O haces lo que yo digo o estás contra mí. Lo que yo digo y pienso es la única verdad, lo demás son falsedades o tonterías. Este tipo de razonamientos definen a la persona autoritaria, esa cuyo pensamiento es siempre tan dicotómico como rígido.
El pensamiento dicotómico define a esas personas que construyen su realidad en base a categorías. Para ellas todo es blanco o negro, bueno o malo, o estás a su lado o estás en su contra. Esa tendencia a evaluar lo que les rodea en base a conceptos tan extremos o polarizados define muy a menudo un perfil claramente autoritario con el que resulta muy complicado convivir.
Los términos absolutos no abundan tanto como pensamos en nuestro universo social. Esto es algo que debemos comprender en primer lugar. Es decir, la experiencia siempre nos acaba demostrando que la felicidad absoluta, por ejemplo, no es posible. También que el ser humano nunca es completamente bueno ni totalmente malvado. Nuestra realidad es cambiante, compleja, está llena de matices, y ser capaces de aceptar toda esa variabilidad es clave de bienestar e inteligencia.
Sin embargo, hay quien se empeña en que todo lo que le rodea se ajuste a un esquema rígido y estable, a un patrón lo más simple posible para que así, todo quede bajo control. Es más, tal y como dice un viejo proverbio serbio a modo de burla, hay dos tipos de personas en este mundo, las que creen que hay dos tipos de personas y las que no. Más allá de lo irónico (y acertado) de esta idea, reside un aspecto bastante serio.
Este enfoque dicotómico es el origen de muchos prejuicios, de esos sesgos que edifican los estereotipos más dañinos. Esto es algo de lo que ya nos hablaron los psicólogos Theodor Adorno y Max Horkheimer en su día. Ahora bien, hay un hecho en el que vale la pena reflexionar: el pensamiento dicotómico se combate incentivando el pensamiento crítico y flexible. Algo que, tristemente, no siempre se aplica en las escuelas ni se enseña en casa.
«Quien poco piensa, mucho yerra».
-Leonardo da Vinci-
El pensamiento dicotómico y la mente primitiva
El pensamiento dicotómico o en blanco y negro es perjudicial y debería estar obsoleto. Es el resquicio de un pasado donde abundaron en exceso las dicotomías inventadas y claramente sesgadas (unas razas superiores a otras, un género más fuerte que otro, etc.). Ahora bien, algo que nos señalan desde el campo de la psicología social es que este tipo de enfoque cognitivo se da mucho más de lo que pensamos.
Puede que a alguno le sorprenda pero, en cierto modo, pensar en términos absolutos resulta mucho más fácil. ¿La razón? No requiere esfuerzo y ello hace que sean bastantes las personas que apliquen este esquema de pensamiento sin darse cuenta. Lo hacen cuando ven las cosas en términos de bueno o malo, de correcto o incorrecto, sin apreciar los matices intermedios, esos que, a menudo, con un poco más de detenimiento y empatía, nos permiten ver una realidad más amplia y rica.
Cabe señalar que psicólogos como Aaron T. Beck definieron ya en los años 60 este tipo de razonamiento como un ‘pensamiento primitivo e inmaduro’. Así, según el padre de la terapia cognitiva, quien piensa en términos absolutos y aplica este tipo de sesgo, se caracteriza por hacer uso de un tipo de procesos mentales muy rígidos. Son los siguientes:
- Solo se fijan en los aspectos globales de la realidad. No son capaces de analizar y conceptualizar determinada información en escalas, grados o dimensiones.
- Su pensamiento es, además, invariable e irreversible.
Pensamiento dicotómico y autoritarismo
Aaron T. Beck también indicó en su momento que este tipo de enfoque mental no es, por sí mismo, indicativo de ningún trastorno mental. Ahora bien, en ocasiones, al pensamiento dicotómico se le suelen añadir otros síntomas para dar forma a condiciones clínicas como el trastorno límite de la personalidad.
Por otro lado, donde sí suele estar presente es en el comportamiento autoritario. A día de hoy contamos incluso con una escala para medir el pensamiento dicotómico, y es a través de estudios como el llevado a cabo por el doctor Atkushi Oshio, de la Universidad de Tokio, donde descubrimos la íntima relación que hay entre el autoritarismo y ‘pensamiento en blanco y negro’.
- Según este trabajo, el pensamiento dicotómico es común en personas narcisistas y con baja autoestima, que presentan además un comportamiento autoritario.
- Son personas que no toleran la ambigüedad, que necesitan tenerlo todo bajo control y que tienden a devaluar a todo aquel que piense de manera opuesta a ellos.
- Asimismo, otro factor que suele aparecer en este tipo de personalidad, es el perfeccionismo.
La necesidad de entrenar nuestra flexibilidad cognitiva
Para revertir el pensamiento dicotómico debemos promover desde edades muy tempranas la flexibilidad cognitiva. Esta función ejecutiva nos permitiría, entre otras cosas, tener una mayor habilidad para resolver problemas. Al fin y al cabo, algo que no acepta la personalidad rígida y autoritaria es la contradicción. Sin embargo si hay algo que abunda en nuestra realidad cotidiana es la complejidad y la variabilidad.
Ser capaces por tanto de asumir esa riqueza de estímulos y categorías desde un punto de vista más abierto, respetuoso y flexible, nos enriquecería mucho más como seres humanos. Tener en cuenta otros puntos de vista es sinónimo de empatía e inteligencia. Además, el pensamiento flexible, en contraposición al dicotómico y rígido, da forma a un estilo de vida donde adaptarnos mucho mejor a las complejidades de nuestro entorno.
Sentiremos menos frustraciones, seremos más creativos, tolerantes y preparados para analizar, valorar y conectar mucho mejor con todo lo que nos rodea. Intentemos por tanto aplicar este enfoque en el día a día y combatamos esas miradas autoritarias empeñadas en crear un mundo a su medida.
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