Por RT
En el verano de 2017, se registraron más de 2.500 temblores en la zona del parque nacional de Yellowstone, lo que supuso uno de los enjambres sísmicos más largos en su historia.
El agua pudo haber causado una larga cadena de sismos ocurridos en el verano de 2017 en el parque nacional de Yellowstone, en Wyoming (EE.UU.), sostiene el sismólogo David Shelley del Servicio Geológico de EE.UU. (USGS) en Caldera Chronicles, una columna semanal escrita por científicos y colaboradores del Observatorio Vulcanológico de Yellowstone.
- En el transcurso de tres meses, más de 2.500 temblores se registraron en la zona, lo que supuso uno de los enjambres sísmicos más largos de la historia de Yellowstone.
- La mayoría de los sismos fueron muy débiles, pero algunos se sintieron en el parque, incluido el más fuerte, de magnitud 4,4, ocurrido el 16 de junio de 2017.
- La serie de sismos pudo también ser captada con más detalle que cualquier otro enjambre grande de Yellowstone, indica Shelley.
Según el sismólogo, los patrones de esta cadena de temblores, especialmente la rápida migración y la falta de deformación de la superficie cercana, sugieren que podría haber sido causada por la difusión de agua a través de las grietas en el subsuelo de la Tierra, y no por el movimiento del magma, que a veces también puede generar enjambres de terremotos en volcanes.
En opinión del científico, el agua puede explicar en parte por qué estos enjambres a veces son tan largos, por qué “se expanden dramáticamente con el tiempo” y por qué las estructuras de fallas “son tan complejas”.
“Esto también puede explicar por qué los enjambres son comunes en las áreas volcánicas, donde el agua es un subproducto liberado por un magma más profundo a medida que se enfría”, explica Shelley.
Debido a que esta agua se encuentra sometida a una gran presión en la corteza profunda, tiende a moverse hacia arriba y, en ocasiones, lateralmente. Al interactuar con rocas más frías y frágiles, esta agua puede desencadenar terremotos, precisa el especialista.
Por otro lado, el sismólogo estima que, sin otros signos de actividad volcánica —como una rápida deformación de la superficie o cambios en las emisiones de gases—, los enjambres sísmicos “probablemente no indican un aumento del riesgo” de una erupción.