¿Cómo se aprende a nadar? Nadando ¿Cómo se aprende a ser madre? Siendo madre ¿Cómo se aprende a vivir? Viviendo ¿Cómo se aprende a amar? Amando.
El único maestro que existe es la propia vida. Las experiencias que vamos teniendo cada uno de nosotros a lo largo de los años. Ésas que nos rompen el corazón. Ésas que nos lo recomponen. Las que nos hacen vibrar tan alto como las estrellas y las que nos hacen caer en picado.
Tanto el sufrimiento como su contrario forman parte de nuestra experiencia humana. Quizás llegue un momento en nuestra vida en el que, después de haber sufrido mucho, seamos capaces de ELEGIR lo que nos aporta Paz y lo que no. Por dónde caminar y por dónde no. Pero no es algo que podamos erradicar definitivamente porque no es algo que podamos controlar. No está en nuestra mano que todas las vivencias que tengamos vayan a ser gozosas. No lo sabemos. Y ése «no saber», esa HUMILDAD, es la que me lleva a decir que en nuestra vida, en nuestro interior, en nuestra mente, puede ocurrir cualquier cosa. Entre ellas, bajar hasta lo más oscuro de uno mismo. Y también, la de subir a lo más luminoso. Porque ambas lo único que son es POSIBILIDADES.
Pasarte la vida temiendo el fracaso (tanto interno como externo) lo único que te lleva es a caminar de puntillas y con el corazón encorsetado.
Podemos realizar según qué actividades para sentirnos mejor, más tranquilos, más relajados. Podemos hacer cursos para conocernos, para entendernos, para ser más conscientes de cómo actuamos. Podemos adquirir unos hábitos saludables para prevenir la enfermedad. Podemos cuidarnos, tanto física como mentalmente, escogiendo las actividades que nos hacen sentir bien y echando a un lado las que nos provocan malestar. Podemos decidir rodearnos de personas que nos sumen, en lugar de que nos resten. Sí podemos elegir un camino u otro. Y es muy importante qué elegimos. Pero ninguno de los anteriores «podemos» descarta el dolor, la tristeza, el vacío, la soledad, el sufrimiento y la enfermedad.
Que yo me cuide mucho no significa que no vaya a enfermar. Porque elegir no enfermar no está en nuestra mano. No depende de nosotros, si no nadie enfermaría. Nadie elige sufrir conscientemente. Y esto tan básico, no quiere ASUMIRSE porque implica que, en realidad, no tenemos libre albedrío. Implica que La Vida no depende de nosotros. Del ser humano. Un ser humano que, en un estado de prepotencia absoluta, ansía tener el control de todo. Ansía ser Dios sin darse cuenta de que jamás lo será por mucho que pida al Universo serlo. Por muy bien que se porte. Por mucho que se cuide. Y por muy evolucionado y consciente que sea o se crea.
No se puede tener Paz sin incluir la no-paz en ella. Cuando hablamos de UNIDAD hablamos de TODO. De todas las ideologías. De todas las banderas. De todas las razas. De todos los sexos. De todos los seres vivos. De todos los colores. De todos los pensamientos. De todas las emociones.
Hay personas que se creen que sólo pueden tener Paz cuando sienten según qué emociones catalogadas como positivas. Y se pasan la vida luchando para combatir las negativas, para erradicarlas de su vida, para que nada ni nadie les altere. Lo cual es muy incoherente porque jamás se logra esa Paz Interna rechazando cualquier estado mental o emocional que consideres negativo.
Mientras se tenga esa IDEA tan condicional sobre la Paz y sobre el Amor, nunca se sentirá Paz y Amor. Porque siempre habrá partes de uno mismo, ya sea en pensamientos o emociones, que etiquetaremos como no pacíficos o no amorosos. Y en el mismo instante en que se activen, el juicio, el castigo y la condena se activarán con ellas. Pero no porque de VERDAD sean negativas sino únicamente porque nos han inculcado esa IDEA. Esa no-verdad.
Algunos pretenden volver a ser niños. A ser inocentes. A ser puros. No se puede volver atrás porque no se pueden borrar las experiencias que hemos tenido. Puedes comprenderlas. Puedes responsabilizarte de ellas. Puedes aprender de ellas. Pero no puedes volver a ser quien eras «antes de». Porque las experiencias, del tipo que sean, te marcan. Y esas marcas, esas heridas, dejan secuelas. Por mucho que las sanes. Por mucho que las limpies.
Es como si la mariposa quisiera volver a ser crisálida. Del mismo modo que es imposible para ella, lo es para nosotros.
¿Por qué nos cuesta tanto aceptar que la vida es como es? ¿Que no la controlamos? ¿Que no siempre es como nos gustaría? ¿Que cuando Amas también sufres?
Hay muchos mensajes muy dañinos, muy poco realistas, con mucha ignorancia, que nos alejan de la Verdad. De esa Paz donde el Amor Incondicional hacia todo aquello que no nos gusta de nosotros mismos es imprescindible.
Pretender alcanzar el Amor a través de una lucha continua contra una parte de ti es absurdo. El Amor para que sea AMOR debe abarcarlo TODO. Desde los pensamientos negativos hasta los sentimientos más destructivos. El AMOR ama, no abandona ni excluye ni rechaza.
Y hasta que no tengamos claro lo que es de verdad el AMOR y que es la única «técnica» para vivir en paz con nosotros mismos y con los demás, seguiremos inmersos y perdidos en un laberinto cuya salida buscamos en la perfección del personaje que somos en lugar de en su COMPRENSIÓN (a nivel consciencial, no mental), en su aceptación y en el Amor a su Humanidad.
Son las experiencias las que te enseñan. Y en las experiencias están incluidos los fracasos y las caídas. Caídas que queremos evitar, pero que son inevitables. Emociones, sentires, que queremos evitar, pero que son inevitables.
TODO forma parte de la VIDA. Ninguna emoción es un error. Ningún pensamiento es un error. Ninguna forma de vivir es un error. Ningún «error» es un error.
Cuanto más intentes luchar contra ti mismo, más sufrirás.
Por muchos Sentidos que queramos atribuirle a la Vida, a nuestra vida, ésta exclusivamente existe para vivirla. Para experimentarla. Para sentirla. Para SERLA. Cualquier otra razón que nos saquemos de la manga o que diferentes «maestros-gurús» se hayan sacado de la suya, es sencillamente un necesidad imperiosa de nuestra mente de pretender man-Tener el control. Así de simple.
Como Ser Humano, tú eres el personaje del videojuego, no el que tiene el mando. Somos el vehículo, no el conductor. No somos nosotros los que elegimos DE VERDAD, es la Vida, Dios, el Jugador quien lo hace.
Estamos totalmente «guionizados» por ALGO que está mucho MÁS ALLÁ de nuestra insignificante, misteriosa y bella existencia humana.
Pero la mayoría se creen que un punto minúsculo del universo es el Universo entero. Y que todo gira a su alrededor, a su importancia, a su ombligo y a su ambición. Cuando tan solo somos una diminuta mota de Polvo de Estrellas que comparten un planeta al que han llamado Tierra.
Vivir la Vida, amándola tal cual es. Amándome tal cual soy.
Y poco más.
https://www.nodualidad.info/colaboraciones/el-libre-albedrio-no-existe.html