Italia no va a comprar nuevos cazas F-35 estadounidenses, declaró la ministra de Defensa del país europeo, Elisabetta Trenta. Además, los contratos ya firmados se revisarán para determinar si realmente se requiere gastar dinero en los sofisticados, pero carísimos aviones de combate.
Trenta hizo estas declaraciones durante una entrevista con la cadena italiana La 7:
«Nadie oculta que siempre fuimos críticos [sobre las compras de los F-35]. En cuanto a los contratos ya firmados, estamos llevando a cabo un análisis minucioso de cómo corresponden con los intereses nacionales«, afirmó la política.
La ministra de Defensa italiana representa el movimiento político 5 Estrellas (M5S), considerado parcialmente euroescéptico, que criticó desde el inicio la compra de 90 cazas de quinta generación estadounidenses.
La posición del M5S es que en Italia el dinero se podría gastar mejor para impulsar el bienestar social o ayudar a levantar una débil economía.
Al mismo tiempo, la alta funcionaria, por moderación a la hora de tomar la decisión final, argumentó el hecho con factores tanto financieros como industriales vinculados a la participación en el programa de cooperación sobre la familia de cazas F-35.
En particular, la ministra mencionó «fuertes penalizaciones económicas» por rechazar el contrato que podría compararse con el coste de la finalización del contrato, así como lamentó la posible pérdida de acceso a las tecnologías avanzadas de las que dispone la casa y beneficia a la industria del país.
Por otro lado, el dinero liberado podría redestinarse a proyectos de defensa europeos, llevando a los mismos beneficios tecnológicos y creando empleo para la propia industria de la UE.
Una de las opciones estudiadas por la Defensa italiana es mantener los contratos, pero alargar los plazos de entrega para aliviar la carga sobre el presupuesto militar del país.
En sus primeras entrevistas tras asumir el cargo ministerial, Trenta reiteró el compromiso de Italia con EEUU y la OTAN, pero también manifestó que Roma no comparte la visión de Moscú como una amenaza sino que ve en Rusia un importante socio económico al recordar que las sanciones comunitarias antirrusas dañaron considerablemente las exportaciones italianas.
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