Este 22 de diciembre a las 04:19 horas tiempo universal se lleva a cabo el solsticio de invierno en el hemisferio norte y el solsticio de verano en el hemisferio sur. En el norte se trata del día más oscuro del año, tradicionalmente asociado con la muerte del sol y su renacimiento. En el sur, el máximo esplendor.
Históricamente esta ha sido una de las fechas más importante en el calendario religioso para numerosas culturas tradicionales que rigen sus fiestas por un calendario lunisolar, ligado a los procesos de la naturaleza. Algunas personas han sugerido que el solsticio fue la inspiración para colocar la Navidad en fechas cercanas, reemplazando sincréticamente fiestas romanas como las saturnalias y las celebraciones del Sol Invictus en Roma. La fecha marca también el ingreso del sol a la constelación de Capricornio, regida por Saturno. El filósofo neoplatónico Porfirio, el primer activista del vegetarianismo y los derechos animales, escribió sobre esto:
Los romanos celebran su Saturnalia cuando el Sol está en Capricornio, y en esta festividad, los sirvientes usan los zapatos de aquellos que están libres, y todas las cosas son distribuidas comunalmente entre ellos; el legislador sugiriendo con esta ceremonia, que aquellos que son sirvientes en el presente, serán más tarde liberados por el festejo de la Saturnalia, y por la casa atribuida a Saturno, i.e. Capricornio; cuando revivan en el signo, y se hayan despojado de las vestimentas materiales de la generación, regresarán a su felicidad prístina, a la fuente de la vida.
Los solsticios juntos con los equinoccios marcan los cuatro ejes del año solar y las estaciones como las conocemos en Occidente. Asimismo, es tradicionalmente un momento celebrado por las llamadas culturas paganas, para las cuales la naturaleza no es una masa inerte, sino una encarnación del espíritu y la inteligencia divina del cosmos. Más allá de esto, desde una perspectiva cronobiológica o incluso desde una sensibilidad poética a la luz, como siempre repetimos en estas fechas, el solsticio permite reconectar con los ritmos y los procesos naturales. En este caso, el proceso simbólico que encarna el solsticio para toda la naturaleza es la muerte y el renacimiento. Una sensación que Albert Camus expresó alguna vez cuando dijo: «En medio del invierno encontré en mí un verano invencible.» Y es que el solsticio es, después de todo la fiesta del triunfo de la luz, lo que los romanos llamaban Sol Invictus.
Por otra parte, este solsticio coincide con el 600 aniversario de la muerte de Je Tsongkhapa, el lama «del valle de la cebolla», fundador de la orden gelug del budismo tibetano, la cual tiene entre sus monjes más ilustres nada menos que al actual Dalai Lama. En diversas partes del mundo hoy los tibetanos celebran lo que consideran es el «parinirvana» de Tsongkhapa haciendo ofrendas, recitando oraciones, circunambulando stupas y demás.
https://feedly.com/beta/entry/O7ol1m6VVO2YKZzYOV4QG91JBBD+rB0kbbpBZSVMF08=_16f29597b5e:11050a6:69b9f616