Desde tiempos de la Antigua Grecia, los médicos solían recomendar unas vacaciones en la playa para regular los humores y brindar bienestar general a la persona en sufrimiento. Actualmente se sabe que el mar no sólo ayuda a sentirnos más relajados, también altera la estructura cerebral.
De acuerdo con el estudio Blue Mind: The Surprising Science that Shows How Being Near, in, on, or Under Water Can Make You Happier, Healthier, More Connected, and Better at What You Do (2014), el biólogo marino Wallace J. Nichols explica cómo la presencia del mar regula el estado de ánimo mediante la regulación de los neurotransmisores cerebrales. Para él, existe evidencia científica que comprueba que estar cerca de grandes cuerpos de agua promueve tanto la salud mental como la felicidad.
Las razones que presenta Nichols para afirmar su hipótesis son:
- El mar ayuda a relajar la mente. Los sonidos del mar estimulan la corteza prefrontal del cerebro, la cual se encarga de regular las emociones y el raciocinio. Los sonidos del mar se expanden y mejoran la autoconciencia, y, por tanto, el bienestar emocional.
- El agua del mar ayuda a oxigenar el cuerpo. Al estar en la playa, el cuerpo absorbe los iones negativos que liberan las olas del océano, permitiéndole absorber más oxígeno y regular los niveles de serotonina (regulando la sensación de angustia).
- Tanto el sonido de las olas como la presencia del agua ayuda a reducir los niveles de cortisol (llamada también la hormona del estrés), brindando una sensación de calma y bienestar.
- Observar y escuchar el agua del mar, acompañado de una respiración profunda, ayuda a inducir un estado meditativo. Gracias a la concentración en su color y movimiento, la información sensorial se regula en un estado meditativo, tal y como si se practicara meditación mindfulness.
- Gracias a la tranquilidad que puede brindar, regula ansiedad leve, dolor y depresión y problemas en la higiene del sueño.
La playa y el mar pueden llegar a convertirse en un refugio de bienestar clave para la salud emocional de las personas. Para ello no sólo basta con ir a la playa, se requiere realizar un ejercicio de meditación en donde la mente se clarifica mientras la vista y el oído se enfocan en los movimientos suaves del mar.
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Imagen de portada: Deckle Edge
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