Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, reparó en fenómenos que a otros científicos de su tiempo no les había llamado la atención. Uno de ellos fue el de las manifestaciones del inconsciente en la vida cotidiana. De sus observaciones nació una obra que se convirtió en un clásico del tema: Psicopatología de la vida cotidiana.
En esta obra, Freud identifica pequeños fenómenos del día a día que se ubican dentro de lo que llamamos “no racional”. Se trata de expresiones que rompen con la lógica, por así decirlo. Allí se ubican conductas como el olvido selectivo, los lapsus, los actos fallidos y otros.
Uno de los aspectos más interesantes de Freud y de este tema en particular es que con estos postulados se derrumbó la idea de que a los seres humanos puede llegar a conducirnos en exclusiva la razón, el procesamiento de lo consciente. Lo cierto es que en nuestra manera de pensar, sentir y actuar existen agentes de influencia que no pasan por nuestra consciencia.
Lo importante de esto es que Freud apuntó que esos elementos que no pasan por nuestra consciencia son aquellos que se expresan de manera involuntaria. También que eran esos contenidos ignorados los que terminaban cronificando el sufrimiento y, finalmente, enfermándonos.
“Si cerráis la puerta a todos los errores, también la verdad se quedará fuera”.
-Rabindranath Tagore-
Los lapsus, una manifestación del inconsciente en la vida cotidiana
Los lapsus son errores involuntarios en el lenguaje. Queremos decir una cosa y terminamos diciendo otra. Casi siempre esta confusión causa risa y no se le da mayor trascendencia. Sin embargo, el ojo clínico de Freud vio en los lapsus mucho más que errores sin significado. Los lapsus serían una de las formas en las que los deseos o contenidos inconscientes se manifestarían.
Los lapsus pueden ser hablados o escritos. Hay lapsus muy famosos, como cuando Mariano Rajoy, el ex mandatario español, dijo, durante un debate: “Lo que nosotros hemos hecho, cosa que no hizo usted, es engañar a la gente”.
O cuando el ex presidente Juan Manuel Santos, también Premio Nobel de la Paz 2016, señaló durante una controversia: “Eso no invalida el número de votos que fueron depositados a favor de la corrupción”. Lo que quería decir era “votos que fueron depositados a favor de la reelección”.
En los ejemplos expuestos lo que habría sería la confesión de una culpa. El lapsus sería una manera de buscar expiación mediante la confesión.Sería una de las formas en que se expresa el inconsciente en la vida cotidiana.
Los olvidos selectivos, otra manifestación del inconsciente en la vida cotidiana
El contenido de nuestra memoria no está siempre disponible. Todos hemos sentido alguna vez como parte de ese gran almacén estaba cerrada, justo cuando habíamos ido allí a por un recuerdo. Esto sucede especialmente con elementos concretos, como pueden ser las palabras. Lo que puede resultar más extraño es olvidar algo que deberíamos tener presente y que tiene alguna incidencia sobre lo que hacemos con frecuencia.
Como cuando “olvidamos” hacer una tarea que nos habían encargado enfáticamente. O cuando olvidamos el nombre del compañero de trabajo que vemos todos los días. También en aquellas ocasiones en que quedamos en blanco en medio de una exposición que hemos preparado bien.
Todos esos ejemplos serían, bajo el paradigma del psicoanálisis, manifestaciones del inconsciente. Lo que sucedería es que hay algún factor que nos lleva a rechazar ciertos contenidos porque están asociados a deseos, miedos o contenidos que no hemos racionalizado. Olvidamos la tarea que no queríamos hacer, el nombre de alguien con quien tenemos alguna dificultad no reconocida, o el discurso en el que diremos cosas con las que no estamos de acuerdo.
Los actos fallidos
Los actos fallidos son similares a los lapsus, pero no tienen que ver con el lenguaje, sino con la acción propiamente dicha. Algunos los denominan “actos logrados”. Esto porque se trata de situaciones en las que íbamos a hacer una cosa, pero terminamos haciendo otra, sin saber por qué. Lo inconsciente vencería a la consciencia, porque el deseo oculto es más fuerte que el deseo reconocido.
Un acto fallido tiene lugar cuando, por ejemplo, vamos a algún lugar en transporte público. Estamos seguros de haber leído correctamente la ruta. Sin embargo, terminamos muy lejos de nuestro destino, porque nos equivocamos el autobús o la línea de metro. La hipótesis sería quenuestro rechazo a la cita con el odontólogo hace que se imponga el deseo inconsciente de no ir.
Todas esas manifestaciones del inconsciente en la vida cotidiana revelarían lo que hay en lo más profundo de nosotros mismos. En realidad no serían equívocos, sino expresiones de algo que llevamos dentro y que lucha por salir.
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