En esencia, la tecnología puede ser vista como un perpetuo intento de evolucionar y ampliar nuestra corteza sensomotora dentro de la realidad física: Desde las primeras lanzas y boomerangs han ido aumentando nuestras armas, caballos y carros para nuestras piernas y el fuego para nuestro medio ambiente; pero ahora estamos investigando y manipulando la estructura de la realidad, incluyendo los componentes de la vida misma.
Por otra parte, esta evolución no ha sido del todo lineal, sino siguiendo una curva iterativa de puntos de inflexión que demarcan unos cambios de ruptura de los paradigmas sociales dominantes. Fue sugerido por el matemático Vernor Vinge en su aclamada novela de ciencia ficción «True Names» (1981), e introducido explícitamente en su ensayo «The coming Technological Singularity» -La singularidad tecnológica que viene (1993), el término fue popularizado por el inventor y futurista Ray Kurzweil en «The Singularity is Near» -La singularidad está cerca (2005). Y ambos ya cruzaron conversaciones sobre la singularidad en el año 2002.
Mientras que la Singularidad no se confunda con una descripción astronómica de un objeto infinitesimal de densidad infinita, puede ser vista como un horizonte de eventos tecnológicos en el que los modelos actuales de futuro pueden descomponerse en un futuro no muy lejano, cuando la tasa de aceleración de descubrimientos científicos e innovaciones tecnológicas se acerque a una asíntota de tiempo real. Más allá queda el futuro (utópico o distópico) de donde surge una pregunta clave: la evolución considerablemente más lenta de la escala de tiempo biológica, debe convertir al Homo sapiens en Homo syntheticus a fin de mantener nuestra posición auto-proclamada como reyes de la creación, ¿o ese título podrá ser usurpado por la consciente inteligencia artificial? La Singularidad, y todas sus implicaciones, fueron abordadas recientemente en la Cumbre de la Singularidad 2011, en Nueva York .
Vinge abría su innovador ensayo de 1993 con una definición fundamental de la Singularidad:
» La aceleración del progreso tecnológico ha sido la característica central de este siglo. Estamos al borde de un cambio comparable a la aparición de la vida humana en la Tierra. La causa exacta de este cambio es la inminente creación de una tecnología de entidad más grande que la inteligencia humana. La ciencia puede lograr este avance mediante varios medios (y esta es otra razón para confiar en que suceda):
» Pueden ser desarrollados computadores que son «conscientes» y de inteligencia sobrehumana. (Hasta la fecha, ha habido mucha controversia acerca de si podemos crear la equivalencia humana en una máquina. Pero si la respuesta es «sí», entonces ya no hay duda que poco después serán construidos seres más inteligentes).
» Las grandes redes de computadoras (y sus usuarios asociados) pueden «despertar» como entidades inteligentes sobrehumanas.
» Las interfaces PC/humano puede llegar a ser tan íntimas que los usuarios se puedan considerar razonablemente de inteligencia sobrehumana.
» La ciencia biológica puede proveer de medios para mejorar el intelecto humano natural.
Para Kurzweil, el núcleo de la Singularidad mantiene un incremento y mejoramiento de la biología humana a través de la evolución acelerada de la tecnología (a destacar la genética, la nanotecnología y la inteligencia artificial), habilitando el aumento exponencial de la potencia de cálculo y la velocidad de disminución del coste junto al tamaño. No es de extrañar, entonces, que en su discurso de apertura, «From Eliza to Watson to Passing the Turing Test», Kurzweil se centrara principalmente en lo que describió como las evidencias que apoyan de forma más continua sus proyecciones originales. Él expresó una clara diferenciación entre la cimentación de la IA usando los principios de inspiración biológica y, en su forma alternativa, la creación de un sustrato biomórfico: En pocas palabras, está a favor de la primera, viendo esta última como innecesaria.
En la conferencia de prensa posterior a la presentación, Kurzweil respondió sobre el papel de nuestros impulsos biológicos evolutivamente determinados, y por ende, sobre la motivación y la emoción, cuando la mente que se funde con las máquinas y la IA, es igual o superior a los niveles humanos. Kurzweil señaló que tenemos una increíble capacidad de sublimar nuestros impulsos, y lo hacemos en gran medida con la innovación. En el momento que se avista el propósito de la tecnología, como la trascendencia de nuestras limitaciones biológicas, la interpretación de su respuesta bien podría definir a un ser humano como la IA motivada por el objetivo de lograr liberarse de las trabas, cada vez más acelerado por la innovación – y que ese logro de objetivos generará un estado positivo de la EA (Emoción Artificial). Sea o no este el caso, en una entrevista a principios de este año por la Australian Broadcasting Corporation, Kurzweil predijo que la inteligencia artificial alcanzará un nivel humano de pensamiento emocional, más o menos sobre el año 2030:
Esta es realmente la gran frontera de este momento para las computadoras, en general, poder dominar las emociones humanas.
La emoción no es un espectáculo de la inteligencia humana. De hecho, es lo más inteligente y complicado que hacemos, ser gracioso, gastar una broma, expresar un sentimiento amoroso. Eso es la vanguardia de la inteligencia humana. Si tuviéramos que decir que la inteligencia es sólo inteligencia lógica, las computadoras son ya más inteligentes que nosotros.
Creo que estaremos cerca en los próximos 20 años, en los que puede cerrarse esa brecha de la actual superioridad humana en cuanto a la inteligencia emocional.
Hoy, los ordenadores pueden entender las emociones humanas en determinadas situaciones. Watson, el ordenador de IBM que ganó a Jeopardy, tuvo que entender algunas cosas sobre las emociones humanas para dominar el lenguaje en ese juego, pero todavía no se ha llegado a los niveles humanos. Se conseguirán.
Fiel a la premisa de la Singularidad de acelerar la innovación tecnológica, este logro puede ser llegar antes de lo que se espera: Recientemente, la investigación llevada a cabo por Zoraida Callejas, David Griol y Ramón López-Cózar, en la Universidad de Granada y la de Madrid, ha demostrado un método para predecir el estado mental de una persona en el diálogo hablado, desde el estado emocional y la intención del individuo, a través de un módulo puente para entender el lenguaje natural y la arquitectura de gestión del diálogo.
El niño prodigio del MIT Alexander Wissner-Gross, dice que para una post-singularidad de la IA, será suficiente con entender los sentimientos humanos en vez de tener que desarrollar el pensamiento emotivo. En su anticipación, en una inteligenciaa a escala planetaria, sugirió que el nivel humano global de la IA podría surgir en el mundo matemático de las finanzas cuantitativas y del comercio de alta frecuencia, si no está ya.
En «The Undivided Mind – Science and Imagination», el cineasta, filósofo estético y entusiasta futurista Jason Silva, que más influye en su popularización, aboga por la pasión y la sensibilidad artística, para informar hacia la ideación y creación de instancias de la Singularidad. Silva muestra su punto de vista en un corto titulado «The Beginning of Infinity» (ver debajo de esta líneas), donde expresa visualmente una epifanía epistemológica. Silva es también el primer invitado a ser entrevistado por la Critical Thought TV .
«Lo realmente fantástico sobre la Cumbre de la Singularidad» decía Silva», es que proporcionan legitimidad a estas ideas, y que no sea algo que se cuece al margen de la academia. Nuestra historia rebosa de una variedad de sustratos —libros, artículos de revistas, televisión, cine, sitios web, y un motón de cosas más—; sin embargo», apunta, «creo que se necesita trabajar más su elaboración estética, la esencia de su discurso, al cual espero inyectar de arte y diseño. Como Rebecca Elson escribió en su libro, A Responsibility to Awe, los hechos son tan interesantes como las posibilidades que se abren a la imaginación. «Para Silva, una de esas posibilidades es nuestro logro de las cualidades divinas de inmortalidad y omnisciencia prometidas desde hace mucho por la religión, pero nunca entregadas.
Silva también difiere de Kurzweil y Wissner Gross-en su visión de la emoción, de manera que la IA llegue a ser análoga a la humana. Por ejemplo, refiriéndose al Art & Physics de Leonard Shlain, que cita Silva para indicar que el arte y la ciencia son las dos caras de la misma moneda. Silva está de acuerdo en que esto parece estar apoyado por los estudios de la actividad del cerebro humano por fMRI, donde parecen demostrar que sus puntos en común radican en el contenido emocional de la experiencia, así como por los recientes hallazgos de que la codificación visual en la corteza ventrotemporal (VT) humana es común a todos los individuos que ven el contenido de una misma película.
«La verdad», concluye Silva, «es una sinfonía.»
- Referencia: Physorg.com, 1 de diciembre 2011 por Stuart Mason Dambrot
- Imagen: TOPIO, un robot humanoide, jugando tenis de mesa en Tokio. De Wikipedia.
- Vídeo: «The Beginning of Infinity» (El comienzo del Infinito) .
- Nota: Si visitáis el artículo original, veréis más vídeos sobre el tema.
- Traducido por Pedro Donaire
- http://bitnavegante.blogspot.com/2011/12/el-futuro-que-viene-la-cumbre-de-la.html?utm_source=feedburner&utm_medium=feed&utm_campaign=Feed%3A+bitnavegante+%28BitNavegantes%29&utm_content=Google+Reader&utm_term=Google+Reader