El artículo científico fue publicado en la revista Journal of Sex Research por Christine Kaestle de la Universidad Politécnica de Virginia en EEUU.

Kaestle utilizó los datos de una encuesta realizada previamente a casi 7.000 jóvenes estadounidenses. Fueron sometidos a dos encuestas: la primera cuando tenían entre 16 y 18 años y la última cuando promediaban 30 años.

Debían responder qué género les parecía más atractivo, qué género tenía su pareja y cómo se identificaban: heterosexual, homosexual o bisexual.

Los datos obtenidos mostraron que la orientación sexual de algunas personas está sujeta a cambios con el tiempo. Por lo tanto, las tres categorías ‘habituales’ no son suficientes para describir toda la variedad de la sexualidad humana, explica Kaestle.

«La orientación sexual incluye muchos aspectos de la vida: quién nos atrae más, con quién tenemos relaciones sexuales y cuál es nuestra identidad. Hasta ahora, los investigadores se habían centrado principalmente en solo uno de estos aspectos para ‘medir’ y ‘distribuir’ a las personas en categorías. Esto puede ser una simplificación excesiva de la situación. Por ejemplo, algunas personas que se identifican como heterosexuales han reportado relaciones con personas de su propio sexo», cuenta la científica citada por Medical Xpress.

Kaestle ha desarrollado su propia clasificación. En su opinión, se necesitan nueve categorías para describir la sexualidad.

Así, los varones se dividieron en cuatro grupos: heterosexuales con orientación tradicional (el 87,4% de los encuestados), predominantemente de orientación tradicional (3,8%), homosexuales en la etapa de formación (2,4%) y hombres con manifestaciones sexuales mínimas (6,5%).

Para las mujeres, se necesitaron cinco categorías: orientación tradicional (73,8%), predominantemente tradicionales (10,2%), bisexuales en la etapa de formación (7,5%), lesbianas en la etapa de formación (1,5%) y mujeres con manifestaciones sexuales mínimas (7%).

Las personas que eligieron parejas del sexo opuesto constituían la mayoría y mostraban la menor variabilidad de su orientación sexual a lo largo del tiempo. Es curioso que nueve de cada diez hombres y tres cuartos de las mujeres declararan orientación tradicional.

Los participantes en el estudio que estaban en medio del ‘espectro de la sexualidad’, así como los homosexuales de ambos sexos en la etapa de formación mostraron los mayores cambios en sus preferencias sexuales con el paso del tiempo.

Por ejemplo, el 67% de las mujeres con una orientación predominantemente tradicional que en sus 20 años consideraban a personas de ambos sexos como sexualmente atractivas, al cumplir 30 años eligieron solo hombres. En general, las mujeres mostraron un mayor cambio en su orientación sexual al madurar que los hombres.

También es curioso que aproximadamente una de cada seis mujeres se ubicara en la mitad del espectro y fuera bisexual, mientras que entre los varones esta cifra fue 1 de cada 25. La orientación sexual de los hombres se ubicó principalmente en los extremos de la gama propuesta. Además, es interesante que muy pocas mujeres hayan sido clasificadas como lesbianas en formación.

Según Kaestle, su investigación muestra que la orientación sexual sigue siendo muy dinámica entre los 20 y 30 años.

«Siempre nos resultará difícil elaborar categorías de orientación sexual, ya que incluye las experiencias más diversas que se obtuvieron durante la vida. Las categorías siempre parecerán artificiales y estáticas», advierte la investigadora.

Es decir, puede haber más categorías. Como enfatiza Kaestle, los nombres de sus grupos no tienen la intención de reemplazar o desafiar la identidad sexual actual de alguien.

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