Muchos de los vecinos de Tumaco, en Colombia, piensan que en su localidad se ha producido un milagro en Semana Santa: el Martes Santo escucharon gritar a Fidel Pantoja, un hombre de 50 años. El principal problema de la situación es que Pantoja había muerto nueve días antes debido a que tuvo una grave hemorragia y sus pulmones colapsaron. Aún así, los vecinos aseguran que oyeron su voz, por lo que decidieron desenterrarle y llevarle al hospital más cercano. A pesar de que el centro médico no encontró señales vitales, los que llevaron a cabo la operación siguen manteniendo su versión de los hechos.
Este capítulo tiene antecedentes escabrosos. La familia de Fidel, casado y con diez hijos, no esperaba el fatal desenlace, por lo que aún están recuperándose del shock de las dos muertes de su padre. Su esposa, María Gladys Marín, incluso tuvo que ser ingresada por una crisis nerciosa, porque desde el momento de su muerte pensó que Fidel volvería. «Voy a esperar a que llegue, porque él va a llegar», cuenta uno de los hijos al medio El Tiempo que decía la madre entre llanto.
Nueve días después, y con la familia aún pasando el luto, los vecinos escucharon los gritos. Fue entonces cuando decidieron desenterrarle y llevar el cadáver al centro de salud, donde volvieron a certificar su muerte. Sin embargo, para corroborar el diagnóstico fatal y esperado, y ante la insistencia de los vecinos -quienes aseguran que el cuerpo no se había descompuesto-, le derivaron al hospital de San Andrés, donde loe médicos dictaron la misma sentencia: Fidel estaba fallecido.
Aún con todo y tras el revuelo originado, las autoridades han decidido realizar una necropsia, que analizará no solo el cuerpo inerte, sino el lugar de los hechos y las posibles pistas que respondan al argumento de los vecinos, quienes siguen asegurando que le escucharon gritar.
Otros casos de personas «resucitadas»
El de Fidel no es el primer caso de cadáveres que resucitan. Algo parecido, aunque con muy distinto final, es el de Rosangela Almeida, quien fue enterrada viva el pasado 2018. Los vecinos también escucharon gritos, pero no fue hasta once días después del entierro cuando se decidió exhumar el cuerpo. Encontraron a Rosagnela muerta, pero señales en el ataúd de que no había sido así todo el tiempo: uñas clavadas, manos heridas, arañazos en manos y frente y restos de sangre demostraron que la mujer, de 37 años y que supuestamente había muerto por diferentes paros cardiacos, no estaba muerta.
Desentierran a un hombre que llevaba nueve días muerto porque le oyeron gritar
Buena nota