Las relaciones de Pedro Sánchez con sus antecesores son complicadas. Así quedó demostrado durante el proceso de primarias en el que el líder socialista cargó contra el PSOE «de los notables» en el que metía a los referentes históricos del socialismo, que se pusieron del lado de Susana Díaz, a quien veían la ‘salvadora’ del partido. La tensa relación con Felipe González y con Alfredo Pérez Rubalcaba se ha puesto de manifiesto esta misma semana.
Ferraz ha evidenciado la ruptura total con el exsecretario general del PSOE. Lo ha hecho al dejar claro que desconocía que fuera a reunirse con la líder del PDeCAT, Marta Pascal, en Madrid. Pero si, como dicen desde el partido catalán, el encuentro ha sido fortuito, la dirección del PSOE reprocha al exministro que no haya informado posteriormente del contenido de la conversación, que se prolongó durante más de una hora y media.
«No sabemos nada, ni de que se iba a celebrar la reunión, ni del contenido de la misma», expresa una destacada dirigente de la Ejecutiva en consonancia con la escueta nota que ha salido del departamento de comunicación.
El malestar es palpable y Ferraz lo ha evidenciado al dejar claro que Rubalcaba tiene una agenda propia y que ignora a Sánchez al no informarle de sus pasos, aunque tengan relevancia en el marco político actual en plena incertidumbre por la posible investidura de Carles Puigdemont, con quien Pascal se reunió horas antes de su charla con Rubalcaba, que recientemente envió un mensaje al secretario general del PSOE a través de una tribuna en El País en el que le advertía de que no podía ignorar como adversario a Ciudadanos.
«Él sabe lo que corresponde en estos casos», dice un alto mando de Ferraz sobre la falta de comunicación por parte de Rubalcaba. Sánchez apenas tiene contacto con el exministro del Interior, con quien la relación es fría desde hace ya años. Tras las primarias, la distancia no se ha recortado por mucho que Sánchez pretendía promover un acercamiento con todos sus antecesores en el cargo.
Con el único con el que ha logrado recobrar una cierta relación fluida es con José Luis Rodríguez Zapatero. El expresidente mostró voluntad de acercamiento tras el congreso en el que Sánchez fue reelegido secretario general. Rubalcaba y Zapatero acudieron a la inauguración de ese evento, mientras que Felipe González participó vía plasma en un vídeo que dejó frío al auditorio.
Sánchez y Zapatero quedaron a comer a mediados de septiembre. La escenificación de la mejora de la relación fue tres meses después en Barcelona, en plena puesta de largo de Miquel Iceta en el acto central de la campaña.
Sin embargo, Rubalcaba y Felipe González no aparecieron en esa campaña. El expresidente socialista dejó claro en una entrevista en la Cadena SER este martes que no tiene contacto con el líder del PSOE mientras que sí habla con Albert Rivera. También molestó a la cúpula socialista que González dijera que no hay ningún político actualmente que le convenza.
Además, el secretario de organización, José Luis Ábalos, aseguró en una entrevista en el Huffington Post que había habido intercambio de mensajes entre Sánchez y González: «Otra cosa es que uno quiera decir públicamente que los ha habido», contestó Ábalos sobre la negativa del expresidente a los contactos con el secretario general.
Fuentes de la dirección socialista admiten el distanciamiento al igual que le restan importancia. Ya no causan el terremoto que se vivía en Ferraz con los desplantes durante el primer mandato de Sánchez. «Se sienten más legitimados, más protegidos y ya no generan los nervios de antes», señalan esas fuentes que admiten, no obstante, un «recelo» especial del secretario general hacia Rubalcaba por su puesto en el consejo editorial de El País en un momento en el que la dirección socialista está convencida de que el medio tradicionalmente importante para el PSOE está apoyando a Albert Rivera.
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