Los investigadores Kathleen D. Vohs y Andrew C. Hacefnbrack publicaron hace unos días un artículo en el New York Times titulado «Oye jefe, tal vez sea mejor que tus empleados no mediten». Su investigación, utilizando técnicas de meditación de atención plena (mindfulness) que compañías como Apple, Google o Nike alientan a sus empleados a aprender, parece mostrar que la meditación hace que las personas se desmotiven. Y la motivación es una de las características más importantes para la productividad, más importante que la relajación en este tipo de escenarios, sugieren.
«La atención plena (mindfulness) podría ser contraproductiva en el trabajo. Una técnica central de la meditación de la atención plena es aceptar las cosas tal como son. Sin embargo, las compañías quieren que sus empleados estén motivados. Y la misma noción de motivación -desear obtener un futuro más deseable -implica un cierto sentido de descontento con el presente». Los investigadores concluyen que en general la motivación propia de la fuerza laboral está en conflicto con la calma y la ecuanimidad de la meditación.
En la investigación se formaron dos grupos: uno recibió instrucción de una técnica de meditación y el otro no. Luego se realizaron tareas ordinarias de oficina. Los investigadores notaron que aquellos que meditaron exhibieron menor motivación, si bien la meditación no afectó la calidad de su trabajo. «Estas personas no tenían ganas de trabajar en sus tareas, ni quisieron pasar la misma cantidad de tiempo para completarlas». De tal forma que la falta de motivación, cancela los posibles beneficios de estar más calmados y concentrados. Los investigadores comparan a la meditación con un siesta -de la misma manera que la meditación, una siesta refresca la mente, pero «¿quién se despierta después de una siesta con ganas de organizar archivos?» (No dicen, sin embargo, que después de un rato, ya despabilado, el individuo que tomó una siesta tiene más energía para trabajar).
La importancia de la motivación en el trabajo, por otro lado, es sustentada en un estudio mundial de Gallup que mostró que las compañías con empleados más motivados superan en productividad y crecimiento a las demás. Este punto es central para la hipótesis de los investigadores.
Ahora bien este estudio tiene muchos problemas, como ha sido notado en los comentarios del Times, que son más interesantes que la misma nota. Por una parte hay que notar que el estudio no tomó en cuenta la experiencia previa meditando de los sujetos del experimento. Simplemente se les puso a meditar y luego a hacer una tarea. Investigadores con más experiencia en este campo -como Richard Davidson- han notado que muchos de los beneficios de la meditación tienen que ver con una práctica sostenida. Algunos se empiezan a notar con algunas semanas, otros tardan años.
Otra cosa que el estudio no toma en cuentas es que la meditación, al estar claramente asociada con la reducción al estrés y la ansiedad, contribuye a que las personas no falten al trabajo. Así que habría, en todo caso, que sopesar las cosas: trabajadores más calmados y más desmotivados vs el ausentismo de trabajadores estresados motivados. Uno no esperaría beneficios para hacer cualquier tarea en una persona que se le ha dado una sola clase de violín -y sin embargo esto no prueba que tocar un instrumento musical no tenga beneficios cognitivos cuando se hacen otras tareas.
Si es que este estudio puede replicarse -algo dudoso ya que menos de la mitad de los estudios científicos que tienen que ver con psicología cognitiva y conductual pueden replicarse-, apuntaría a algo que los maestros budistas mencionan constantemente. La atención plena es una técnica budista secularizada y al enseñarse como una mera técnica de productividad o reducción del estrés pierde algo esencial, que es el mismo dharma. Es decir, se enseña atención plena sin la filosofía y sin la moralidad que conlleva en su contexto original. La meditación sin sabiduría es una mera técnica de concentración que puede ser usada igual por francotirador que por un futbolista, sin que altere sustancialmente el carácter de la persona. Una persona que aprende a meditar de la mano de las enseñanzas budistas -por ejemplo, los 4 pensamientos que llevan al dharma- tendrá seguramente una fuerte motivación para hacer aquellas cosas que conducen a su genuino bienestar. Esta persona seguramente estará motivada para trabajar, claro que su trabajo tiene que tener sentido y no sólo ser una mera tarea mecánica en la que es solamente un tornillo más en el ciego engranaje de la corporación.
Este artículo -aunque es sumamente problemático y llega a conclusiones precipitadamente- quizás de todas maneras pueda servir al ir en contra de la fiebre del mindfulness y su excesivo hype en los medios. La meditación, como se enseña en el mundo occidental actualmente, es una especie de nueva aspirina, un paliativo para males cotidianos. No una panacea. Esto no significa que no sea importante y útil, pero es una forma reducida de su potencial y en ese sentido debe de ser repensada y reformulada para integrar sus aspectos más profundos. El problema aquí yace en que éstos pueden entrar en conflicto con los paradigmas materialistas seculares. Pero si no se incorporan estos aspectos -el prajna y el shila junto con el samadhi del sendero budista- lo que tendremos será siempre una meditación diluida, apenas la punta del iceberg, un espejismo de lo que es en realidad la meditación. Si nos atenemos a las enseñanzas tradicionales, meditar para ser más productivo en el trabajo no es una buena motivación para practicar, así que no debe de sorprendernos si no genera buenos resultados -si bien como norma, después de un tiempo, hace la mente más fresca y flexible-. La auténtica motivación tradicional es meditar para liberarse del samsara, o la existencia cíclica condicionada. Como dicen los investigadores, las personas motivadas en el trabajo necesitan estar desconentos, ansiosos por el futuro -para que la máquina nunca pare-, y esto es lo que la meditación busca eliminar, pero no en el sentido pasajero de un analgésico que trata los síntomas, sino de raíz.
Por último, si en realidad la meditación produce desmotivación, como dice uno de los comentadores del NYT, entonces lo que deberíamos de hacer no es que los empleados mediten, sino que los CEOs mediten para que así pierdan ambición y dejen de destruir el planeta con su insaciable deseo de crecimiento infinito.
https://pijamasurf.com/2018/06/estudio_muestra_que_la_meditacion_reduce_la_productividad_de_los_trabajadores_pero_hay_algo_que_aclarar/