obsoletacuando regañó a sus aliados de no gastar lo suficiente para su defensa que corría prácticamente a cargo de Estados Unidos.
Macron, quien después del G-7 dictaminó el “fin de la hegemonía de Occidente (https://bit.ly/2NZIpYd)”, se mostró perplejo sobre el artículo 5
de la OTAN, su cláusula de defensa colectiva, y comentó que no estaba seguro si Washington defendería a Europa en una crisis.
Macron sentenció que Europa se encuentra al borde del precipicio (sic)
y necesita empezar a pensar por sí misma en términos estratégicos como una potencia geopolítica, ya que de otra manera no tendrá más el control de su destino
, por lo que es apremiante que Europa despierte cuando Estados Unidos “ha volteado su espalda a Europa, como sucedió con su permisividad a la invasión de Turquía, miembro de la OTAN, aprovechando el retiro del Ejército estadunidense del noreste de Siria.
A juicio del mandatario galo, Donald Trump no comparte la idea del proyecto europeo
cuando Europa está confrontada por el ascenso de China y se encuentra debilitada por dentro con el Brexit y la inestabilidad política: Existe un riesgo considerable de que en el largo plazo desaparezcamos geopolíticamente, o, por lo menos, que no tengamos más el control de nuestro destino
.
La hermenéutica de The Economist es que el mensaje subyacente de Macron radica en que Europa necesita comenzar a pensar y a actuar no sólo como grupo económico, cuyo principal proyecto es la expansión del mercado, sino como una potencia estratégica
que “debe empezar con la recuperación de la ‘soberanía militar’ (¡mega-sic!)”, y con la reapertura de un diálogo con Rusia.
Los tres magnos polos gravitatorios EU/Rusia/China atraen a las fuerzas centrífugas en la Unión Europea (UE), tipo Brexit, cuando Francia opera ya como su única potencia nuclear con su force de frappe (poder de disuasión)”.
La Unión Europea cometió el grave error de haberse confinado a una visión vulgarmente geoeconomicista, que le brindó la enorme prosperidad que llegó a superar a Estados Unidos con su PIB, hasta que el destino geoestratégico la alcanzó con la increíble resurrección de Rusia, en la fase del zar Vlady Putin a partir del año 2000, y del irresistible ascenso tecnológico/geoeconómico de China.
Ya se encargarán los exhumadores de archivos desclasificados de diagnosticar que el peor error geoestratégico de Washington lo cometió el entonces mandatario Barack Obama al haber empujado a China a los brazos de Rusia, que conformaron una asociación estratégica
que dejó aislado a Washington y a la deriva a Europa.
La UE contaba con el paraguas geoestratégico/nuclear de Estados Unidos, que en su fase de declive económico/financiero busca salvarse antes de rescatar a los demás.
Ahogada por su hedonismo, Europa descuidó su seguridad y ahora paga un alto precio. La canciller alemana Ángela Merkel criticó “las palabras drásticas del presidente francés (https://bit.ly/33I7ldr)”.
A 30 años de la caída del Muro de Berlín, la anterior ministra de defensa de Alemania y actual presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se distancia de Macron al sentenciar idílicamente que “la Organización del Tratado del Atlántico Norte es la alianza de defensa más poderosa del mundo (…) Sin la alianza atlántica, la historia de Europa no podría ser contada (https://politi.co/34K2Ajj)”.
A Von der Leyen se le olvidó Carlomagno y no pondera el nuevo orden tripolar del siglo 21 de EU/Rusia/China.
¿Implosiona la OTAN 30 años después de la caída del Muro de Berlín?
El Fin de la historia, de Francis Fukuyama, fue una histeria del Departamento de Estado, así como el mito chileno fue otro artefacto hollywoodense del fallido binomio neoliberal del thatcherismo/reaganomics. “Fin de una era (https://bit.ly/2NAThg9)”: fin de todos sus mitos.