Este fenómeno óptico -el rayo verde- es tremendamente escurridizo y, por ello, mágico y cautivador. Desgraciadamente sólo se podrá contemplar si el horizonte está despejado y se cumplen una serie de condiciones atmosféricas, que veremos más adelante.
Las creencias más enraizadas giran en torno al amor. Algunas de ellas aseveran que si una pareja lo observa, su amor se sella para el resto de sus vidas. En el siglo XIX circulaba en Escocia una fábula que afirmaba que quien contemplaba el rayo verde durante una puesta de sol era una persona enamorada.
Cuando esta historia llegó a oídos de Julio Verne se puso a trabajar en una novela con esta base argumental, el resultado fue «El rayo verde» (1882), una de sus obras menos conocidas.
La trama es muy sencilla, dos solteros escoceses que tienen bajo su tutela una sobrina huérfana -Elena Campbell- se afanan por encontrar el famoso rayo verde (green flash) para disipar las dudas que tiene la joven antes de casarse. Si Elena contempla el rayo verde indica que ha encontrado el amor de su vida y, por tanto, deberá casarse con su prometido.
Desde un punto de vista descriptivo el rayo verde consiste realmente en un destello que, además, no siempre tiene que ser de color esmeralda, también puede ser azul, si bien es más difícil de observar. Este fenómeno óptico atmosférico dura apenas uno o dos segundos y emerge del borde superior del disco solar.
La verdad es que no es nada fácil de observar, ya que para poder contemplarlo es preciso que se cumplan una serie de circunstancias: el aire debe estar en calma, no tiene que haber turbulencias atmosféricas y las capas más próximas al horizonte deben actuar a modo de prisma, permitiendo la separación de los colores.
Si todo esto se cumple y queremos disfrutar de su contemplación lo mejor es que nos situemos en un punto elevado frente a un horizonte marino en el preciso momento en el que el sol está a punto de desaparecer (ocaso) o cuando se dispone a emerger (orto).
Ayudados por la tecnología
Es complicado ver el destello verde para el ojo desnudo, pero no sí hacemos uso de la tecnología. Puede bastar con una simple fotografía en el momento adecuado para inmortalizarlo.
La observación de las fotografías revelará datos que a simple vista se nos escapan como, por ejemplo, que comienza a aparecer en los dos extremos del arco solar, pero no en el centro, y que a medida que va desapareciendo queda reducido a un último reflejo verde, rodeado por un cielo anaranjado.
Para finalizar, subrayar que este fenómeno cromático no es exclusivo del sol, también puede observarse en la luna y en otros planetas.