Este 26 de septiembre se celebro el cumpleaños de uno de los poetas más grandes del siglo XX y de la modernidad en general, Thomas Stearns Eliot, poeta nacido en Estados Unidos pero que hizo su vida en Inglaterra y se conformó a la tradición británica, si bien manteniendo un diálogo fecundo y esencial con otro poeta estadounidense fincado en Europa, Ezra Pound. Eliot irrumpió en la modernidad con su poema «The Waste Land», pero seguramente su mejor poesía es la que se encuentra en Four Quartets y en algunos de sus poemas religiosos. Eliot fue en cierta forma un poeta místico, pero lo fue de la manera más elegante y calmada, sin jamás extravasarse en ardores.
Eliot es considerado por algunos el más grande poeta cristiano del siglo XX. Pero su poesía tiene claras influencias orientales, tanto del hinduismo como del budismo. En la universidad Eliot estudió sánscrito y estudió la filosofía budista del camino medio de Nagarjuna, de la cual se deriva la idea de la vacuidad de todos los fenómenos, pero también un importante concepto que podría tener eco en la poesía de Eliot: que la eternidad sólo puede aprehenderse en el tiempo, que lo relativo es lo absoluto, puesto que no hay una realidad absoluta separada de la realidad relativa. Este es uno de los grandes temas de Four Quartets, donde vemos atisbos de una visión no-dual. Versos que evocan las paradojas de Nagarjuna, si bien con cierta intensidad poética y con imágenes propias de la tradición occidental:
The single Rose
Is now the Garden
Where all loves end
Terminate torment
Of love unsatisfied
The greater torment
Of love satisfied
End of the endless
Journey to no end…
La Rosa única
es ahora el Jardín
donde el final de todos los amores
terminan el tormento
del amor insatisfecho
el tormento superior
del amor satisfecho
final de lo que no tiene final
viaje hacia el infinito.
Pero el verso que queremos señalar, donde encontramos una mezcla de la pasión y el silencio, del cristianismo y el budismo, aparece en su poema «Ash Wednesday»:
Teach us to care and not to care
«Enséñanos a querer y a no querer», pero también puede significar «enséñanos a cuidar y a no cuidar» o también «enséñanos a que las cosas nos importen y a la vez no nos importen». Care ha sido derivado de una raíz del inglés antiguo que significa «cuita mental; poner atención seriamente». Encontramos entonces la noción de ponerle atención a las cosas que realmente importan y dejar de atender a las que no. Esta inteligencia discriminatoria es esencial en el budismo, donde significa desatender del samsara, la rueda de vano deseo, y atender a lo que no es producido. Encontramos aquí la la sutil balanza que podemos interpretar como estar presente para las cosas de manera compasiva, pero a la vez no tomarnos la existencia demasiado en serio y no aferrarnos a ella. En el mismo poema Eliot le pide a la Virgen -que es también el espíritu del mar, del río, de la fuente, del jardín- que le enseñe a estar quieto, en medio de las rocas. Estar quieto en medio de la adversidad, el caos, el sufrimiento, quizá. Soltar, y en ese soltar unirse con el mar, con el espíritu universal.
Por último, cabe notar que el término clave en la filosofía de Heidegger, «sorge«, ha sido traducido en inglés como «care» («cuidado» o «cura» en español). Por momentos Heidgger intimó que la naturaleza del Ser es este «sorge«, este poner atención con gentileza y cuidado a las cosas, para que el Ser en sí se revele en las cosas, para que resplandezca en el tiempo.
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