Hakuin Ekaku es sin duda una de las grandes figuras del budismo zen, gran revitalizador de la escuela rinzai. Hakuin se ordenó como monje cuando tenía cerca de veinte años, y emprendió una búsqueda de auténticas enseñanzas. En un periodo de su vida se enfermó gravemente, pero obtuvo enseñanzas de un ermitaño llamado Hakuyu, con las que logró curarse. Estas enseñanzas, que incluyen concentración en el aliento y visualización, al parecer son parte de la tradición taoísta del qigong, pero evocan también algunas de las prácticas del yoga interno del tantra budista.
Hakuin logró curarse y encontró una poderosa vitalidad que lo acompañó por el resto de su vida. A los 42 años obtuvo la iluminación leyendo un pasaje del Sutra del loto. Posteriormente se dedicó a enseñar y, pese a que el zen postula una vía de iluminación súbita, Hakuin hizo énfasis en la importancia del trabajo, la disciplina y el entusiasmo, condiciones que hacen posible dicho despertar.
Hakuin es conocido además por su gran capacidad literaria, como poeta y maestro del dharma. Su texto más famoso probablemente sea la «Canción del zazen«, texto que versa sobre la idea esencial del zen: reconocer la naturaleza búdica aquí y ahora. Especialmente afortunada es la metáfora del Buda como el agua y los seres sensibles como el hielo. ¿Cuál es la diferencia entre el agua y el hielo? ¿Cuál es la diferencia entre un Buda y tú? Ambos son, como si fuere, el mismo elemento, sólo que uno reifica su naturaleza y de alguna manera la congela, detiene lo que es pura fluidez apegándose a ideas como el yo o la permanencia. Asimismo, Hakuin muestra que la interdependencia del universo es completa, pues el mismo Buda no existe sino en dependencia de los seres sensibles.
Lamentablemente no podemos acceder a la belleza de sus versos en japonés, pero aun así esta traducción nos deja ver en parte la esencia luminosa de su mensaje y la profundidad filosófica de su enseñanza.
«Canción del zazen«
Desde el principio todos los seres por naturaleza son Buda,
como el hielo no es otra cosa que agua.
De la misma manera que sin agua no hay hielo,
sin los seres no hay Buda.
¡Cuán cerca la verdad, y cuán lejos la búsqueda!
¡Somos como alguien en el agua que sufre de sed!
Como un príncipe vagando entre los pobres,
perdido en los caminos de la ignorancia,
dando vueltas por el terrible samsara,
de oscuro sendero a oscuro sendero,
¿cómo nos liberaremos de la muerte y el renacimiento?
¡Oh, el zazen del mahayana es el camino
al más alto destino!
Devoción, arrepentimiento, entrenamiento,
generosidad y las varias perfecciones
-todas nacen del zazen.
Aquellos que prueban el samadhi del zazen una vez,
con eso tienen para erradicar
crímenes, karma e impurezas desde tiempo inmemorial.
¿Entonces donde quedan todos los senderos oscuros?
La Tierra Pura está cerca.
Escuchar esta verdad una vez siquiera
con corazón abierto, y practicar la sabiduría,
logra bendiciones infinitas.
Y aún más si miramos hacia dentro y notamos nuestra verdadera naturaleza:
que la verdadera naturaleza no tiene esencia inherente,
nuestro yo es no-yo, así vamos más allá de las palabras.
Aquí la causa y el efecto son iguales. Ni dos ni tres es el Camino.
Cuando entiendes que la forma es no-forma,
tu ir-y-venir no ocurre en ningún lugar más que en el que estás.
Cuando entiendes que tu pensamiento es el pensamiento de lo que no tiene pensamiento,
tu bailar y cantar no son más que la voz del dharma.
¡Cuán ilimitado es el cielo del samadhi!
¡Cuán refrescante es la luna brillante de la cuádruple sabiduría!
Siendo así, ¿acaso algo falta?
El Nirvana se muestra abiertamente,
el lugar donde te encuentras es la Tierra del Loto,
y tu cuerpo -el cuerpo del Buda.
https://pijamasurf.com/2019/12/la_cancion_del_zazen_el_poema_clasico_de_hakuin_sobre_reconocer_la_budeidad_aqui_y_ahora/