The Dark Side of the Moon (1973) es probablemente uno de los álbumes más célebres de Pink Floyd, fama que quizá se deba a ese carácter un tanto esotérico que lo rodea. Si ya en sí mismo el “lado oscuro” de la Luna siempre ha sido enigmático para el ser humano (porque, como sabemos, a causa de los movimientos de rotación de ésta y de la Tierra, la Luna muestra siempre la misma cara), cuando la banda inglesa decidió nombrar así uno de sus discos sin duda contagió a las composiciones que lo integran con algo de ese misterio, el cual ha perdurado hasta nuestros días.
Entre las muchas curiosidades que rodean a The Dark Side of the Moon se encuentra el singular efecto que se logra cuando se le hace coincidir con The Wizard of Oz (1939), una de las cintas clave en la historia de Hollywood y su consolidación como la industria más importante del cine. Alguna vez a alguien se le ocurrió poner a correr al mismo tiempo el álbum de Pink Floyd y la cinta y se encontró con que ocurrían coincidencias significativas, elocuentes, un fenómeno que empezó a conocerse como el «Dark Side of the Rainbow» o “Dark Side of Oz”.
Desde que dicha casualidad fue descubierta, se ha intentado saber si The Dark Side of the Moon funciona de manera similar con otras películas o creaciones visuales de otro tipo. En Pijama Surf reseñamos hace tiempo la sincronización lograda con los primeros minutos de Star Wars: The Force Awakens (J. J. Abrams, 2015).
En esta ocasión agregamos el caso de Destino, un proyecto de animación que Salvador Dalí y Walt Disney comenzaron entre 1945 y 1946 pero que fue interrumpido 8 meses después por razones financieras. Durante años, los bocetos que realizó Dalí (junto con John Hench) permanecieron enlatados, hasta que en 1999 Roy E. Disney, sobrino de Walt, los encontró y consideró necesario completar el cortometraje. En el 2003, Destino fue presentada finalmente en diversos festivales cinematográficos, con relativo éxito.
Como dato final cabe señalar la semejanza de las imágenes del corto particularmente con Reminiscencia arqueológica del Ángelus de Millet, un cuadro de Dalí de 1934 en el que dos estatuas enormes se alzan en un páramo, a la luz del ocaso, mientras un par de figuras diminutas caminan a sus pies, como si hubieran ido a visitarlas o a admirarlas. En este video en 360º es posible “explorar” dicha pintura como si nos encontráramos en el inconsciente mismo de Dalí.
Hace poco, alguien tuvo la curiosidad de saber qué pasaría si a la animación realizada para los estudios Disney se le sumara la música de Pink Floyd, en este caso no todo The Dark Side of the Moon, sino sólo una de sus pistas: la emblemática “Time”.
El resultado es de inicio promisorio, pues reunir destino y tiempo sin duda es elocuente por sí mismo. ¿No van uno y otro de la mano en la vida? ¿No el destino se nos revela poco a poco conforme el tiempo transcurre inevitablemente? ¿Y no es el tiempo también una forma del destino, en su condición fatal e impostergable?
Pero no abundamos en más comentarios y, mejor, invitamos a nuestros lectores a comprobar por sí mismos la coincidencia (¿afortunada?) de poder reunir a Salvador Dalí con Pink Floyd.
https://pijamasurf.com/2018/08/tiempo_y_destino_la_sincronia_inconsciente_de_pink_floyd_y_salvador_dali_video/