A veces nos preguntamos: “¿Por qué ha aparecido esta persona en mi vida que me hace sentir tan mal?” o “¿Por qué estoy viviendo esta experiencia tan dolorosa?”
La respuesta es la siguiente:
Todas nuestras vidas anteriores, experiencias vividas, personas conocidas, recuerdos de alegrías y sufrimientos, dolores que no han sido sanados, etc… absolutamente todo lo que hemos experimentado, queda grabado en nuestra mente subconsciente.
La mente subconsciente es la memoria de todas nuestras experiencias; es el disco duro donde quedan registradas.
Cuando se presenta alguna situación o persona en tu vida que te hace sentir dolor, ese dolor no te lo causa la otra persona sino que ya está dentro de ti, en tu subconsciente. Y esa persona o situación en concreto, es una proyección de tu propia mente para ayudarte a sanar ese dolor que estaba enterrado dentro de ti.
Esa persona será un espejo tuyo en el cual se reflejarán esas emociones negativas que tienes que resolver.
Con la ayuda de esa persona, ese dolor que está en tu subconsciente, aflorará a la superficie y de esta manera podrás saber que está ahí… tomar consciencia de que tienes algo que hay que sanar.
Todas las personas son espejos que nos ayudan a reflejar aquellos aspectos de nosotros mismos que no hemos sanado.
Y estas personas son creadas por nosotros mismos; son proyecciones de nuestra mente, con la finalidad de que nos reflejen lo que hay que resolver de nuestro interior.
Por ejemplo, cuando hay un miembro de nuestra familia, con el que no nos llevamos bien. Esa persona nos hace sentir enojo, ira, rencor, incluso odio.
En realidad, no es la persona que nos lo provoca, sino que la emoción negativa (enojo, ira, rencor, odio) ya estaba en nuestro subconsciente… Esa persona tan solo nos lo ha reflejado. Nos ha ayudado a ser conscientes de ese dolor.
Por tanto, no podemos culpar a nadie, ya que nadie nos causa sufrimiento; ellos nos ayudan a que afloren los aspectos negativos que ya tenemos dentro y que debemos sanar.
Hemos de estar agradecidos por esas personas que nos hacen sentir “mal”, porque ese “mal” ya lo teníamos dentro.
Esto sucede mucho con las relaciones de pareja. Suele ser, en la gran mayoría de los casos, que las parejas son las personas que nos reflejan los dolores que tenemos en nuestro subconsciente.
Si no hay dolor, haga lo que haga tu pareja, no puede afectarte para nada.
Por eso Buda decía: “Todo lo que te molesta de otros seres es solo una proyección de lo que no has resuelto de ti mismo”.
Cuando ACEPTAS que tienes ese dolor o emoción negativa, estás abriendo las puertas a la sanación. Porque aceptación implica sanación.
Cuando reconocemos que podemos vernos en los demás, cada relación se convierte en una herramienta para la evolución de nuestra consciencia.
Camino al Despertar