Las autoridades sanitarias de Francia han decidido retirar de la financiación pública losmedicamentos para ralentizar la enfermedad de Alzheimer. ¿El motivo? Su ineficacia y graves efectos secundarios. Vaya que su relación beneficio riesgo es negativa pues ofrecen daños y la esperada ralentización no está clara.
El peor perjuicio es destinar el dinero de todos a financiar medicamentos cuya eficacia es más que cuestionable en lugar de destinarlo a
mejorar el bienestar de estos mismos enfermos en fases más avanzadas de la enfermedad, donde la eficacia de la inversión sería del cien por cien y los efectos adversos, nulos”.
El mejor boletín sobre medicamentos del mundo, la revista francesa Prescrire, lleva añosdesaconsejando el uso de los fármacos para el Alzheimer; sus daños son ingentes y los beneficios nulos. Utilizar estos medicamentos es pseudociencia que daña a miles de personas realizada además con con dinero público.
En concreto, Prescrire deslegitima el uso en Neurología de tratamiento del Alzheimer comodonepezilo, galantamina, rivastigmina y memantina.
En la situación actual de crisis económica el uso eficiente de los recursos es una prioridad. Hace años que el reconocido Algunos fármacos de introducción reciente en el mercado no suponen verdaderos avances terapéuticos y generan una carga considerable para el sistema de salud.
Por eso, no sólo la citada publicación ha cargado contra esos tratamientos. En el Butlletí groc del Instituto Catalán de Farmacología, presenta algunos ejemplos de medicamentos caros y con una relación beneficio-riesgo dudosa, además de peligrosos, que tienen un coste considerable para las arcas públicas. Ejemplos para ahorrar dinero y salud.
La enfermedad de Alzheimer tiene una enorme repercusión familiar y social. Sólo disponemos de fármacos de eficacia muy modesta para su tratamiento sintomático. La memantina (Axura®, Ebixa®) está autorizada para el tratamiento de las formas moderadas y graves de la enfermedad. Ha mostrado, según este boletín, una eficacia marginal.
En un metanálisis de ensayos clínicos controlados con placebo en pacientes con enfermedad de Alzheimer leve, no se observó ningún efecto beneficioso sobre la función cognitiva, la función global, las actividades cotidianas y el comportamiento. Tan espectaculares “evidencias científicas” en las que basar su prescripción, se esconde
un gasto muy elevado:
en 2010 en España se gastaron 276 millones de euros en donepecilo, rivastigmina y memantina. En Cataluña en 2011 el gasto en memantina y donepecilo fue de más de 30 M€. Durante el primer trimestre de 2012, el gasto en memantina, donepecilo y rivastigmina ha sido de 12 M€”.
Son cifras de gasto impresionantes y algo antiguas, imaginad lo que ha gastado el erario público en estos últimos años que se ha seguido con tan irracional receta. Bueno, pues a menudo se tratan pacientes con enfermedad leve con memantina, práctica que no se sustenta en ninguna prueba. Es preciso recordar que cuando un medicamento no ha sido aprobado para una determinada indicación, esto se debe a que no es eficaz o a que la relación beneficio-riesgo se ha juzgado desfavorable. ¿Pseudociencia establecida o consentida?
Y continuando con las señales que llevamos años recibiendo sobre el pelotazo económico con los fármacos para el Alzheimer, el Boletín INFAC es una publicación mensual sobre farmacoterapia del País Vasco, en su número de junio de 2011 analizaba el Alzheimer y sus tratamientos. Conclusiones:
-No hay ningún tratamiento preventivo de la demencia, ni que disminuya la progresión de la enfermedad.
-El deterioro cognitivo ligero no se debe tratar con fármacos.
-Las medidas no farmacológicas son el primer escalón del tratamiento del Alzheimer y deben mantenerse aun en el caso de que se indique un tratamiento farmacológico, que nunca debe sustituir a aquellas.
-El tratamiento farmacológico del Alzheimer tiene una utilidad y eficacia muy limitada.
Es decir, en contra de lo que asegura el marketing de las farmacéuticas que venden tratamientos para el Alzheimer e incluso para el “pre Alzheimer”, es prácticamente inútil tratar de manera preventiva la demencia o Alzheimer, cuando no peligroso.
Eso es lo que dicen los informes científicos pero cada uno es libre de creer que sí es posible. En Francia han dejado de creer y aunque tarde, han actuado con rigor, con las pruebas científicas en la mano. España está desperdiciando un mínimo de 500 millones anuales en inútiles, inseguros y caros medicamentos contra la demencia y, en cambio, existe una exagerada carga (económica y vital) para las familias y cuidadoras.
Es evidente que existe una crisis de innovación en este campo que la industria quiere solucionar disminuyendo las garantías científicas necesarias para introducir los nuevos medicamentos en el mercado. Es el momento de cambiar el marco regulatorio de la innovación farmacológica en relación con las enfermedades neurodegenerativas, en particular y las crónicas, en general. En España seguimos con esta pseudociencia que daña a las personas con la enfermedad y que agota las arcas públicas.
Francia deja de financiar los fármacos para el Alzheimer: bajísima eficacia y graves daños