El esquema propuesto por Tongcan Li y Zhang-qi Yin prevé el uso de osciladores electromecánicos y circuitos superconductores para lograr su ambicioso objetivo. En un artículo publicado en Science Bulletin, los investigadores proponen también un esquema para crear un estado de «Gato de Schrödinger» en el que un microorganismo puede estar en dos lugares al mismo tiempo.
En 1935, Erwin Schrödinger propuso un experimento imaginario que consistía en encerrar un gato vivo dentro de una caja en la que se había introducido también una probeta con gas venenoso y un dispositivo, de una sola partícula radiactiva y que tenía una probabilidad del 50% de desintegrarse en un tiempo dado. Al desintegrarse la partícula, el veneno quedaría liberado y el gato moriría sin remedio. Una vez pasado el tiempo establecido, tendríamos un 50% de probabilidades de que la partícula se haya desintegrado y encontrar que el gato está muerto, y otro 50% de que no haya sido así y el gato siga vivo. En el idioma de la Física Cuántica, estaríamos ante una superposición de dos estados posibles (vivo o muerto) que no se concretará hasta el instante en que se abra la caja. Hasta ese momento, en efecto, podríamos decir sin miedo a equivocarnos que el gato está vivo y muerto al mismo tiempo. Sólo abriendo la caja modificaremos el estado de Superposición y haremos que se concrete una de las dos posibilidades.
La idea de Schrödinger sirvió para revelar por primera vez al gran público las profundas implicaciones de la Mecánica Cuántica, en cuyo reino la superposición de estados de las partículas está a la orden del día y es pura rutina para los investigadores, que han tenido que acostumbrarse a realidades «imposibles», como electrones que están en varios lugares a la vez, partículas que se comunican de forma instantánea sin importar la distancia o que, incluso, son capaces de viajar en el tiempo. Desde el hipotético experimento de Schroedinger, los físicos han dedicado décadas de estudio y esfuerzo para tratar de averiguar si las extrañas leyes que rigen en el universo cuántico pueden trasladarse también al mundo macroscópico. Y es que, después de todo, tanto nosotros como todo lo que nos rodea está hecho de partículas.
Por supuesto, se han hecho ya importantes avances. Y en las últimas dos décadas diversos grupos de investigadores han conseguido cada vez mejores resultados a la hora de «teletransportar» estados cuánticos, primero de partículas individuales (un único fotón, en 1997), después de átomos completos, y últimamente de conjuntos cada vez más numerosos de átomos. Recientemente, por ejemplo, un equipo de la Universidad de Colorado logró llevar al estado cuántico toda una membrada de aluminio de 15 micrómetros de diámetro (un micrómetro es la milésima parte de un milímetro), y «teletransportar» sus características y su movimiento a una serie de fotones aislados.
Pero nadie ha conseguido hacer lo mismo con un organismo vivo. Y todos los experimentos llevados a cabo hasta ahora están aún muy lejos de conseguir teletransportar un organismo, o su estado cuántico.
En su estudio, Tongcang Li y Zhang-qi Yin proponen colocar una bacteria sobre un oscilador electromecánico integrado en un circuito superconductor para conseguir un estado cuántico de superposición en el organismo y teletransportar después ese estado. En principio, el microorganismo es mucho más pequeño que la membrana del oscilador y no debería, por lo tanto, afectar a su funcionamiento. La bacteria, junto a la membrana, serían llevados a un estado cuántico. Después de lo cual, ese estado se podría teletransportar hasta otro organismo distante por medio de circuitos superconductores de microondas. Dado que los estados internos del organismo contienen información, la propuesta de los investigadores supone, en realidad, un esquema para teletransportar esa información, o memoria, de un organismo vivo a otro.
La configuración propuesta por Tongcang Li y Zhang-qi Yin constituye también un poderoso microscopio, ya que no solo es capaz de detectar la existencia del spin de electrones individuales (que puede asociarse a determinados defectos genéticos), sino que puede también manipular y detectar sus estados cuánticos, permitiendo su uso como «memorias cuánticas».
En palabras de Li, «proponemos un método sencillo para poner un microorganismo en dos lugares al mismo tiempo, y facilitamos un esquema para teletransportar el estado cuántico de un organismo completo. Espero que nuestro trabajo inspire a otros investigadores para que piensen seriamente sobre la posibilidad de la teleportación cuántica de microorganismos y en sus posibilidades futuras. Nuestro trabajo también proporciona pistas para futuros estudios sobre los efectos de las reacciones bioquímicas en los estados de superposición cuántica de los organismos vivientes».
José Manuel Nieves