del EA en este proceso.Para mí, fue ejemplar y quien diga lo contrario debe demostrarlo con hechos y evidencias, no con palabrería infundada y tergiversaciones varias.
Sin embargo, el proceso ha sido muy criticado por algunos ufólogos
¡Ay!, amigo mío, para mí que hay dos razones principales. Que nadie admitirá, naturalmente. Una es la envidia, a muchos les hubiera gustado estar en mi lugar, pero las cosas ocurrieron como ocurrieron y probablemente por razones ligadas al currículo de investigación de cada cual. Y otra, más grave aún, es el temor de que las ubres del mito de “lo que los gobiernos ocultan sobre los ovnis” se agoten. Un filón menos que explotar mediáticamente y del que sacar unos cuartos para llegar a fin de mes. Ya sé que es patético pero es que esas motivaciones espurias –o la combinación de ambas– han hecho que se hayan escrito cosas absurdas e irracionales que, releídas a varios años vista, producen vergüenza ajena.
Llegados a este punto, ¿crees que esta información demuestra, en alguna medida, la existencia de alguna realidad trascendente (llámese extraterrestre, otros planos, etc)?
Ya me hubiera gustado a mí hallar entre los expedientes algún caso sobresaliente que apuntara un fenómeno nuevo para la ciencia, una prueba de la existencia de naves del espacio exterior, o algo semejante. No le hubiera hecho ascos al Nobel. Pero, no, no hay nada de esto. Apenas unos pocos casos nuevos que añadir a los miles que ya conocemos los ufólogos, 9 de cada 10 explicables y el resto casos antiguos pobremente investigados o no investigados y por ello en el limbo de los “no identificados”, que para nada significa “no identificables” y menos aún de procedencia marciana….
Me imagino que habrás podido sacar más de una reflexión de todo esto
Para mí, en lo personal y como investigador en ufología, fue una experiencia extraordinaria, estuve donde nunca hubiera soñado estar y manejé en vivo la información que ha generado tanto libro, artículo, programa de radio y televisión de tercera mano. Y una satisfacción al haber instigado una desclasificación que está en línea con lo que han hecho otros gobiernos (Inglaterra, Francia, EEUU, Australia, Canadá, etc.) y que ha permitido que todos los estudiosos conozcan, sin pagar un céntimo, un subconjunto de casos que nos habían sido vedados. Y para los ufólogos nacionales, la comprobación de que vivimos en un mundo donde se mitifican, falsean y manipulan las cosas con un ánimo pecuniario o, lo que es peor aún, por razones de tipo psicológico, como es la compulsión paranoia conspirativa.
EXPEDIENTES NO RESUELTOS
La ufología científica suele considerar muy difícil explicar el 100% de los avistamientos de ovnis. En el caso de Canarias, Ballester Olmos ha elegido tres informes investigados por el Ejército del Aire, cuya resolución sigue pendiente quizás, como él apunta, “por falta de datos”. El experto los comenta:
25 de febrero de 1979, 02:00 horas, Océano Atlántico, zona de Gran Canaria. Este fue uno de los casos rescatados del olvido por el MOA, a instancias mías. Se trata apenas de una anotación de 11 líneas en un libro-registro del CAMO (Circulación Aérea Militar Operativa) de Canarias. Durante 35 minutos, los radares del CAMOy del Pico de las Nievesdetectaron un objeto volante a unos 80 km al sudeste y a una altitud de 4.400 metros. Avisado un avión de Iberia, éste informó ver por encima de su posición de vuelo una brillante luz alargada. El eco de radar transmitió squawk, que es la señal estándar que envía el transpondedor de una aeronave. Con la breve información que existe, no hay mucho más que analizar. Probablemente se trató de un avión.
22 de mayo de 1980, 23:05 horas, Océano Atlántico, zona del sur de Gran Canaria. El Centro de Control de Tránsito Aéreo del aeropuerto de Gando detectó un tráfico no identificado en un curso de 210º (SSW) a una velocidad de 600 nudos (1.110 km/h), como despegando del aeródromo de El Berriel, al sur de la isla. Minutos después, un aero-taxi que volaba dirección 231º informó haber visto un objeto brillante a su izquierda y descendiendo hacia el mar. Nuestra investigación mostró que la luz vista desde el avión coincidía con la posición de Venus a aquella hora. Además, dado que el objeto no fue detectado desde el radar militar del Pico de las Nieves, creemos que pudo tratarse de un eco falso.
23 de diciembre de 1985, a las 03:10 horas, en el Océano Atlántico, entre Las Palmas y Arrecife. El barco mercante “Manuel Soto” navegaba entre los puntos citados cuando el tercer oficial observó en el horizonte lo que parecía el orto de un astro, la estrella Antares, concretamente. 10 minutos después confirmó que su posición no se correspondía ni con la estrella ni con ningún otro astro. La luz se mantuvo estacionaria durante 15 minutos y luego comenzó a desplazarse rápidamente. Otros cuatro miembros de la tripulación salieron a ver el fenómeno, ya que la luz parecía que se acercaba al barco, alcanzando su cénit dos minutos más tarde. El perfil del objeto no se asemejaba al de un avión típico o un helicóptero y tenía una luz muy intensa en su parte central, otra roja débil cerca y una más de color blanco más alejada. Por la separación de las luces, los testigos dedujeron que el objeto volaba bajo, aunque no escucharon ningún sonido. En esta ocasión, no hubo ninguna encuesta oficial. Los radares canarios, tanto civiles como militares, no detectaron nada fuera de lo común, por lo que sencillamente podría haberse tratado de un avión, pero la falta de investigación en su momento impide confirmar o refutar esta hipótesis.
QUIÉN ES VICENTE-JUAN BALLESTER OLMOS
Vicente-Juan Ballester Olmos, nacido hace 67 años, ha sido el máximo exponente en España de la denominada ufología científica. Ha sido autor de más de 200 ensayos, algunos de ellos publicados en revistas internacionales, y de varios libros sobre a temática ovni, entre los que cabe destacar “OVNIS: El fenómeno aterrizaje” (Plaza & Janés, 1978), un clásico de la literatura ufológica, de obligada lectura para cualquier interesado en el tema. Asimismo, es el responsable del proyecto FOTOCAT, la mayor base de datos fotográfica sobre ovnis, con casi 12.000 registros.
A continuación, algunas referencias bibliográficas del entrevistado para profundizar en este tema:
https://www.academia.edu/12717306/El_Mando_Operativo_Aereo_busca_casos_perdidos
http://bibliotecavirtualdefensa.es/BVMDefensa/exp_ovni/i18n/consulta/registro.cmd?id=38603
https://www.academia.edu/12561888/DESCLASIFICACION_OVNI_EL_ULTIMO_EXPEDIENTE
https://www.academia.edu/10363926/OVNIS_y_militares_una_fabrica_de_leyendas
http://www.ikaros.org.es/g047.htm
http://tinyurl.com/bastida-fotocat
http://www.ikaros.org.es/mazarron.pdf
http://www.ikaros.org.es/moron.pdf