«El aburrimiento llega cuando ya ni siquiera sabemos qué esperamos. Lo único que uno percibe en ese vacío, que muchas veces se inflama hasta convertirse en asco existencial, es el latido del tiempo en uno mismo. (…) No es lo mismo esperar que tener esperanza. La esperanza está del lado del futuro; la espera está atrapada en el instante.(…)
En muchos ámbitos de la vida esperamos a que algo madure y casi ni nos importa. No se le puede meter prisa al trigo. (…)
Dejamos de percibir el mundo, para recibir noticias sobre él»
Andrea Köhler. (El tiempo regalado. Un ensayo sobre la espera).
Los noruegos tienen en su idioma múltiples palabras referidas al tiempo libre en la naturaleza. «Friluftsliv» o vida al aire libre, fue un término acuñado en 1859 por el poeta noruego Henrik Ibsen, el autor de «Casa de muñecas», en su poema «En las alturas» (“Paa Vidderne”). En él, describe la importancia de pasar tiempo lejos para el propio bienestar físico y espiritual. El protagonista busca la soledad en la naturaleza para aclarar sus pensamientos sobre el futuro.
«Sentado en la solitaria cabaña de campo
reúno mi abundante captura
Hay lumbre, un taburete y una mesa
vida al aire libre (friluftsliv) para mis pensamientos»
Los alemanes gustan de la caminata o excursión (wanderung), especialmente por sus bosques. «La
gente que sufre gusta de visitar los bosques», escribió Robert Walser en «Berlin stories»: «Para ellos es como si el bosque sufriera con ellos en silencio, como si este comprendiera cómo sufrir y estar tranquilo y orgulloso en su sufrimiento». Una palabra del alemán que se refiere, precisamente, a esta soledad del bosque, o a la sensación de estar solo en el bosque, es «Waldeinsamkeit». No es para nada una palabra común en el habla, sino una palabra originada especialmente como motivo literario en el período romántico, el bosque como un ideal para el introvertido y soñador poeta. La primera vez apareció en 1796 en el cuento de hadas «La rubia Eckbert» de Ludwig Tieck.
«Estoy feliz de nuevo
No sufro
Aquí no hay envidia
Estoy feliz de nuevo
Soledad en el bosque».
El significado literal del término sueco «allemansrätten», es ‘el derecho de todos’, que en la Constitución de Suecia desde 1994 dice: «Todos tendrán derecho a la Naturaleza, según el allemansrätten». En finés: «jokamiehenoikeus», este derecho de acceso público a la naturaleza que también comparten Suiza y Noruega, consiste en poder transitar y pernoctar breve y temporalmente en terrenos abiertos de propiedad privada, con fines de recreación y ejercicio, siempre y cuando se respete y se cuide al medio ambiente, flora y fauna, a los propietarios y a todas las personas que disfruten del espacio. Aunque este derecho no se aplica a la llamada tierra vallada de uso privado.
El derecho de todas a disfrutar de, por ejemplo, lo que los suecos llaman «gökotta»: la costumbre de levantarse temprano por la mañana con el propósito de salir a escuchar el canto de los primeros pájaros. Tiene su origen en las celebraciones del Día de la Ascensión, fiesta cristiana que se celebra cuarenta días después del domingo de resurrección. Ingemar Liman en su libro «Traditional Festivities in Sweden», escribe: «La Ascensión se celebra a menudo levantándose temprano en la mañana (alrededor de las 3 ó 4 de la mañana) para ir a un bosque a oír cantar a los pájaros. Estas excursiones se llaman gök-otta, literalmente «el cuco (pájaro) de la mañana», ya que esta es la época del año cuando se puede escuchar la llamada del cuco».
«Jordnær» es otro concepto noruego que significa «los pies en la tierra» y simboliza la aceptación y la conexión con los ancestros, el patrimonio y el medio ambiente. Otra palabra que da una idea del amor que tienen los escandinavos por salir a la naturaleza es «sólarfrí», aunque ésta tiene truco. Significa ‘vacaciones de sol’, y la Vitamina D es la protagonista. Se trata de disfrutar de un día particular (e inesperadamente) soleado y cálido.
Pero los escandinavos también son expertos en disfrutar de las pequeñas cosas en el hogar. Los daneses tienen un concepto muy conocido: «hygge». Este término evoca una sensación de calor interno y de algo acogedor, comodidad, compartida o no, con placeres simples. Acurrucarte en el sofá con una manta y un buen libro. Confort y sensación de estar a gusto, en paz con el mundo, relajado. El «cosag» gaélico es también un pequeño agujero en el que arrastrase, de donde viene «cozy», acogedor, en inglés. Es cuando la lluvia y la humedad o la nieve de fuera hace que sintamos la llamada de un resguardo caliente, cómodo y hogareño, y con seres queridos, mejor. «Kos» es para los noruegos: una palabra que se refiere al estado del ser cuando está cálido, contento y, en general, tiene un buen momento de calma.
Es la misma sensación que el
«gezelligheid» holandés, aunque esta palabra deriva de la palabra «amigo», resaltando más la compañía.
En alemán tiene connotaciones similares la palabra «Gemütlichkeit», que describe los sentimientos de simpatía y compañía, y comodidad. Lo que para los finlandeses puede ser la palabra
«kodikas»: hogareño; y para los suecos:
«mysig», acogedor.
Los suecos tienen otro concepto con bebida: «fika», que viene de tomar café (kafferep). Aún siendo grandes consumidores de café, el centro del bienestar no lo da esta bebida, sino todo lo de alrededor: un espacio cómodo, relajado, con buena compañía y una buena conversación.
«Zevk» and «keyif» significan «placer» en turco, pero «keyif» es una palabra que se utiliza de manera especial en Turquía, algo así como «un estado placentero de relajación ociosa». Se trata de parar y disfrutar el momento, difrutando de lo que hay alrededor… La comida, la bebida, los amigos, las vistas, la música callejera, las puestas de sol… «Kefi» es en Grecia: pasión, dicha…
«Sabai» significa cómodo, pero eso no explica realmente cuán importante es esta palabra en Tailandia. «Sabai sabai», los tailandeses repiten las palabras para agregar un énfasis extra, una manera de decir: muy cómodo o realmente relajado, confortable, un estado de bienestar pleno. O tener el corazón cómodo: «sabai jai».
En muchos lugares de la Amazonía, hacen «caminos de pensamiento», unas profundas meditaciones a lo largo del territorio, o solamente sentados a la puerta de sus «malocas» o casas, que también son una nave para el pensamiento. También caminan el pensamiento durante la noche, tanto, que al día siguiente un saludo común puede ser «¿qué soñaste anoche?».
En Japón, aman a la naturaleza. La religión nativa, el sintoísmo, tiene una fuerte conexión con la tierra, en la qué se encuentran los dioses. No en vano, dos terceras partes del país está cubierto de bosque. Japón es uno de los países con una mayor proporción de bosques del mundo y con una gran diversidad de árboles, solo superado por países como Finlandia y Suecia.
«Shinrinyoku» en japonés, viene de baño de bosque (森林 bosque; 浴 baño), una terapia que se empezó a implantar en Japón a partir de los años 80 y que consiste en caminar por el bosque, pero con los 5 sentidos puestos en todo lo que te rodea.Además, gracias a Hisako Fujii, y su libro «Mosses, My Dear Friends», la observación de musgo se ha puesto de moda, en estos ecosistemas alfombrados de musgo.
Pero estamos hablando de un lugar en el que concentrar la atención y la conciencia de manera plena en lo que se está haciendo en el momento, en lo que ocurre en el presente, es parte de su tradición. Algunos ejemplos conocidos de las artes zen son la ceremonia del té, el teatro Nō, el arte floral ikebana, el cuidado de los bonsais… pero también tradiciones no tan conocidas como «tsukimi» (mirar 見 y luna 月), que consiste en contemplar la luna llena en Septiembre, en el equinoccio de otoño. O la poesía haiku, que captura el momento describiendo imágenes evocativas en pocas palabras:
Masaoka Shiki
«Primavera en el hogar.
No hay nada
y sin embargo hay de todo.»
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