En japonés se le llama «kuuki o yomu» y tiene que ver con la capacidad de entender el lenguaje no verbal y los códigos sociales.
Cuando subes por una escalera mecánica ¿te haces a un lado para otros puedan pasar? Y si alguien dice que hace calor en la habitación ¿abres la ventana?
Si no haces ni uno ni lo otro, te tenemos una mala noticia: no eres capaz de «leer el aire».
Conocer las reglas no escritas que rigen la vida social implica comprender el ambiente en el que te mueves, sin importar cómo está configurado.
Esa es una habilidad apreciada en cualquier parte del mundo, pero en Japón, donde gran parte de la comunicación tiende a ser indirecta, esa habilidad adquiere otra dimensión.
«Leer el aire» —kuuki o yomu, en japonés, traducido también como «leer el ambiente»— es algo que se hace constantemente. Y «leer mal el aire» puede arruinar un buen negocio o incluso una relación amorosa.
En Japón, el kuuki o yomu está ligado a múltiples ámbitos, desde la tecnología de reconocimiento facial hasta los videojuegos, lo que muestra cuán arraigado está a la vida diaria.
El año pasado, un tuit se volvió viral en ese país asiático: un hombre de negocios conoció a un cliente potencial en Kioto, y después de un rato, éste alabó el reloj del empresario.
Al principio, el hombre comenzó a explicarle las funciones del reloj, pero pronto se dio cuenta que lo que realmente el cliente quería era que él mirara el reloj y se diera cuenta de la hora para así acabar la conversación.
Rochelle Kopp, quien dirige una compañía de entrenamiento en relaciones culturales, dice la comunicación indirecta existe en la mayoría de los países, pero que en Japón es más prominente.
«En otras palabras, en Japón es especialmente importante. Y de no ser capaz de desenvolverte bien con esa comunicación no hablada, podrías tener problemas. Socialmente, se espera de ti que seas capaz de leer los mensajes indirectos, las reglas de comportamiento no escritas».
Para Yoko Hasegawa, profesora de japonés de la Universidad de Berkeley, de Estados Unidos, para poder «leer el aire» hacen falta distintos tipos de conocimiento —cultural e histórico—, a la vez que una cierta familiaridad con el interlocutor.
«Dos individuos que se estén alabando mutuamente podrían en realidad ser archienemigos. Si es así y no puedes leer el aire, podrías hacer algún comentario que terminara por aumentar la hostilidad entre ambos», explica.
«Debido a que mi conocimiento es inadecuado, es muy difícil para mí leer el aire en espacios sociales en, por ejemplo, Estados Unidos», agrega..
En Japón, si estás hablando alto en de un vagón del tren en el que todos están en silencio, o si le sigues hablando a un cliente que ha perdido el interés en la conversación, corres el riesgo de ser encasillado como un KY: un término peyorativo que viene de kuuki ga yomenai o, en español, «incapaz de leer el aire».
«En todos los grupos hay un miembro o un par que se considera KY», le dice a la BBC Shinobu Kitayama, editor de la publicación académica «Personalidad y psicología social» y profesor de la Universidad de Michigan, en Estados Unidos.
«Muchas veces, éstas serán excluidas de discusiones importantes en distintas organizaciones. Y a veces, incluso el no saber leer el aire una de las razones por las que un niño es víctima de acoso en la escuela. Si para ti (leer el aire) resulta estresante, esto es un problema».
Perfeccionando los gestos
Aprender a leer el aire implica saber identificar las señales no verbales.
David Matsumoto, profesor de psicología en la Universidad Estatal de San Francisco, se ha dedicado a estudiar lo que él llama las «microexpresiones»: tics faciales e involuntarios que puede revelar las verdaderas emociones de las personas.
Por ejemplo: un cliente te dice que está contento con el trabajo que estás haciendo, pero una contracción muy sutil de los labios o el arqueo de las cejas podría significar que no está siendo honesto del todo.
Notar estas microexpresiones, junto a otros signos de comunicación no verbal, es fundamental en toda interacción, sin importar donde estés.
«El silencio es una buena pista no verbal. Cambiar de posición es una pista no verbal», dijo Matsumoto.
«Todo esto forma parte del lenguaje no verbal que ayuda a entender el significado del contexto», añadió.
Matsumoto dirige Humintell, una compañía que realiza talleres sobre cómo descifrar mejor microexpresiones y otras señales no verbales.
Pero no es el único: en Tokio, el investigador Kenji Shimizu dirige el Instituto para las Ciencias y Ser Sensibles a la Situación.
Shimizu enseña a sus alumnos —la mayoría de ellas, empresarios japoneses o funcionarios— cómo mejorar sus microexpresiones.
Utiliza un sistema desarrollado por el psicólogo Paul Ekman, quien acuñó el término y describe estos sutiles cambios faciales como «filtraciones emocionales involuntarias«.
Shimizu utiliza material visual para mostrarles a sus clientes varios ejemplos de la vida real.
Uno de ellos es la entrevista que hizo en 2007 el famoso beisbolista Álex Rodríguez, en la que mintió sobre si se había dopado o no para mejorar su rendimiento. Y un rictus en la costado de la boca pone en duda sus propias palabras.
Para hacer su análisis, el experto utiliza un software que analiza, mediante una cámara en tiempo real, siete emociones básicas del ser humano que se expresan en el rostro.
«Si notas el disgusto de alguien —nariz arrugada— o la ira —ceño fruncido, labios tensos—, aun cuando estén disfrazadas con una sonrisa, deberías tomar en consideración esas señales y preguntarle a la persona qué es realmente lo que quiere o piensa», anotó Shimizu.
Aplicando el sistema
Ahora, descifrar el lenguaje corporal es solo una parte de la habilidad, mucho más extendida, de saber «leer el aire».
También se trata de desentrañar el contexto de la situación. Eso es especialmente importante en Japón, un país donde los mensajes no siempre son hablados, sino implícitos e inferidos.
Leer el aire está tan arraigado en la cultura japonesa que incluso hay un videojuego sobre el tema.
«Kuukiyomi: Considéralo» se lanzó para la plataforma de Nintendo Switch el mes pasado.
Al jugador se le presenta un centenar de situaciones delicadas y obtiene puntos cada vez que es capaz de leer el aire de manera adecuada.
Uno de esos escenarios muestra un viaje en tren. El asiento junto a ti está libre. De un momento a otro, una pareja se sube en tu vagón. ¿Qué haces? Si lees bien el aire, te levantas y dejas que los dos integrantes de la pareja se puedan sentar juntos.
Mejorar tu lectura
Ahora ¿cómo podemos mejorar la lectura del aire especialmente en los casos en que desconocemos las claves culturales?
«Parte del proceso es ponerse en los zapatos de otra persona», dice Kitayama. Incluso aunque parezca estresante, puedes estar seguro: «Puedes cultivar esas habilidades».
A veces la práctica lleva a la perfección y Hasegawa recomienda un proceso de «prueba y error a través de la socialización», así como «cultivar el deseo de comportarse como los demás».
Tener incluso un poco de conocimiento del contexto cultural ayuda a saber qué hacer a continuación, agrega Matsumoto, ya sea que estés mirando la cara de alguien o leyendo una sala.
«Todo se remite a algunas nociones realmente básicas, como ser respetuoso con la otra cultura y mostrar interés. Si estás interesado, eso ayudará a escuchar mejor, a ser un oyente activo y también un observador activo «, dice Hasegawa.
«El kuuki o yomu definitivamente te obliga a prestar atención y a pensar en las señales que están emitiendo las personas que te rodean», dice Kopp.
«Ese es un buen hábito para cualquier empresario, sin importar la situación en que se encuentre».
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