BEIJING, dic (IPS) – La oposición al régimen que impera en China afronta la peor ofensiva gubernamental en su contra desde 1989, con una creciente cantidad de desapariciones forzadas de activistas, aseguró el escritor Liao Yiwu, exiliado desde julio en Alemania.
Liao es conocido internacionalmente por su poema «Masacre», sobre la represión de 1989 en la plaza Tiananmen, donde fueron asesinados numerosos civiles desarmados que manifestaban a favor de la democracia. El escritor, quien sufrió varios años de cárcel, huyó de su país por tierra hacia Vietnam, para luego radicarse en Alemania.
«Es la peor represión desde 1989», dijo Liao a IPS por teléfono desde Estados Unidos, donde está de gira promocionando su último libro «God is Red: The Secret Story of How Christianity Survived and Flourished in Communist China» («Dios es Rojo: La historia secreta de cómo el cristianismo sobrevivió y floreció en la China comunista»), donde documenta el allanamiento regular de parroquias caseras ordenado por el gobierno. «Primero se comenzó por endurecer el control sobre Internet. Luego se recurrió a métodos mafiosos contra intelectuales o disidentes para hacerlos desaparecer», denunció Liao, quien cree que el relajamiento de la presión de Occidente en materia de derechos humanos incidió en el aumento de abusos.
«Después del 4 de junio de 1989, el gobierno por lo menos se preocupaba por la presión de los países occidentales, pero últimamente adoptó una postura más dura y rechaza las presiones, pues siente que los países ricos dependen económicamente» de este gigante, explicó.
«Los países occidentales comprometen sus principios para congraciarse con China y dejaron de hablar sobre derechos humanos. El gobierno se ha vuelto más descarado en su campaña contra la disidencia», añadió.
Organizaciones de derechos humanos se muestran preocupadas por la mayor cantidad de «desapariciones forzadas», un término con el que se denomina a los activistas chinos detenidos por las fuerzas de seguridad sin que la familia conozca su paradero.
Ai Weiwei, un conocido artista que expuso su obra «Semillas de Girasol» en el londinense Museo Nacional Británico de Arte Moderno, es uno de los activistas desaparecidos más famoso. Fue detenido el 3 de abril y liberado el 22 de junio tras una campaña internacional en su favor.
Pero Ai Weiwei es solo uno entre decenas de detenidos este año, sin acceso a abogados ni paradero conocido para sus familiares.
Desde mediados de febrero, cuando el Partido Comunista temió que se propagara la Primavera Árabe, por lo menos 26 artistas, blogueros y defensores de derechos humanos desaparecieron.
Miles de demandantes más están en prisión, según el informe «Un callejón en el infierno: Insultantes «cárceles negras» de China», de la organización Human Rights Watch (HRW), con sede en Nueva York.
Los detenidos están sujetos a abusos físicos y psicológicos, desde golpizas, privación de alimento y sueño hasta extorsión.
El peligro es mayor para las etnias minoritarias. HRW señala que decenas, quizá centenas de uigures, minoría musulmana de la occidental provincia de Xinjiang, «desaparecieron» sin dejar rastro tras los sangrientos disturbios de 2009.
«Desde hace dos años, el problema empeoró de forma considerable», señaló Phelim Kine, investigador de HRW. «Desde principios de este año, por lo menos 30 personas conocidas fueron secuestradas, la mitad por varios días y semanas. Sabemos que si apuntan contra figuras famosas, habrán muchas más que no lo son», añadió.
El aumento de la represión coincide con anuncios de las autoridades de que la práctica de desapariciones forzadas pronto será consagrada por la ley.
El 30 de agosto, China publicó las revisiones propuestas para la Ley de Procedimiento Penal, que dará a la policía el poder de mantener a sospechosos detenidos en secreto por un plazo de hasta seis meses, sin derecho a contactar a sus familiares ni a abogados.
La propuesta que incluye el derecho a detener sospechosos en lugares secretos se aplicará para casos de seguridad de Estado, terrorismo y casos graves de corrupción.
Además, prácticas como la detención domiciliaria, en la que se encuentra desde 2010 el activista ciego Chen Guangcheng, también pueden quedar consagradas en la ley.
Los críticos advierten que las revisiones violan leyes internacionales y marcan un retroceso en materia de protección de derechos civiles en China, un país que comenzó a implementar un sistema legal de tipo occidental hace 30 años.
Caixin, una revista empresarial conocida por sobrepasar los límites de la censura, describió la revisión legal como un montón de «justificaciones que permitirán a los órganos de investigación decidir como les plazca si informan, o no, a los familiares y que harán que las detenciones secretas sean endémicas».
Además existe el peligro de que haya más abusos de la policía, la que suele hacer justicia con mano propia, señaló Jerome A. Cohen, especialista en el sistema legal chino y profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Nueva York.
«De ser promulgado el texto con las revisiones, como probablemente ocurra, existirá cierta categoría de personas que, simplemente, podrán ser detenidas sin notificar a la familia y sin permitirles tener un abogado», dijo Cohen a IPS, por teléfono desde Nueva York.
«La cuestión del peligro para la ‘seguridad de Estado’ es la principal categoría que preocupa a la gente porque, con el régimen actual, virtualmente cualquier cosa puede considerarse como tal. El hecho es que en la práctica, la policía puede determinar qué significan esas palabras», añadió
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