Dentro de poco termina el año 2017, poniéndole el punto y final a 12 meses diferentes para cada uno de nosotros. Con el último día llega el primero de un año nuevo, el 2018, cargado de esa incertidumbre de no saber en buena medida lo que nos espera. De manera que se cierra una etapa y se abre una nueva ante nosotros.
Realizar un ritual de fin de año puede ayudarnos a dejar atrás lo que ya no necesitamos del año anterior y entrar de forma más optimista en una nueva etapa, en un nuevo año lleno de posibilidades. Este ritual de fin de año también puede resultar útil para focalizar nuestras metas, siempre y cuando estas sean realistas, deseadas y dependan, al menos en parte, de nuestra voluntad y esfuerzo.
El comienzo de una nueva etapa, la renovación del ciclo aunque solo sea por calendario, siempre es una buena oportunidad para proponernos cambios. De ahí los propósitos de año nuevo, que normalmente no se suelen cumplir. Ya sea porque muchas de las metas que nos marcamos no son realistas, no contamos con los medios para conseguirlas o no nos motivan lo suficiente.
Lograr cambios
Si deseamos dejar de fumar, no valdrá con escribirlo en un papel como objetivo o con decírselos a nuestros familiares y amigos, si no tenemos la voluntad suficiente para no fumar un cigarrillo cuando nos apetezca, difícilmente lo conseguiremos. Igualmente si deseamos perder peso, si no hacemos dieta o ejercicio, será muy difícil conseguirlo. Y así con cualquier cambio que queramos lograr en nuestra vida.
Los cambios no se producen por arte de magia, se producen cuando trabajamos para conseguirlos. Cuando imponemos, de manera inteligente, a nuestra voluntad sobre la tentación. Y por otro lado aprendemos a aceptar, que hay cosas que no están en nuestras manos. Por ejemplo, no podemos obligar a alguien a amarnos o a querernos, no podemos hacer que nos toqué la lotería, no podemos evitar perder a un ser querido….
Los rituales simbólicos pueden ayudar a nuestra parte menos consciente también nos ayude con el cambio, dejando cargas atrás y echándonos una mano a la hora de definir nuevos objetivos. Es mejor que estos nuevos objetivos sean realistas, para lo que en necesario un ejercicio de realismo; donde la ilusión nos ayude, pero no nos ciegue o nos conduzca al precipicio de la frustración constante.
Como realizar un ritual de fin de año
Ahora que está a punto de finalizar el año, hay un ritual muy sencillo que nos puede ayudar a aclarar nuestras ideas sobre los cambios reales que deseamos. Se trata de coger un folio en blanco y dividirlo en dos partes iguales, marcando la división con una línea. En la parte superior izquierda pondremos el año que se acaba (en este caso el 2017) y en la parte superior derecha el año que llega (en este caso 2018).
Bajo el año 2017 pondremos una lista de aquello que queremos dejar atrás. Es decir, de esos elementos (personas, objetos, hábitos…) que no queremos que nos sigan acompañando en la nueva etapa que llega. Y bajo el año 2018, pondremos una lista de elementos que queremos conseguir en el año que llega, donde pueden entrar todas nuestras aspiraciones (ejemplos: perder peso, ganar más dinero, mejorar la relación con mi familia, viajar a otro país, vivir con menos preocupaciones…).
Cada uno tendrá su lista personal con sus propios deseos. Una vez escritas ambas listas, toca compaginarlas, identificando si existe un equilibrio. Por ejemplo, tenemos que preguntarnos, ¿realmente contamos con el tiempo material suficiente para hacer todo lo que queremos hacer?
Lista de deseos: única y sincera
Pero lo más importante es que esa lista es solo para nosotros. No nos vamos a pasar todo el año obsesionados con ella, ya que una vez escrita y leída, la destruiremos. Ya sea quemándola o rompiéndola en pequeños trozos y dejándola fluir a través del agua. De esta forma, entendemos que todo fluye, que todo cambia. Otra opción es romper la lista del año que dejamos atrás y conservar la lista de propósitos o deseos para el año que comienza.
Si existe la posibilidad, es mejor realizar el ritual en las últimas horas del año. Aunque si no hay esta posibilidad, o se prefiere hacer el ritual en la intimidad, puede hacerse durante los últimos días del año. Eso sí, es importante realizar el ritual antes de entrar en la nueva etapa.
El punto más importante es realizar la lista con la máxima sinceridad posible y con metas que podamos alcanzar. Deseos que no estén determinados por lo que quieren o aconsejan otras personas, deseos propios y verdaderos que aludan cambios posibles, con un precio y un riesgo que podamos asumir.
Ritual de fin de año
Este es un ritual de fin de año, un momento perfecto para aplicar un ritual simbólico, ya que se cierra una etapa y se abre una nueva. Pero hay otros momentos en los que podéis poner en práctica este tipo de rituales, como cuando se acerca vuestro cumpleaños u otros momentos en los que vosotros mismos podéis detectar necesitarlo. El punto común es la necesidad de dejar algo atrás y darnos la oportunidad de abrirnos a nuevas experiencias.
Solo me queda decir, que espero que vuestros deseos se cumplan. Y sobre todo que se lleguen a cumplir porque tengáis la fuerza y valentía de trabajar para alcanzarlos, tanto en el año que llega como siempre que sea necesario.