A primera vista, el plan de la NASA no suena tan mal: grandes cantidades de agua siendo bombeadas dentro del supervolcán de yelouston para enfriarlo y retrasar una posible erupción en la medida de lo posible. Al mismo tiempo, se podría generar electricidad a partir del vapor de agua resultante. Sin embargo, hay un gran problema,: en ciertas circunstancias, esta medida puede incluso hacer que el supervolcán entre en erupción prematuramente y hunda el hemisferio norte en un invierno nuclear.
Brian Wilcox, del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, dijo a la BBC que la agencia espacial estadounidense estaba planeando «perforar hasta 10 km en el supervolcán y bombear el agua a alta presión», lo que eliminaría el calor lentamente. Señaló que aunque el costo de este proyecto se estima en 3460 millones de dólares, también podría ser una interesante oportunidad de inversión, ya que el volcán, que actualmente emite alrededor de 6 gigavatios de calor, se puede convertir esencialmente en una enorme instalación geotérmica. Podría suministrar electricidad a precios extremadamente competitivos de alrededor de 0,10 dólares por kilovatio hora.
«Tendrías que darles incentivos a las empresas geotérmicas para que perforen un poco más y usen agua más caliente de lo que normalmente lo harían, pero pagarías su inversión inicial y obtendrías electricidad que puede alimentar el área circundante durante un período de potencialmente decenas de miles de años. Y el beneficio a largo plazo es que se previene una futura erupción del supervolcán que devastaría a la humanidad.» Dijo Wilcox.
Sin embargo, el científico advierte que incluso un pequeño errór podría llevar a la erupción del supervolcán, en otras palabras, lo que los geólogos están tratando de evitar que suceda. La BBC señala que una erupción del supervolcán podría desencadenar un «invierno volcánico prolongado», con el consiguiente fracaso de la cosecha que pondría a la humanidad al borde de la inanición, ya que «las reservas de alimentos en todo el mundo durarían 74 días».
Los planes de la NASA son, literalmente, un juego con fuego. Cuyas consecuencias de una inesperada erupción del supervolcán, no solo afectaría al noroeste de América del Norte, sino en particular a todo el hemisferio norte y, en consecuencia, incluso a todo el mundo.
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