Las trifulcas sociales y políticas tienen un mismo patrón neuronal

Ultras de fútbol en Alemania. Foto: Heptágono.

Las personas inmersas en grupos a veces pierden su individualidad, corren riesgos que normalmente evitarían y se acercan a los extraños con una hostilidad no provocada.

Dos ejemplos de estos conflictos intergrupales son los debates políticos y las peleas entre los fanáticos del fútbol.

En algunos casos, estos conflictos polarizados pueden deteriorar seriamente las relaciones entre grupos, a veces con consecuencias destructivas.

Una investigación desarrollada en la Universidad Normal de Beijing en China ha descubierto ahora los patrones cerebrales ocultos detrás de estas reacciones.

Dos regiones cerebrales específicas aparecen relacionadas con estos comportamientos: la corteza prefrontal dorsolateral y la unión temporoparietal. Más concretamente, la parte derecha de ambas secciones cerebrales.

La corteza prefrontal dorsolateral (DLPFC) está encargada de las funciones ejecutivas, como la memoria de trabajo, la flexibilidad cognitiva, la planificación, la inhibición y el razonamiento abstracto.

La unión temporoparietal (TPJ), llamada así porque en su interior se cruzan los lóbulos parietales y temporales, está relacionada con el proceso cerebral que permite a las personas centrar la atención en cosas o personas.

Hostilidad cerebral

Lo que ha descubierto esta investigación es que, cuando se desata la violencia intergrupal, estas dos regiones cerebrales desempeñan un papel determinante en los miembros de los grupos implicados.

Cuando los miembros de un grupo están tranquilos, las conexiones entre esas dos áreas cerebrales fluyen y son estables.
Sin embargo, cuando se desatan las tensiones, las conexiones entre esas dos áreas cerebrales se intensifican y propician la hostilidad intergrupal.

Cuanta mayor es la hostilidad intergrupal, mayor es la sincronización de la parte derecha de esas dos áreas cerebrales.

Una investigación anterior ya había determinado que la corteza prefrontal dorsolateral puede estar involucrada en el acto de engaño y mentira: inhibe la tendencia natural a decir la verdad.

Otras investigaciones habían determinado también que cuando está dañada, la unión temporoparietal reduce la capacidad de una persona para tomar decisiones éticas.

Implicaciones

El resultado de esta investigación es significativo porque arroja nueva luz a uno de los aspectos más relevantes de la conflictividad social: los conflictos psicosociales o subjetivos, cuyas causas se atribuyen a factores psicológicos.

Esas causas tienen que ver con el interés por reforzar una identidad colectiva frente a otros grupos y por marcar diferencias frente a otros colectivos.

La mayoría de las veces, son esos factores los que originan los comportamientos críticos para las personas y la sociedad.
Ahora sabemos que cuando observamos o padecemos episodios de violencia intergrupal, esas áreas cerebrales son las que rigen los comportamientos y reacciones de las personas implicadas.

Metodología

Los investigadores organizaron a 546 individuos en 91 competiciones intergrupales de tres contra tres personas y midieron la actividad neuronal y la sincronización de las regiones cerebrales implicadas dentro de cada grupo participante, usando espectroscopía funcional de infrarrojo cercano, que refleja los cambios del nivel de oxígeno en las neuronas.

Utilizaron dos sistemas idénticos de topografía óptica para registrar simultáneamente la actividad neuronal en la corteza prefrontal dorsolateral derecha, involucrada en la inhibición de los impulsos y la toma de decisiones estratégicas, y en la unión temporoparietal derecha, involucrada en considerar los deseos de otros y en lograr decisiones de consenso, explican los investigadores.

Luego analizaron estos datos y encontraron los patrones neuronales ocultos tras el comportamiento de los miembros de los diferentes grupos mientras ocurre un conflicto, como los debates parlamentarios, las peleas entre hinchas o las discusiones entre tertulianos.

Referencia

Within-group synchronization in the prefrontal cortex associates with intergroup conflict. Jiaxin Yang et al. Nature Neuroscience (2020). DOI: https://doi.org/10.1038/s41593-020-0630-x

https://www.tendencias21.net/Las-trifulcas-sociales-y-politicas-tienen-un-mismo-patron-neuronal_a45914.html

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