Mindfulness, design thinking, inteligencia emocional, coaching, felicidad creativa, think tanks, empowerment, emprendizaje y autosuperación…
“La creatividad institucional del ser humano sólo ha quedado en suspenso cuando se le ha permitido al mercado triturar el tejido humano hasta conferirle la monótona uniformidad de la superficie lunar” escribió Polanyi.
En la superficie lunar sólo nos queda seguir esos discursos que nos aleccionan a ser emprendedores y nos exigen ser empleables (capital humano) y flexibles, tener disponibilidad permanente para el cambio de empleo continuo y con condiciones de trabajo cada vez más inestables y menos reguladas.
En este modelo post-fordista, los empleos ya no son para toda la vida.
Esto no es nada nuevo, de hecho, es una vuelta atrás. Dos sociólogos franceses, Luc Boltanski y Ève Chiapello (El nuevo espíritu del capitalismo) explican que estas cualidades, (la autonomía, la espontaneidad, la movilidad, la pluricompetencia, la disponibilidad, la creatividad, la intuición visionaria, la sensibilidad…) están sacadas directamente del repertorio de Mayo de 1968. “Sin embargo, estos temas, que en los textos del movimiento de mayo de 1968 iban acompañados de una crítica del capitalismo” ahora están “puestos al servicio de las fuerzas que antes trataban de destruir”.
“La utopía del último management es más bien una retropía, se ha inventado (o mejor, reinventado) el individualismo carismático y superviviente del pionero” nos explican, por su parte, los sociólogos Luis Enrique Alonso y Carlos J. Fernández Rodríguez. “Cada vez más radicalmente a una apelación constante al riesgo, la individualización, el cálculo personal, la naturalización de la inseguridad y el darwinismo social disimulado bajo todos los lenguajes tecnológicos, políticos y psicológicos”
La vuelta al darwinismo social responsabiliza al individuo de su situación, ya que no sabe adaptarse en estos vaivenes constantes, del ritmo frenético de las innovaciones tecnológicas y la competencia feroz. Los más rezagados, los que son incapaces de autorealizarse al extremo, tienen las terapias como solución. «La afirmación de que una vida no autorrealizada necesita terapia es análoga a la afirmación de que alguien que no utiliza al máximo el potencial de sus músculos está enfermo, con la diferencia de que en el discurso psicológico ni siquiera está claro qué califica como un “músculo fuerte”» Eva Illouz, socióloga (La salvación del alma moderna).
Más que soldados fieles, nos exhortan a ser piratas y dar rienda suelta a nuestra creatividad y pensamiento intuitivo frente a las trabas de la burocracia, de la racionalidad, del control estructurado. Y sin embargo “por el más viejo principio burocrático, hasta la lucha contra la burocracia genera más burocracia” advierten Luis Enrique Alonso y Carlos J. Fernández Rodríguez, eso sí “esta vez dirigida a construir normativamente los intereses de los mercados internacionales.” Reglamentaciones, proyectos, controles, verificaciones… normas y directivas cada vez más detalladas y precisas. Tratados, controles, bloqueos normativos de fronteras (no tanto para las cosas sino para las personas) que construyen ese “desencanto al desencanto” del que hablaba el antropólogo Ernest Gellner. Es decir, un estado asocial, apolítico que crean las jaulas que ya no son de hierro (de racionalización, cálculo, eficiencia tecnológica y control), sino de goma (de coacción flexible a través de discursos emotivos y místicos…) pero mucho más competitiva e individualizada que la anterior. Vuelve el cálculo egoísta adornado con un envoltorio de felicidad, inteligencia emocional y resiliencia, y vuelve la competencia del más fuerte demonizando a las “personas tóxicas”.
Para la adhesión y el compromiso continuo al capitalismo, “se reincorpora aquello que en buena medida, puede cuestionarlo, es decir, el espectro de los afectos” escribe el filósofo Alberto Santamaría en “Los límites de lo posible”. Las emociones en sí mismas son motores de cambio político, pero sometidas a un autocontrol (inteligencia emocional), dentro de la producción y fuera del impulso político, pueden ser perfectamente productivas dentro del sistema neoliberal. “La creatividad, por ejemplo, ya no es un proceso crítico, cuestionador del sistema reglado, como en el romanticismo, sino una herramienta necesaria en la gestión y dirección de empresas”.
Hoy el poder adquiere cada vez más una forma permisiva. En su permisividad, incluso en su amabilidad, depone su negatividad y se ofrece como libertad.
La psicopolítica neoliberal está dominada por la positividad. En lugar de operar con amenazas, opera con estímulos positivos. No emplea la ‘medicina amarga’, sino el «me gusta». Lisonjea el alma en lugar de sacudirla y paralizarla mediante shocks. La seduce en lugar de oponerse a ella. Le toma la delantera. Con mucha atención toma nota de los anhelos, las necesidades y los deseos (…). La psicopolítica neoliberal es una política inteligente que busca agradar en lugar de someter.”
Byung-Chul Han (Psicopolítica, neoliberalismo y nuevas técnicas de poder).
Fuentes:
Arlie Russell Hochschild. «La mercantilización de la vida íntima.»
Luc Boltanski y Ève Chiapello. «El nuevo espíritu del capitalismo.»
Luis Enrique Alonso y Carlos J. Fernández Rodríguez. «Poder y sacrificio.»
Eva Illouz, socióloga. «La salvación del alma moderna.»
Alberto Santamaría. «Los límites de lo posible.»
Byung-Chul Han. «Psicopolítica, neoliberalismo y nuevas técnicas de poder.»
Marina González Guerreiro, artista, ilustración de la portada.
http://unaantropologaenlaluna.blogspot.com/2019/12/capitalismo-afectivo-la-imaginacion.html