Probablemente ninguna civilización ha desarrollado de una manera más exhaustiva y sofisticada el arte de la danza que la India, tierra de alta refinación estética que incluye en su canon 10 u 11 tipos de danza clásica. Sobra decir que en la India la danza tiene una función sagrada y se realiza como parte de un drama que busca crear un rasa, emoción o deleite estético que fusiona la experiencia artística con la devocional. Una de las formas de danza clásica es el bharatanatyam (también conocida como sadir), probablemente la más popular.
Este es el género que se practica en la región sureña de Tamil Nadu, exclusivamente por mujeres, generalmente en un solo. El bharatanatyam se caracteriza por su sofisticado vocabulario de gestos o mudras (con las manos, la mirada, la cara, etc.), todos los cuales comunican una cierta emoción, intención o incluso un elemento narrativo. Este tipo de danza tiene 2 mil años de tradición, si bien fue prohibido durante un tiempo por el imperio británico -y sus buenas conciencias victorianas- ya que se veía en él una sensualidad intolerable, que fue vinculada con las devadasi (algo que es cuestionado actualmente por académicos) o sirvientas de los templos, especie de vírgenes vestales que realizaban danzas e invocaciones pero que en tiempos corruptos llegaron a ser prostituidas.
La danza es sincronizada con música clásica, cantos y gestos faciales codificados que narran también episodios de las epopeyas o de los puranas. La danza se convierte en un texto sensual. La bailarina entra en un éxtasis en el que disuelve su cuerpo en el ritmo y en la narrativa sagrada.
A continuación ALGUNOS EJEMPLOS:
Un ejemplo menos común, de danza colectiva dedicada a Shiva. Como si las chicas fueran un compuesto de Nataraja, el dios de la danza, conocido por sus múltiples brazos.
Y ahora una versión moderna de tribal-fusion inspirada en el bharatanatyam, ejecutada por la bailarina ucraniana Yana Kramneva, una moderna apsara. Ciertamente no para puristas, pero de un nivel de sensualidad que aunque rompe con los preceptos clásicos alcanza una inusitada altura de belleza y voluptuosidad, bebiendo de las fuentes clásicas pero adaptándolas a un modo más osado. Sin duda un espectáculo que los dioses de la India, que también llegaban a infatuarse por las mujeres de la tierra, estarían espiando desde el cielo.