La mente extendida emana de una teoría filosófica que nos invita a entender que la esencia de nuestros pensamientos, deseos y creatividad van más allá del propio cerebro. El ser humano, al fin y al cabo, está orientado hacia la conexión con su entorno…
La mente extendida parte de una teoría filosófica tan reveladora como interesante. Según este principio, nuestra mente no habita solo en ese universo neural contenido y delimitado por un cerebro. La esencia de nuestros pensamientos, creatividad, emociones y deseos se expande también entre las personas, conformando las relaciones sociales, la cultura, el lenguaje, la tecnología…
La hipótesis de la mente extendida, como podemos intuir en este breve esbozo, puede parecer algo radical y hasta difícil de creer. Así, para una buena parte de los psicólogos, por ejemplo, todo proceso cognitivo es básicamente el resultado de un proceso bioquímico. Las personas recibimos estímulos, los procesamos en ese fabuloso órgano que es el encéfalo y, después, emitimos unas respuestas (conductas).
Este enfoque más bien materialista o basado en el monismo neurológico no acepta que la mente rebase los límites establecidos por el propio cráneo. Ahora bien, Descartes ya avanzó en su día otra posibilidad. El célebre filósofo, matemático y físico francés señaló que cuerpo y mente eran dos dimensiones diferentes y completamente separadas la una de la otra.
En la actualidad, esta premisa ha dado un paso más allá para invitarnos a una interesante reflexión. Tanto filósofos como un sector destacado de la psicología social entiende que la mente no habita solo en ese territorio conformado por un organismo y una red neurológica.
La mente se expande, avanza y conecta, y con ella también los sistemas cognitivos con un fin muy concreto: dar forma a nuestro mundo social, a nuestras interacciones t a nuestras creaciones.
“El mindware es el conjunto de todos los recursos que constituyen una mente… Para mí la mente humana es una mezcla de cosas neurales, corporales e incluso extracorpóreas”.
-Steven Pinker-
La mente extendida: cuando nuestros pensamientos van más allá de nuestra piel
La ciencia psicológica más clásica entiende que todo proceso cognitivo es intracraneal. Dicho de otro modo, nuestra mente reside en ese cubículo interno, mientras la sociedad y el mundo se abre camino en otro escenario diferente. La teoría de la mente extendida no lo ve así.
Acepta no obstante que todo pensamiento, reflexión, deseo, creación y motivación parte del cerebro humano, sin embargo, no se queda ahí; es más, la función de la mente es la de emerger para interactuar con el entorno para crearlo y darle sentido.
Derribando los límites mentales
La teoría de la Mente Extendida apareció por primera vez a finales de los años 90 de mano de la filósofa Susan Hurley. Esta profesora de la Universidad de Bristol revolucionó a buena parte del mundo académico con su trabajo Consciousness in action.
- En él, criticaba el clásico esquema de la psicología cognitiva donde entender la mente como esa entidad que se limita a procesar estímulos(inputs) y a emitir respuestas (outputs).
- Más tarde, llegaron los estudios de los filósofos de la Universidad de Oxford, Andy Clark y David Chalmers así como el libro Supersizing the mind, publicado en el 2008, el cual, asentó definitivamente la teoría de la mente extendida.
- Así, la premisa principal de la que se partió ya desde los años 90 es que deberíamos derribar la clásica idea de que la mente humana reside solo en nuestras cabezas.
Hay que rebasar ese límite, sortearlo, atrevernos a ver más allá para ampliar perspectivas y entender cómo se constituye verdaderamente nuestro mundo y cómo la sociedad.
Mindware, la maquinaria mental que va más allá del cerebro
Mindware es un nuevo concepto dentro de las ciencias sociales que vale la pena tener presente. Este término recoge el conjunto de recursos que conforma la mente humana. En ella, hay proceso neurológicos, corporales, bioquímicos y también extracorporales.
¿A qué nos referimos con esta última idea?
- La teoría de la mente extendida nos invita a entender que la mente puede contratar “software” externo para actuar fuera de nuestro cuerpo.
- Podemos, por ejemplo, utilizar libros y tecnología, podemos conectarnos a otras personas para aprender de ellas… Porque todos esos procesos también son muestras de nuestros procesos mentales, esos que nos hacen crecer, aprender, evolucionar como grupo social.
- Según esta teoría, el organismo humano está vinculado en todo momento con entidades externas conformando una interacción bidireccional.
- Es por tanto un “sistema acoplado” donde se parte de los procesos cognitivos internos para llegar a ese entorno que nos rodea con el fin de conseguir algo: aprendizaje, relaciones, experiencia…
- Esta idea, por sí misma es básica para el desarrollo infantil. El niño expande su mente para conectar con su entorno, con quienes habitan en él y cualquier fenómeno que acontezca a su alrededor.
La mente extendida y la inteligencia artificial
Hay una parte de la comunidad científica que no asume ni ve con buenos ojos la teoría de la mente extendida. Ese externalismo cognitivo resulta incómodo porque sitúa el universo de la conciencia más allá de nuestro cuerpo, más allá de esos límites que en un principio todos creemos controlar.
Así, determinadas corrientes de la filosofía y también de la neurociencia, avanzan que dentro de poco dispondremos de unidades cognitivas portátiles.
Serían implantes neurales que nos dotarían de determinadas competencias para la cuales, no haría falta una experiencia o un aprendizaje previo. Serían “unidades mentales” externas que instalar en nuestra mente como parte de un software con el que ser más eficientes.
A su vez, todo ello nos retrotrae a lo que nos explicó la profesora de la Universidad de California, Donna Haraway en 1983 con su Manifiesto Cyborg. Es decir, cabría la posibilidad de llegar a un futuro donde crear organismos híbridos y donde lo orgánico y lo tecnológico diera forma a humanos más avanzados.
Sea como sea, a día de hoy las grandes empresas tecnológicas ya están asentando las bases de la inteligencia artificial. La mente extendida y “portátil” es un recurso básico para dotar a los robots de esa capacidad cognitiva con la cual moverse en determinados escenarios.
No obstante, como bien señala el neurólogo Antonio Damasio la inteligencia artificial nunca podrá asemejarse a la humana por que le faltará un elemento esencial, básico y determinante: las emociones.
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