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La tecnología puede proporcionar soluciones para algunas de las preocupaciones más apremiantes del mundo, pero si no tenemos cuidado, también podría provocar la caída de la humanidad, advierte un nuevo estudio de Nick Bostrom, filósofo del Instituto de Futuro de la Humanidad, en la Universidad de Oxford (Reino Unido).
El artículo, titulado ‘The Vulnerable World Hypothesis’ (La hipótesis del mundo vulnerable), investiga la posibilidad de que surja una tecnología que convierta nuestra existencia en un «mundo vulnerable» que «casi con seguridad se vería devastado de manera predeterminada». Esta tecnología sería de fácil acceso y no estaría limitada por factores tales como el costo o la escasez de los materiales necesarios para fabricarla.
Bolas blancas, grises y negras
Bostrom dice que hasta ahora la humanidad ha sacado de la hipotética ‘urna de posibles inventos’ solo bolas blancas (tecnología beneficiosa para la sociedad) y bolas grises (como el armamento nuclear).
«Lo que no hemos extraído, hasta ahora, es una bola negra, una tecnología que invariablemente o de manera predeterminada destruya la civilización que la inventa», argumenta Bostrom. «La razón [de que todavía no tengamos esa tecnología] no es que hayamos sido especialmente cuidadosos o sabios en nuestra política tecnológica. Simplemente hemos tenido suerte», dice.
Según Bostrom, el tipo más obvio de bola negra «es una tecnología que haría muy fácil desatar una fuerza destructiva enormemente poderosa». Esto podría, por ejemplo, incluir avances en ‘biohacking’, que permitirían a una persona con conocimiento básico de biología causar una enfermedad masiva y acabar con la vida de miles de personas.Si bien es posible que todavía no estemos en un estado «vulnerable», la investigación destaca lo difícil que podría ser gestionarlo si nos topamos con la tecnología de una «bola negra». Para evitar la desestabilización de la civilización, o para volver a estabilizarla, el mundo tendría que tomar medidas severas. Esto podría suponer el establecimiento de una «vigilancia preventiva extremadamente eficaz» o «una gobernanza global efectiva», opina el autor.