El valor o la valentía no implican ausencia de miedo, sino más bien al contrario, puesto que el valor es la capacidad para hacer lo que tienes que hacer a pesar de tener miedo.
Durante el atentado del 11 de septiembre en el World Trade Center, una joven médica se acercó a las ruinas del edificio para ayudar a los heridos. Antes de llegar, sintió tanto miedo que fue incapaz de continuar y dio media vuelta. Pero, más adelante, se detuvo, escribió su número de la seguridad social en su brazo con lápiz de labios, como un modo de evitar lo que más temía (una muerte anónima) y volvió al edificio a ofrecer su ayuda.
Conquistar nuestros miedos es el mayor acto de valor. Sin embargo, el valor no requiere actos heroicos, pues nuestras vidas están repletas de momentos en los optamos por actuar con valor, o retrocedemos con cobardía. Y seguramente todos hemos hecho ambas cosas en más de una ocasión.
El valor nos ayuda a sentirnos realizados y orgullosos de nosotros mismos, como cuando somos capaces de combatir la injusticia a pesar de tener un enfadado oponente enseñando los dientes, o cuando resistimos la presión de los demás para hacer algo que no deseamos hacer, o cuando viajamos en avión a pesar del miedo a volar, o cuando denunciamos el fraude, acoso, maltrato o injustica en nuestro lugar de trabajo a pesar del miedo a perder nuestro puesto, o ser rechazados o amenazados, o cuando llamamos a alguien por teléfono para pedirle una cita aunque nos tiemble la voz.
A veces, el miedo no desaparece a pesar de hacer una y otra vez algo que tememos. Cada vez que hablas o actúas en público aparece ese nerviosismo o ansiedad y solo el valor te permite seguir adelante y empezar a hacer lo que tienes que hacer. Puede que nos sintamos frustrados y nos castiguemos o critiquemos a nosotros mismos por seguir sintiendo el mismo miedo año tras año, sin darnos cuenta de que estamos mostrando un gran valor al enfrentarnos a ese miedo inextinguible una y otra vez.
¿Qué es el valor o valentía?
El valor es la disposición a actuar voluntariamente en una situación que conlleva algún tipo de riesgo o peligro y que nos asusta, para conseguir o preservar algo que consideramos valioso para nosotros o para los demás, siendo conscientes de que es posible que no consigamos eso que deseamos.
Así pues, la valentía implica ser consciente del riesgo, ya sea físico, psicológico o moral. Sin esa sensación de peligro, riesgo o vulnerabilidad, no hay valor en un acto. El valor implica el dominio del miedo, y no el hecho de no tener miedo.
Hay que distinguir el valor de la temeridad. El valor suele relacionarse con hacer lo correcto o hacer algo que merece la pena. La mayoría de las personas no consideran necesariamente valiente al temerario o al que asume un riesgo sin sentido. Por ejemplo, la mayoría de la gente se resiste a considerar valiente a un ladrón, incluso aunque el robo implique afrontar un gran riesgo. El verdadero valor es una cualidad que poseen unos pocos, mientras que son muchos los descarados, impulsivos o temerarios, que actúan sin ser del todo conscientes del riesgo o con la ingenuidad del que piensa «a mí jamás me pasará nada malo».
La verdadera valentía implica reconocer los riesgos, sopesarlos y actuar con inteligencia y con prudencia, sabiendo lo que se hace y el peligro que conlleva, y no de manera inconsciente o impulsiva, ni para demostrar algo a los demás.
Según Tomás de Aquino, el mayor acto de valor era la capacidad para soportar el sufrimiento durante un largo periodo de tiempo y seguir adelante a pesar de todo.
Cualquier cosa que nos produzca miedo requiere un acto de valor, ya sea el miedo al dolor físico, a ser herido, a ser humillado, a sentir vergüenza, a ser abandonado, a la opinión de los demás, a la soledad, a la vejez…
Tres tipos de valentía o valor
Existen tres tipos de valentía: el valor físico, el valor moral y el valor psicológico.
- El valor físico-es el que muestran las personas que superan el miedo a ser heridos, a morir o a la enfermedad.
- El valor moral-está relacionado con la superación del miedo a la opinión de los demás. Es la persona que hace lo que es correcto, a pesar de las consecuencias sociales negativas que puede tener (como perder el trabajo, la soledad, perder a los amigos, hacer enemigos, ser dejado de lado, etc.). Sería, por ejemplo, el político que denuncia un caso de corrupción dentro de su propio partido, aunque piensa que podrían tacharlo de traidor y mentiroso. O quien denuncia una injusticia en su lugar de trabajo a pesar del miedo a ser despedido.
- El valor psicológico-es el valor que necesita la persona que tiene miedo a la pérdida del equilibrio psicológico. Muchas personas necesitan armarse de valor cada día para superar sus ansiedades, admitir sus problemas psicológicos o hacer algo a pesar de la ansiedad que les produce (aunque se trate de conducir un coche, algo que no asusta a la mayoría de la gente). Estas personas tienen miedo al desequilibrio o inestabilidad del yo. Es decir, el valor moral puede tener como consecuencia una pérdida de la integridad ética, mientras que el valor psicológico se enfrenta a la pérdida de la psique: si temes ser criticado, lo que temes son las consecuencias psicológicas de la crítica, que eso te hunda, te desequilibre.
Factores que promueven el valor o valentía
La valentía es contagiosa, de manera que ver a otros a tu alrededor comportarse con valor hace más probable que te comportes igual. El apoyo a las conductas prosociales y al hecho de decir la verdad también favorece el desarrollo del valor, sobre todo del valor moral.
También existen características de personalidad que favorecen el valor, como tener un lugar de control interno, autoeficacia y autoconfianza, capacidad para aplazar la gratificación, capacidad para experimentar múltiples emociones a la vez, valorar la independencia y la libertad, valorar logros socialmente importantes, capacidad para evaluar el riesgo, capacidad para tolerar la ambigüedad, inclinación hacia la reflexión, implicación en metas socialmente valiosas, sociabilidad y sentido de pertenencia, madurez social y estabilidad emocional.
Un estudio realizado con artificieros militares encontró que los más valientes, implicados en las tareas de desactivación de bombas más peligrosas, era un grupo especialmente bien ajustado psicológicamente, puntuando por encima de la media en test que medían el bienestar psicológico. Tener un fuerte sistema de valores, esperanza, optimismo y confianza en uno mismo son, según Finfgeld (1999), los factores psicológicos que más favorecen la valentía.
https://es.sott.net/article/63115-La-valentia-del-dia-a-dia-conquistar-nuestros-miedos-es-el-mayor-acto-de-valor