La superficie del hielo del Ártico ha crecido medio millón de kilómetros cuadrados.

La banquisa es la capa de hielo flotante que se forma en las regiones oceánicas polares. Cada día se produce un goteo de noticias asegurando que, especialmente en el Ártico, dicha capa se reduce año tras año y, además, que es un proceso irreversible.

Los registros publicados por el NSIDC (National Snow and Ice Data Center) en enero indican (1) otra cosa diferente: la extensión de la banquisa del Ártico es medio millón de kilómetros cuadrados más grande que el año pasado. Es ahora mayor que en los cuatro años anteriores y que en seis de los últimos 14 años.

El hielo del Ártico ha resistido los años calurosos de 2015 a 2017 causados por la oscilación El Niño y, aunque no es posible asegurar que la tendencia continúe en los próximos años, no se debe descartar ninguna hipótesis.

Las conclusiones del NSIDC no son diferentes de las que vienen exponiendo los científicos noruegos del GWPF desde el año pasado: “El hielo del Mar Ártico se está acercando al nivel de 2014, que terminó con uno de los mínimos más altos de la última década. La extensión actual está muy por encima de los últimos tres años”(2).

En la Antártida el hielo marino también ha aumentando este año en comparación con el pasado, y los mejores pronósticos creen que seguirá aumentando significativamente.

Ahora comparen esa información con un titular típico de prensa como La Vanguardia en noviembre del año pasado: “El Ártico, un paraíso que se despide del hielo”(3).

Los campeones de la basura informativa, los farsantes de la BBC, pronosticaron que antes de 2013 el Ártico quedaría libre de hielo en verano (4). Han pasado ya seis años y desde entonces no paramos de reírnos un verano detrás de otro.

“La banquisa ártica podría desaparecer completamente en cuatro años” decía el periódico Le Monde en 2012 (5), por lo que “podría” haber desaparecido hace tres años, pero no ha sido así. Otra falsa alarma, de las que leemos varias cada día.

Después de errar una y otra vez, los agoreros son ahora mucho más prudentes. En enero National Geographic se daba un plazo de 100 años para la catástrofe: la banquisa ártica quedará reducida a una banda estrecha de hielo. ¿Qué podemos hacer para salvarla?, preguntaba.

Ese tipo de cábalas propician campañas ideológicas absurdas, como la de Greenpeace hace seis años para “Salvar el Ártico”, en las que no merece la pena ni entrar desde el momento en que el Ártico fue calificado como un “santuario”, o sea, algo así como La Meca del seudoecologismo.

Los pronósticos de la seudociencia son todos iguales. La bola de cristal les falla siempre.

(1) http://nsidc.org/arcticseaicenews/charctic-interactive-sea-ice-graph/
(2) https://www.thegwpf.com/global-temperatures-fall-back-to-2002-levels/
(3) https://selenitaconsciente.com
(4) http://news.bbc.co.uk/1/hi/sci/tech/7139797.stm
(5) https://www.lemonde.fr/planete/article/2012/09/18/la-banquise-arctique-pourrait-completement-disparaitre-d-ici-a-quatre-ans_1761703_3244.html

La superficie de hielo del Ártico ha crecido medio millón de kilómetros cuadrados

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